Normalmente, mucha gente espera con ansias la llegada de diciembre. Este mes suele traer- para la mayoría- connotaciones positivas: fiestas de fin de año en familia, verano, vacaciones. Pero, del otro lado del charco, en la sabana africana, para las niñas que cumplieron 9 años, diciembre no implica precisamente lo mismo porque saben que la niñez ha terminado y que pronto vivirán una dolorosa experiencia que marcará el resto de sus vidas: la mutilación genital.
Si bien, en la mayoría de los países de África la mutilación genital femenina está prohibida por ley, en las tribus, la tradición instalada hace años pesa más que las normas jurídicas y por eso los rituales aún se realizan. Las consecuencias son terribles y representan una condena para las mujeres que las atraviesan.
Sin embargo, una joven pudo sobrevivir a las imposiciones patriarcales de su aldea donde quisieron mutilarla y casarla a los 11 años y, desde ese momento, lucha por los derechos de las mujeres y en contra de estas ceremonias. Se trata de Lilian Naserian quien, a través de la Secretaría de Investigación, Internacionales y Posgrado de la UNCuyo, llegó a Mendoza para compartir su experiencia que refleja los diferentes tipos de violencia que padecen las mujeres en el mundo partiendo de la historia de su tribu, Masái, en Kenia.
Lilian, compartiendo su experiencia en Sitio Andino. Fotos: Yemel Fil.
Todo comenzó con el viaje de un periodista mendocino. Facundo García llegó hasta África para empaparse de nuevas culturas y experiencias que luego volcaría en su libro "Preguntas de los elefantes" (publicado por la editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo). Una vez allí, algunos le comentaron sobre el trabajo que hacía Lilian y decidió embarcarse en un viaje de 4 horas por la selva para llegar a ella.
"Ahí conocí su lucha. Hay tantas diferencias culturales. Me recibieron y trataron muy bien y cuando me iba de la aldea, un par de semanas después, vi cómo la imagen de Lilian se desvanecía mientras me alejaba y pensé: qué sola se queda acá peleando por lo que ella cree. Y si en el mundo hay buena gente ¿por qué nos sentimos tan solos? Si es así, entonces hagamos algo y ahí decidimos avanzar con el proyecto de traer a Lilian a contarnos su historia. Nos acercarnos a la universidad y tras un año y meses de trámites, hoy puede estar con nosotros. Creo que el periodismo todavía cambia vidas, las palabras llegan a los corazones y ahora comprobé esto de manera concreta", contó Facundo.
Lilian cumplió 25 años el pasado 8 de septiembre y llegó a esta edad de una forma completamente distinta a la manera en la que llegan sus compañeras: es soltera y no padeció la mutilación. ¿Cómo? La clave fue su madre.
"A mi mamá le habían hecho la mutilación y quedó anémica. Cuando me estaban preparando la ceremonia, justo escuchamos por la radio que una chica de una aldea cercana había muerto tras una mutilación por la cantidad de sangre que había perdido. Ahí fue cuando mi madre comenzó a tener miedo de perderme. No quería poner en riesgo la vida de su hija conociendo ahora las consecuencias que podía tener", comenzó a relatar Lilian.
Y continuó: "Entonces armó una estrategia. Primero convenció a mi padre para que no fuera una curandera quien me hiciera la mutilación sino que fuera al hospital. Luego, habló con sus amigas- porque son las amigas de la madre quienes llevan a su hija a la ceremonia- y las convenció diciéndoles que no quería perderme y contándoles de la chica que había muerto tras el ritual".
Lilian se siente una sobreviviente y por eso lucha por los derechos de las mujeres. Fotos: Yemel Fil.
Así, Lilian y su hermano llegaron hasta el hospital donde los recibió una enfermera que ya estaba al tanto del plan. "Ahora vas a ir a tu casa fingiendo muchísimo dolor. Vas a permanecer en cama durante dos semanas, como si estuvieras recuperándote del procedimiento" y con esa orden, la joven se marchó.
Ahora empezaba la segunda parte del plan: fingir que el procedimiento en el hospital había sido exitoso. "Tiempo después a mi mamá le preguntaron si me habían hecho la mutilación y ella respondía: sí, fue gran fiesta, muy hermosa". Es que en esos países, la mutilación genital es un paso de la niñez a la adultez y, por tanto, se realiza una celebración. A partir de este momento, ya pueden casarse y ser madres. El tema es que, en ocasiones, la intención es casarlas a los 11 años, como le sucedió a Lilian pero su madre también logró impedirlo.
Pasar por estas experiencias motivó a Lilian a empezar a trabajar en la igualdad de derechos y, con especial ahínco, en contra de la mutilación genital femenina. Por eso, llegó a Mendoza hace una semana y estará en la provincia hasta mediados de octubre compartiendo su historia y los proyectos que encabeza para colaborar.
"Estoy obsesionada con conseguir el acceso de las mujeres a la educación, a la salud. Es muy triste ver cómo cuidan de su bebé durante 9 meses en el embarazo y luego pierden la vida trayéndolos al mundo, mueren antes o sus bebés lo hacen. Además, Narok (la provincia donde vive) lidera el ránking de embarazo adolescente en Kenia. Hay muchas violaciones y abusos de todo tipo. Esto trae consecuencias terribles. Otro problema grave son las enfermedades respiratorias", expresó la joven de 25 años.
Es que, en estas aldeas las casas tienen ventanas muy pequeñas y las mujeres cocinan y calefaccionan con leña. Pasan la mayor parte del tiempo en el interior y ellas y sus hijos desarrollan más tarde afecciones respiratorias. "Creo fervientemente que la salud es el derecho que te habilita a luchar por todos los demás", dijo.
Ahora Lilian piensa solamente en seguir adelante con su lucha que realiza cada día. En su tribu ha conformado un foro de mujeres al que pueden acercarse todas las de la zona- hay otras tres aldeas en la cercanía- y ahí se informan sobre cómo luchar contra los rituales y costumbres que padecen hace tiempo. Incluso, el pasado 8 de marzo, en el Día Internacional de la Mujer, las 50 que se acercaron a la reunión "juraron solemnemente no participar de estas ceremonias. ¿Cómo? No llevando agua, no arreglándose para la fiesta, negándose a llevar a hijas de sus amigas a que se sometan al ritual. Comprobaremos si está funcionando en diciembre que es la época donde se realizan", indicó.
Por su rendimiento académico, fue invitada a estudiar en la universidad, se graduó en Artes (Inglés y Literatura). Es la primera que viaja en avión en toda su región donde viven alrededor de 500 mujeres y no tiene ninguna intención de abandonar su tarea. "Soy una sobreviviente. Sobreviví al casamiento precoz y arreglado y a la mutilación femenina y voy a seguir trabajando para que nunca otra niña tenga que pasar por alguna de estas situaciones y no sufran por ser mujeres", concluyó.