Un estudio del Consejo Empresario Mendocino (CEM) le puso números a la debacle fiscal que padece el Estado de Mendoza. Con un análisis de los últimos diez años (entre 2007 y 2016) surgen varios puntos que permiten entender por qué la provincia tiene los problemas y deficiencias que arrastra, por qué la infraestructura provincial se deterioró tanto sin que el propio gobierno provincial pueda hacer algo más allá de suplicar asistencia financiera de la Nación y lo más grave a futuro: la creciente peso del sector público en relación al total de la economía y cómo se financió con mayor presión fiscal.
Estas son las principales claves y conclusiones de lo que ha pasado en la última década
En los últimos diez años aumentó el peso de los recursos tributarios en el total de los recursos provinciales desde el 58% en 2007 hasta el 70% en 2016, luego de alcanzar el máximo de la serie en 2015 con 74%. Estos se explica por la mayor presión fiscal (suba de impuestos) en paralelo con una pérdida de inversiones y caída en la producción principalmente del sector hidrocarburífero, que impactó sobre los ingresos vía regalías.
Para tener dimensión: en 2007 casi $0,42 de cada $1 que ingresaban al Estado de origen provincial eran tributarios. Al 2016 esa misma participación cayó a $0,30.
El impuesto a los ingresos brutos es la fuente más importante de ingresos provinciales, aunque, en el último año su incidencia se redujo desde el 59% al 54%. Como puede observarse, su peso en el total de los recursos provinciales creció ininterrumpidamente desde 2009 y hasta 2015, ubicándose hoy 15 puntos porcentuales por encima del 39% que representaba en 2007. Asimismo, el impuesto a los ingresos brutos, significó el 77% de los ingresos tributarios provinciales en 2016, algo menos que el 79% del año anterior.
La importancia relativa de los demás impuestos provinciales (sellos, inmobiliario, automotor y otros) en el total de recursos corrientes de origen provincial ha disminuido casi 3 puntos porcentuales desde el 19% en 2007, al 16% en el último ejercicio.
La presión fiscal no sólo subió, sino que se hizo más distorsiva ya que grava más el consumo que la riqueza.
2-Boom de ingresos
La crisis que vive hoy el sector público de Mendoza es mucho más grave si se tiene en cuenta el fenomenal crecimiento de los ingresos con los que contaron los sucesivos gobiernos. Para tener una idea valen estos dos cuadros que miden el crecimiento tanto de los recursos de origen provincial como los que llegaron desde la Nación:
Como se ve en los dos cuadros, los recursos de origen provincial en los últimos diez años se multiplicaron por nuevo o hasta 16 veces, mientras que los ingresos de origen nacional (coparticipación federal de impuestos y fondos especiales como viales y asistencia financiera no reintegrables) se multi8plicaron por entre 9,6 hasta 13,7 veces entre 2007 y 2016.
3-Gastos descontrolados
La contracara del boom de ingresos que vivió el Estado mendocino en los últimos diez años fue un crecimiento desbocado del gasto público provincial. Para tener una idea, en 2007 el Estado tuvo gastos corrientes totales por $3.959 millones. En 2016 el gasto corriente total alcanzó los $49.726 millones. Estamos hablando que en solo diez años el gasto corriente del Estado en Mendoza creció un 1.156%.
En diez años los gastos corrientes del sector público mendocino se multiplicó por 12,5 veces.
Se destacan, por su monto y peso relativo en el total del gasto corriente, el gasto en personal y las transferencias a municipios. La partida de personal alcanzó los $ 28.674 millones en 2016, monto que representó el 58% del total del gasto corriente. Este porcentaje es 3 puntos porcentuales menor al del 2015, año en el que se alcanzó el máximo del decenio analizado. Aunque el peso relativo del gasto de personal disminuyó, se encuentra holgadamente por encima del 53% registrado en 2005. En 2017 el Estado gastaba en salarios un total de $2.198 millones.
En tanto, las transferencias a municipios se mantuvieron en el promedio del 15% de las erogaciones corrientes para el decenio.
Ya en 2016 el gasto en personal empieza a bajar como porcentaje del total pero crece el pago de deuda. El año pasado el 6% de las erogaciones corrientes del Estado fueron a pagar intereses y gastos de la deuda, cuando en 2007 ese porcentaje era del 3%.
4-Sin ahorro y sin poder de fuego
Un boom de ingresos alimentado con mayor presión impositiva pero ahogado por un nivel de gastos desbocado trajeron como consecuencia el deterioro fiscal, el déficit y la pérdida de capacidad del Estado provincial de intervenir en la economía y financiar obra pública con recursos propios.
El ahorro corriente con los años se fue achicando hasta desaparecer en 2011. Y desde entonces el Estado arrastra déficit porque gasta más de los ingresos corrientes que tiene.
Durante el período 2007-2010 el ahorro corriente fue positivo, aunque decreciente, cayendo desde el 18,8% de 2005 al 3,2% de los recursos corrientes en 2010. Durante el año 2011, el ahorro corriente se extingue, manteniendo esta condición los años subsiguientes hasta el 2016, con la sola excepción del año 2014. En 2015 el déficit corriente llegó a los $2.476 millones o 6,9% de los recursos corrientes, el máximo de la serie. En el año 2016 la tendencia se revierte, al recortarse el déficit a $1.083 millones o 2,2% de los recursos corrientes.
Como es esperable, explica el informe del CEM, el déficit corriente persistente restringió la capacidad del gobierno provincial de realizar erogaciones de capital significativas, enfrentándolo a situaciones de déficit operativo recurrentes durante los últimos años.
5-Déficit crónico
El resultado operativo es la diferencia entre los ingresos totales (recursos corrientes más recursos de capital) y las erogaciones totales (erogaciones corrientes más erogaciones de capital). Desde 2008, cuando se logró un superávit de $42 millones, el Estado de Mendoza arrastra un déficit creciente.
Se destaca el deterioro progresivo del resultado operativo a través de los años, desde el último superávit en 2008 hasta alcanzar el máximo déficit de la serie en 2015, con $4.908 millones o 13,7% de los recursos corrientes. Con ello, en nueve de los diez años analizados, la Provincia tuvo déficit operativo. En el año 2016 el déficit operativo se redujo en $1.884 millones respecto de 2015, como consecuencia de una reducción del déficit corriente que alcanzó los $1.393 millones, y una disminución del déficit de recursos de capital por $491 millones.
6-Mayor dependencia del sector público
La participación del sector público en la economía provincial se ha ido incrementando paulatinamente durante la última década. Este indicador creció, casi ininterrumpidamente, entre 2007 y 2015.
Se observa que mientras que el PBG provincial creció en términos nominales siete veces entre 2007 y 2016, las erogaciones totales del estado provincial lo hicieron más de once veces en el mismo periodo.
En consecuencia, mientras el gasto público provincial representaba el 12% del PBG de Mendoza en 2005 y 14% en 2007, en la actualidad está en torno del 23%. Es decir, que en algo más de diez años prácticamente se duplicó el peso del sector público en relación a la economía local.
En el último año, conforme estimaciones del CEM basadas en fuentes no oficiales, ha comenzado a descender, revirtiendo ligeramente la tendencia, aunque aún muy por encima de los valores que alcanzara al inicio de la serie analizada.