La peritonitis infecciosa felina (PIF) es una enfermedad que preocupa a muchas familias que conviven con gatos en casa. Aunque se crea que solo afecta a animales que viven en la calle, un gato indoor también puede desarrollarla, lo cual genera dudas, miedo y angustia en sus cuidadores. Entender cómo ocurre es clave para actuar rápido.
¿Qué es la PIF y cómo se origina?
La PIF es una enfermedad grave causada por el coronavirus felino (FCoV), distinto al que afecta a las personas. Este virus es común en gatos y muchas veces sólo produce diarreas leves o pasajeras. Sin embargo, en un pequeño porcentaje el virus puede mutar dentro del organismo y provocar la PIF, una enfermedad sistémica que afecta órganos internos y provoca inflamación.
La PIF no se contagia entre gatos de forma directa.
Lo que se transmite es el coronavirus felino básico, que puede estar presente en refugios, criaderos o colonias.
La mutación ocurre dentro del cuerpo del gato afectado.
Por eso, un gato que no sale de casa puede tener PIF si se infectó del virus en el pasado (antes de ser adoptado, en la calle, en un refugio o incluso de su madre), y la mutación aparece tiempo después, a veces ante situaciones de estrés o baja de defensas.
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Síntomas a tener en cuenta en tu mascota
Los signos pueden ser sutiles al inicio. Observar cambios de comportamiento es esencial.
Los síntomas más frecuentes son:
Pérdida de apetito
Adelgazamiento progresivo
Decaimiento y menos actividad
Abdomen inflado por acumulación de líquido (en la forma húmeda)
Fiebre persistente
Cambios neurológicos o visuales (en la forma seca)
Si tu gato comienza a mostrar varios de estos síntomas, es fundamental consultar al veterinario de inmediato. Si tu gato comienza a mostrar varios de estos síntomas, es fundamental consultar al veterinario de inmediato.
Tratamientos disponibles y pronóstico
Hasta hace pocos años, la PIF era considerada mortal en casi todos los casos. Hoy, gracias a terapias antivirales modernas, el pronóstico cambió radicalmente. Existen tratamientos que logran tasas de recuperación superiores al 90% cuando se aplican correctamente y con seguimiento profesional.
Sin embargo, el tratamiento:
Suele extenderse entre 80 y 90 días
Puede administrarse en forma oral o inyectable
Requiere controles veterinarios periódicos
Representa un costo considerable, que varía según peso, forma clínica y acceso al medicamento
gato en la veterinaria
Si bien la PIF es una enfermedad grave para tu gato, tiene tratamientos muy efectivos
¿Se puede prevenir?
No existe aún una vacuna de uso extendido y eficaz, aunque hay investigaciones avanzadas. La prevención más efectiva es la higiene dentro del hogar:
Limpiar con frecuencia las bandejas sanitarias
Evitar que varios gatos compartan la misma bandeja si alguno tiene diarrea
Mantener rutinas estables y ambientes tranquilos
La PIF es una enfermedad seria, pero hoy ya no es sinónimo de despedida. Si tu gato recibe diagnóstico temprano y tratamiento adecuado, tiene altas posibilidades de recuperarse. Lo fundamental es observar, consultar a tiempo y no perder la calma: tu compañero felino te necesita cerca, informado y acompañado.