Mujeres en el vino: solo 3 de cada 10 empleos en bodegas son femeninos
Informe de BdA y WofA revela que solo 3 de cada 10 empleos en bodegas son femeninos. Persisten brechas de género y barreras en el liderazgo vitivinícola.
La vitivinicultura argentina enfrenta un reto que excede a la economía y la producción y se adentra en el terreno social: la persistente desigualdad de género en su estructura laboral y jerárquica. El informe Perspectiva de Género en el Sector Vitivinícola 2025, tercera edición de un relevamiento impulsado por Bodegas de Argentina y Wines of Argentina en el marco del programa Red Sustenta Vitis, pone en evidencia las dificultades para alcanzar un escenario de mayor equidad en el sector.
El estudio, realizado sobre 46 bodegas, se inscribe en una agenda internacional que busca compatibilizar la sostenibilidad económica, social y ambiental con compromisos de igualdad. En sintonía con las metas de la Agenda 2030 y las recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la industria vitivinícola argentina se enfrenta a la necesidad de revisar sus prácticas para dar respuesta a demandas crecientes de los mercados internacionales y de la sociedad en su conjunto.
Los datos centrales del informe confirman que la estructura del empleo en el sector continúa fuertemente masculinizada. De un total de 3.610 trabajadores, el 70% son varones y apenas el 30% mujeres, proporción que se mantiene prácticamente sin cambios desde 2022. La fotografía revela una regularidad difícil de modificar: por cada diez personas empleadas, siete son hombres.
La situación se replica en la distribución de tareas. De las 16 áreas relevadas, nueve están masculinizadas, seis feminizadas y solo una alcanza paridad. Las mujeres concentran su presencia en ámbitos como recursos humanos, calidad, turismo y servicios de comedor y limpieza; los varones, en cambio, dominan las funciones técnicas, operativas y logísticas. Esta división, conocida como segregación horizontal, reproduce estereotipos tradicionales que asignan a las mujeres roles de cuidado o de interacción, y a los hombres tareas vinculadas a la producción, la seguridad y las finanzas.
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El “techo de cristal” en las bodegas
El informe también analiza la segregación vertical, es decir, la distribución desigual de varones y mujeres en los niveles jerárquicos. Allí los resultados muestran que, pese a algunos avances, la presencia femenina en cargos de liderazgo continúa siendo minoritaria.
En puestos de operarios/as apenas el 18% son mujeres, mientras que en cargos de dirección y CEO rondan el 31%. Incluso en áreas intermedias como jefaturas y gerencias, los porcentajes femeninos no superan el 37%. La tendencia se agrava respecto de ediciones anteriores del relevamiento, ya que en directorios y cargos de conducción la participación femenina disminuyó algunos puntos.
Entre los obstáculos más señalados por las bodegas para explicar esta situación sobresalen tres: las dificultades para conciliar vida laboral y familiar (48%), las barreras culturales que asocian el liderazgo a atributos masculinos (43%) y el menor acceso a círculos de poder (46%). Otros factores como la maternidad, la falta de políticas de género y la persistencia de estereotipos se suman a un entramado que limita las trayectorias profesionales de las mujeres.
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De cada 10 empleados de bodegas solo 3 son mujeres y se desempeñan sobre todo en el area de servicios como el turismo.
Profesionales más preparadas
Un aspecto llamativo del relevamiento refiere a la formación académica de quienes acceden a cargos jerárquicos. Aunque son menos en número, las mujeres en puestos de conducción presentan un mayor nivel de estudios que sus pares varones. Mientras que el 7% de ellas completó posgrados, en el caso de los hombres el porcentaje es del 4%.
El dato sugiere que las mujeres deben acreditar una mayor preparación formal para alcanzar responsabilidades equivalentes, un fenómeno que los especialistas definen como “sobrecalificación”. La exigencia de estándares educativos más altos para ellas refleja las barreras adicionales que enfrentan para consolidarse en posiciones de liderazgo.
Violencia y políticas de género
La incorporación de la perspectiva de género no se limita a la distribución de cargos. El estudio indaga también en la existencia de situaciones de violencia sexista en el ámbito laboral. Entre las respuestas, un 28% de las bodegas mencionó la subestimación de la palabra de las mujeres, un 26% los comentarios sexistas y un 13% el acoso sexual.
Más allá de la gravedad de estos datos, lo más preocupante es que el 41% de las empresas respondió “no sabe/no contesta”, lo que muestra la falta de protocolos claros y mecanismos de prevención. La normalización de conductas discriminatorias, muchas veces invisibilizadas, constituye un obstáculo adicional para la equidad y expone la necesidad de fortalecer políticas empresariales de cuidado y protección.
Un desafío estratégico
El informe concluye que la vitivinicultura argentina enfrenta un desafío doble. Por un lado, el de garantizar derechos y condiciones de igualdad en el mundo del trabajo, tal como lo exige el Convenio 190 de la OIT ratificado por el país. Por otro, el de sostener su competitividad internacional en mercados que valoran cada vez más las prácticas empresariales con compromiso social y equidad de género.