Tensión en la economía

Mercados en alerta: el dólar sube, los bonos caen y JP Morgan baja proyecciones

La economía argentina enfrenta fragilidad: deuda en pesos, dólar en alza y proyecciones de JP Morgan a la baja generan mayor incertidumbre.

Los ADR de empresas argentinas registraron bajas significativas y el índice S&P Merval retrocedió en su medición en pesos y dólares. A ello se sumó la caída de los bonos soberanos bajo legislación local y extranjera, lo que acentuó la presión sobre los mercados vinculados con la deuda argentina.

El escenario resulta especialmente delicado porque ocurre en la antesala de una semana clave: el Gobierno debe enfrentar vencimientos por 13,7 billones de pesos en una licitación que pondrá a prueba la confianza del sistema financiero. En paralelo, el Ministerio de Economía instrumentó un canje con el Banco Central por unos 5 billones de pesos, con el objetivo de “limpiar” parte de los compromisos y despejar el camino hacia el llamado del miércoles, en el que la atención se concentrará en los 9 billones en manos privadas.

La deuda en el centro de la escena

La operatoria publicada en el Boletín Oficial detalla que el Tesoro entregará a la autoridad monetaria una Lecap con vencimiento en diciembre, mientras el Banco Central se desprenderá de sus tenencias en otra Lecap que expira este viernes. Estas operaciones, habituales en los días previos a vencimientos de magnitud, reflejan la necesidad de reforzar la caja del Tesoro y, al mismo tiempo, de reducir la incertidumbre que genera la acumulación de compromisos en plazos tan cortos.

El secretario de Finanzas, Pablo Quirno, será el encargado de presentar el menú de bonos para la licitación. El objetivo central consiste en retener los pesos que, de no encontrar destino en deuda pública, podrían presionar sobre la inflación o el dólar. Esta dinámica introduce una fuerte volatilidad en las tasas de interés, lo que erosiona la estabilidad financiera. Según el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), los bancos atraviesan dificultades crecientes para administrar su liquidez.

En períodos de excedentes temporales, las tasas tienden a caer, pero en los momentos de licitación se disparan hacia niveles elevados para absorber pesos.

El resultado inmediato es un mercado en tensión permanente, donde la estabilidad se sostiene sobre una sucesión de licitaciones y renegociaciones. En la última convocatoria, el rollover apenas alcanzó el 61%, lo que obligó al Gobierno a lanzar un llamado complementario y al Banco Central a modificar las normas de encajes, forzando a las entidades financieras a aceptar bonos en condiciones poco atractivas.

La semana pasada, ante reclamos de los bancos, se dispuso un nuevo cambio regulatorio respecto al cómputo de cauciones y pases pasivos y activos. La incógnita es si estas modificaciones serán suficientes para convencer a los bancos de renovar sus tenencias en las próximas colocaciones.

JP Morgan y la visión externa

El panorama de corto plazo encuentra un correlato en la mirada de los grandes inversores internacionales. El banco de inversión JP Morgan recortó su proyección de crecimiento para la Argentina en 2025, llevándola del 5,3% al 4,7% interanual. La entidad advirtió que la incertidumbre política y la volatilidad de las tasas de interés limitan las perspectivas de expansión, mientras la economía real comienza a mostrar signos de enfriamiento.

Para el tercer trimestre, la proyección es de una contracción de 0,8%, con una recuperación parcial hacia el segundo semestre, aunque a un ritmo insuficiente: apenas 1,5% anualizado. Los datos oficiales ya reflejan esta tendencia: en junio, la actividad cayó 0,7% en términos desestacionalizados y acumuló dos descensos consecutivos. El crecimiento trimestral fue de 0,3%, muy lejos del dinamismo exhibido en el inicio del año.

El enfriamiento también se percibe en el crédito. En pesos, el financiamiento al sector privado apenas creció 1% real en el segundo semestre, con un aumento de la morosidad debido a las altas tasas. En dólares, la expansión fue más dinámica -153% interanual-, pero corresponde a un segmento reducido y altamente dolarizado de la economía.

Los indicadores adelantados de julio ratifican la tendencia: las ventas de autos cayeron 10,4% y la producción industrial retrocedió 2,8% mensual. Estos datos constituyen señales claras de que el rebote iniciado en 2024 pierde fuerza.

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El JP Morgan redujo las previsiones de crecimiento para la economía argentina en un clima de incertidumbre y volatilidad del dólar y los bonos.

El JP Morgan redujo las previsiones de crecimiento para la economía argentina en un clima de incertidumbre y volatilidad del dólar y los bonos.

Sectores en recuperación parcial

JP Morgan identificó algunos sectores que sostuvieron la actividad desde mediados del año pasado: servicios financieros (+27,5%), comercio (+8,3%), construcción (+12,2%), industria (+1,2%) y minería (+7,8%). Sin embargo, el análisis advierte que tanto la construcción como la industria siguen muy por debajo de los niveles alcanzados en 2017 y 2022.

La fragilidad estructural se hace evidente en la comparación de largo plazo: la actividad de junio fue apenas 0,5% superior al promedio del último trimestre de 2024, pero todavía 0,8% inferior al récord de noviembre de 2017. Este rezago marca los límites de la recuperación en curso y muestra que la economía argentina convive con un piso de estancamiento difícil de superar.

Ajuste fiscal y tensiones políticas

La visión de JP Morgan también incluyó un análisis del frente fiscal. El Gobierno celebró un triunfo político al defender en Diputados el veto presidencial al aumento jubilatorio, evitando un impacto de 1,2% del PBI en las cuentas públicas. El recorte de gasto constituye una pieza central del programa económico de Javier Milei.

Sin embargo, no todos los vetos prosperaron. La Cámara baja revocó la objeción a la ley de emergencia en discapacidad, con un costo estimado de 0,3% del PBI, aunque la decisión final dependerá del Senado. La tensión política alrededor del gasto social expone otra arista de la fragilidad: la dificultad para sostener un ajuste de magnitud en un contexto de deterioro social y pérdida de poder adquisitivo.

En términos contables, el superávit primario acumulado en julio fue de 1,1% del PBI, mientras que el resultado financiero se ubicó en 0,3%. Para 2025, la proyección apunta a un superávit primario de 1,7%, apoyado en una combinación de recortes y caída real del gasto.

Los ingresos, si bien crecieron 2,8% interanual en julio, siguen 12,2% por debajo del nivel de 2017. El gasto de capital cayó a mínimos históricos y los subsidios económicos se redujeron un 50,5% respecto del promedio del período 2017-2023.

El desafío de la deuda interna

Uno de los puntos más críticos del análisis es la concentración de vencimientos de deuda en pesos. Entre agosto y diciembre de este año equivalen al 11,5% del PBI, una cifra que obliga a renovar mes a mes un volumen colosal de compromisos. JP Morgan proyecta un rollover del 80%, pero advierte que la porción en manos privadas será la más difícil de refinanciar.

La experiencia reciente confirma esa preocupación. Cada licitación se convierte en un termómetro de confianza y en un factor de volatilidad para tasas, bonos y acciones. El Gobierno necesita convencer al mercado de que la deuda en pesos es sostenible, pero la elevada tasa real de interés, si bien asegura la estabilidad de corto plazo, erosiona la viabilidad en el mediano.

Una economía sostenida con alfileres

La fotografía actual muestra una economía que avanza a fuerza de ajustes fiscales, regulaciones financieras y licitaciones de deuda que se renuevan de manera compulsiva. La aparente estabilidad cambiaria y el superávit primario, celebrados por el oficialismo, descansan sobre una arquitectura precaria que podría resentirse ante cualquier shock externo o político.

La fragilidad de la economía argentina no es una novedad, pero sí se profundiza en la medida en que el crecimiento se desacelera y las tensiones sociales aumentan. La baja en las proyecciones internacionales, la caída de la actividad en junio y los retrocesos en indicadores adelantados de julio constituyen señales de alarma.

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