El informe mensual de CONINAGRO correspondiente a abril muestra que nada ha cambiado en las economías regionales y advierte que más de la mitad de las economías regionales analizadas presentan señales críticas.
Los datos y testimonios corresponden al relevamiento de abril de 2025 de las economías regionales realizado por CONINAGRO.
El informe mensual de CONINAGRO correspondiente a abril muestra que nada ha cambiado en las economías regionales y advierte que más de la mitad de las economías regionales analizadas presentan señales críticas.
Según el “Semáforo de Economías Regionales”, elaborado por el área de Economía de la entidad, 9 actividades productivas se encuentran en rojo, lo que representa un empeoramiento respecto al mes anterior. En total, se identificaron 3 actividades en verde, 7 en amarillo y 9 en rojo, mostrando una fotografía preocupante del estado del agro en Argentina.
El semáforo es una herramienta de análisis visual que busca simplificar la complejidad y heterogeneidad del sector agropecuario. Evalúa tres dimensiones fundamentales: el componente negocio (precios y costos), el productivo (área sembrada, stock y producción) y el componente mercado (exportaciones, importaciones y consumo interno).
Las actividades que se ubican en rojo son: algodón, arroz, cítricos dulces, forestal, mandioca, papa, peras y manzanas, vino y mosto, y yerba mate. El informe remarca que la principal causa de esta situación es el deterioro del componente negocio, es decir, precios que no acompañan la inflación y costos en alza.
Esta pérdida de competitividad se agrava en un contexto donde las exportaciones no logran traccionar los precios debido a un tipo de cambio apreciado, mientras que el consumo interno sigue debilitado. Algunas de estas economías, como vino y mosto o yerba mate, acumulan doce meses consecutivos en rojo, sin señales claras de recuperación.
Por otra parte, bovino, miel y ovino lograron posicionarse en verde durante abril. En estos casos, los precios se ubicaron por encima de la inflación y los costos evolucionaron por debajo, generando una mejora en los márgenes del negocio. También se observaron signos positivos en la producción y en el comercio exterior.
Un caso destacado es el de la producción apícola, que logró mejorar su situación tras un período de condiciones climáticas favorables. Diana Aguirre, productora de miel en Loreto, Corrientes y dirigente cooperativa explicó que tuvieron “un clima equilibrado, sin inundaciones ni sequías, lo que favoreció el trabajo de las abejas. Esto nos permitió tener una buena cosecha, con una producción abundante y de excelente calidad. Nuestra miel es muy valorada, tanto por su sabor como por su origen natural, ya que las colmenas están junto a los Esteros del Iberá y no hay contaminación”.
Las siete actividades restantes se ubicaron en amarillo, lo que indica una situación de estabilidad sin mejoras contundentes ni retrocesos marcados. En este grupo figuran aves, granos, leche, hortalizas, maní, porcinos y tabaco. En la mayoría de los casos, las señales de advertencia responden a un desfasaje entre precios e inflación, o a condiciones de mercado todavía inestables.
Por ejemplo, en leche, los precios y costos permanecen por debajo de la inflación, aunque se registró un aumento en exportaciones y consumo. En aves, si bien los precios mejoraron y los costos descendieron, la producción cayó. En granos, se espera un incremento en la producción, pero los precios siguen deprimidos.
Uno de los aspectos destacados del informe es la evolución del componente mercado. Las exportaciones se mantuvieron activas en varias actividades, funcionando como vía de escape ante la presión sobre el mercado interno. Sin embargo, también crecieron las importaciones, impulsadas por la normalización en los pagos, la apreciación cambiaria y una mayor apertura comercial. En algunos casos, esto provocó un aumento preocupante de las compras externas, lo cual complica aún más a los productores locales.
El informe de CONINAGRO muestra con claridad las asimetrías que atraviesan al agro argentino. Mientras pocos sectores logran sostener o mejorar un poco sobre la media su rentabilidad, la mayoría sigue enfrentando problemas estructurales, con precios retrasados, altos costos, consumo débil y un tipo de cambio que no acompaña.
El “Semáforo de Economías Regionales” busca poner el foco en esas tensiones y dar visibilidad a la realidad productiva de todo el país. En un contexto macroeconómico volátil, la recuperación del agro dependerá no solo de las condiciones climáticas y del mercado, sino también de políticas públicas que logren equilibrar los incentivos y sostener el desarrollo regional.