El vino argentino brilla: Tim Atkin calificó 1.314 etiquetas con más de 90 puntos
El vino argentino destaca en el informe 2025 de Tim Atkin, con puntajes récord, diversidad regional y una evolución en estilo, calidad y sostenibilidad.
En un contexto desafiante para la industria vitivinícola, el vino argentino volvió a destacarse en el plano internacional con la publicación del “Argentina Special Report 2025” del Master of Wine británico Tim Atkin. El informe no solo elogió la calidad sostenida de los vinos nacionales, sino que también celebró la diversidad territorial, la innovación enológica y la creciente sofisticación estilística que caracterizan a la producción vitivinícola actual.
Atkin recorrió el país durante 25 días, en una visita organizada por Wines of Argentina (WofA), abarcando regiones que van desde Jujuy hasta la Patagonia, y degustó más de 1.700 vinos de casi 300 bodegas. Su evaluación concluyó con resultados que reafirman el posicionamiento internacional de Argentina como productor de vinos de alta gama y gran identidad regional.
Uno de los aspectos más relevantes del informe 2025 fue el enfoque federal e inclusivo del recorrido. Por primera vez desde la pandemia, Atkin regresó a la Patagonia, donde mantuvo encuentros con 13 productores de Río Negro y Neuquén, lo que pone de relieve la expansión de la vitivinicultura argentina más allá de los polos tradicionales como Mendoza y San Juan.
Esta mirada territorial diversa responde a una transformación profunda del sector, que está incorporando regiones emergentes como Buenos Aires, y consolidando otras de altura, como los Valles Calchaquíes y —super destacando— al Valle de Uco, como zonas productoras de vinos de altísima calidad y fuerte personalidad.
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Tim Atkin, el reconocido crítico británico presentó su informe del vino argentino.
Vino argentino: reflejos de excelencia
Los números hablan por sí solos: 1.314 etiquetas superaron los 90 puntos, 170 obtuvieron más de 95, cinco alcanzaron los 98 y tres lograron la calificación máxima del informe: 99 puntos. Atkin fue enfático al subrayar que, si bien ningún vino obtuvo los codiciados 100 puntos —una nota que, según él, está perdiendo valor en otras publicaciones—, los mejores exponentes argentinos se acercaron mucho a ese ideal de perfección.
Además de la calificación por puntaje, el reporte incluye 22 menciones especiales, destacando figuras y proyectos que impulsan al sector desde diversas aristas: enología, agronomía, enoturismo y gastronomía.
Di Césare, protagonista del año
Entre los reconocimientos, sobresale el de Germán Di Césare, director enológico de Bodega Trivento, quien fue distinguido como Enólogo del Año 2025. Atkin elogió su capacidad para combinar excelencia técnica con una notable consistencia en grandes volúmenes de producción, sin perder calidad ni identidad.
Desde su incorporación a Trivento en 2002, Di Césare ha sido responsable del diseño de líneas clave como Reserve, Golden Reserve y Eolo, posicionando a Trivento Reserve como el vino argentino más vendido en el mundo. Su trabajo encarna una síntesis exitosa de eficiencia industrial y sofisticación enológica, una combinación muy valorada por el crítico británico.
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Germán Di Césare, director enológico de Bodega Trivento
Desafiante contexto productivo
La publicación del informe se dio en un marco de recuperación parcial para el sector. Luego de una cosecha históricamente baja en 2023, el 2024 mostró una mejora significativa: la producción de vinos y mostos creció un 32,8% interanual. No obstante, el consumo interno continúa en declive, con una caída del 1,2%, y la rentabilidad de los productores está amenazada por la presión inflacionaria y la inestabilidad del tipo de cambio.
Las exportaciones crecieron en valor, aunque el ritmo es lento, especialmente en el segmento de vinos fraccionados. El pronóstico para 2025 es moderado: se espera una buena cosecha, pero persisten incertidumbres económicas que podrían afectar los márgenes del sector.
Evolución de estilo que marca tendencia
El informe también subraya una transformación estilística en los vinos argentinos, que cada vez se alejan más de los perfiles intensos y concentrados del pasado. Hoy se priorizan la frescura, la fineza y la expresividad del terroir, con una menor intervención en bodega, menos roble y niveles de alcohol más bajos. Este cambio favorece la elaboración de vinos gastronómicos, versátiles y bebibles, alineados con las tendencias globales.
Otro fenómeno relevante es la ampliación varietal: si bien el Malbec sigue siendo la bandera del vino argentino, hay una clara valorización de otras cepas como el Cabernet Franc, la Bonarda, el Chardonnay, y de estilos como los rosados, los espumantes y los vinos dulces.
La sostenibilidad también se consolida como eje estratégico. Numerosas bodegas están adoptando prácticas de agricultura regenerativa, buscando minimizar su impacto ambiental y producir vinos más auténticos, que reflejen fielmente el carácter del viñedo y del año.
Nuevas generaciones, nuevas miradas
El protagonismo de jóvenes enólogos y de proyectos innovadores se manifiesta en los reconocimientos del informe. Figuras como Luciano Bastías (Corazón del Sol), premiado como Enólogo Joven del Año, y emprendimientos como The Vines of Mendoza, destacado por su propuesta de enoturismo, dan cuenta de una renovación generacional que trae consigo nuevas ideas, enfoques disruptivos y una visión integradora del vino como experiencia cultural.
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En su conclusión, Tim Atkin fue contundente: “Los vinos argentinos están mejorando cada vez más”, incluso frente a vendimias difíciles y un contexto económico adverso. La conjunción de diversidad regional, alta calidad, apertura varietal y compromiso con la sostenibilidad permite vislumbrar un futuro vibrante para el vino argentino en los mercados más exigentes del mundo.