Enzo Servera tiene 15 años, su pasión es el fútbol y nada lo detuvo para jugarlo, ni siquiera una condición física con la que nació. Te invitamos a conocer la historia de vida de un joven que sueña con un futuro ligado al deporte de sus amores.
Tiene 15 años, llega al arco en su silla de ruedas y hace todo lo posible para ayudar a su equipo a ganar: "Atajar es mi pasión, así que nada me va a detener".
Enzo Servera tiene 15 años, su pasión es el fútbol y nada lo detuvo para jugarlo, ni siquiera una condición física con la que nació. Te invitamos a conocer la historia de vida de un joven que sueña con un futuro ligado al deporte de sus amores.
Enzo antes era jugador de campo en la plaza barrial donde compartía con sus amigos de partiditos, la 25 y de algunas Coca Cola después de la tarde de intensa actividad futbolística. Con el tiempo comenzó a sentirse más cómodo siendo el responsable de evitar los goles que convirtiéndolos y, de esta manera, encontró en el arco su lugar predilecto.
Teniendo a Franco Armani como referente e ídolo en el puesto, en diálogo con Sitio Andino, el arquero mendocino expresó que para él el fútbol es "una pasión, significa compañerismo, alegría, amor y disfrutar" y que lo descubrió muy de chiquito cuando veía los partidos de la Selección y de River.
Actualmente juega en Defensores de la Edison, escuela que tiene como profesor a Eduardo Ovcar, y entrena en calle Tirasso y Buena Nueva, de Guaymallén. Sobre "el profe Edu" y el equipo de profesores solo tiene palabras de cariño y agradecimiento: "Hacen un muy buen trabajo conmigo y con mis amigos y compañeros. Son profesores amorosos y siempre nos acompañan en todo, no solo en el fútbol".
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"Me siento muy bien cuando atajo las pelotas, cuando mi equipo va ganando, pero yo siento que venimos a divertirnos. Eso es lo más importante", relata el hincha de River que también remarca: "Me gusta Franco Armani y otro de mis ídolos es el Pity Martínez, nunca me voy a olvidar del 3 a 1 a Boca en Madrid".
Con respecto a su fututo manifestó que quiere terminar la secundaria y luego seguir estudiando para tener una vida ligada a fútbol: "Quiero ser técnico. Voy a estudiar para eso. Me gusta ver partidos, analizarlos, ver cómo podría mejorar el equipo, por eso quiero ser técnico".
Sus limitaciones físicas nunca lo limitaron y él mismo explicó su diagnóstico: "Nací con algunas dificultades, me falta una parte del hueso de las piernas, es como que falta un sector de pierna y de rodilla. Igual me puedo mover bien, más allá que en el 2021 o en el 2022 me rompí la articulación del tobillo, pero ya estoy mejor".
Para llegar al arco Enzo se moviliza en una silla de ruedas, que es impulsada por algún profesor o por su papá Agustín Servera, el hincha número 1 del arquero juvenil: "Atajar es mi pasión, así que nada me va a detener. Quiero que la gente me vea atajar, yo sé que es llamativo pero quiero que me vean como a cualquier persona". También aclara que por más que su papá sea el hincha número 1, cuentan con la ayuda de su abuela quien siempre lo lleva y lo trae de los entrenamientos.
Enzo Servera es un ejemplo de superación, de amor por la pelota y es un fiel referente de que no existen límites que puedan segmentar el desarrollo de las personas. Con alegría dentro y fuera de la cancha, con el apoyo de sus seres queridos y de sus profesores, buscará seguir atajando y aprendiendo para, el día de mañana, tener los conocimientos suficientes para capacitar a los jugadores del futuro.
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