Día de la Memoria

"Emigren Prostitutas"

Entre 1973 y 1976, durante el tercer gobierno peronista, comienzan a operar bandas parapoliciales y paramilitares que buscaron sembrar el terror en toda la Argentina. La más conocida de todas fue la Triple A, que operó en la provincia de Buenos Aires y el centro del país. Pero cada provincia tuvo sus propios comandos. En Mendoza los dos más importantes fueron el Comando Anticomunista Mendoza (CAM) y el Comando Moralizador Pío XII que comienzan a actuar a mediados del '74. El CAM tenía similitudes operativas con la Triple A, es decir, perseguir a personas acusadas de comunistas y subversivos. El Comando Pío XII, en cambio, tenía la particularidad de perseguir a mujeres en situación de prostitución, con las mismas prácticas represivas que aplicaban a dirigentes gremiales, estudiantiles y políticos. Las mujeres eran secuestradas en las noches, torturadas, violadas y asesinadas, y sus cuerpos eran arrojados en Papagallos, San Isidro o Canota, en el pedemonte. Basta leer los diarios de la época para encontrar publicaciones acerca de la aparición de cuerpos quemados y con signos claros de tortura. Entre esas víctimas había prostitutas, estudiantes, dirigentes gremiales y hasta personas que tenían participación en hechos ilegales como narcotráfico, en los que también participaba la Policía de Mendoza.

El comando fue una creación mendocina y no hay antecedentes de la existencia de otros grupos paraestatales similares en el país con tales características moralistas. Las brigadas moralizadoras operaban durante las noches impartiendo terror entre las prostitutas que trabajaban en la Cuarta Sección de Ciudad. Algunos testimonios escuchados en los juicios ventilados en los tribunales federales de Mendoza dan cuenta de sus primeras apariciones arrojando en las calles papeles con la advertencia: "Emigren prostitutas, Comando Pío XII". En plena calle y a la vista de cualquiera, bajaban de sus autos y las golpeaban con palos o cadenas hasta dejarlas agonizantes. "Por cuestiones de género, nadie le prestó especial importancia a esas mujeres, a pesar de que se sabía que sucedía", sostiene la investigadora del CONICET y Dra. en Historia, Laura Rodríguez Agüero.

Poco tiempo después, el diario Mendoza recibió un comunicado en el que el propio Comando se definía como: "un grupo moral y defensor de la salud pública y que sale a la lucha, ya que se observa que la acción de la policía y los jueces está totalmente limitada por una acción débil e inocua, donde no se observa una verdadera acción represiva contra la manifestación de la corrupción que existe en nuestra ciudad". En el mismo texto adelantaban que "serían inmisericordiosos en el castigo a las prostitutas, que con su desenfadada presencia en la vía pública atormentan y ofenden de raíz las prácticas de buena costumbre y pública moral mínima de toda sociedad decente". Según Rodríguez Agüero, estas brigadas no pudieron haber surgido en un lugar más propicio a sus fines que en la conservadora sociedad mendocina. "Con látigos de tiento, cadenas, garrotes de goma y cartuchos cargados con sal ahuyentamos la presencia indecorosa de las mujeres públicas, como así también con un perro doberman, especialmente adiestrado para desnudar personas, que responde al nombre de Savonarola. Res non verba", decía el final de comunicado. Girolamo Savonarola fue el confesor dominico de Lorenzo de Médici, encargado de organizar la célebre Hoguera de las Vanidades, en 1497. Claro que los cartuchos de sal fueron sólo el prefacio de los crímenes de esas mujeres, a las que habitualmente baleaban en la cabeza, luego de largas sesiones de tortura y agresiones sexuales.

Tanto el Pío XII como el CAM respondían a las órdenes del Vicecomodoro Julio César Santuccione. La investigadora agrega que lo integraron policías retirados y en actividad, y jóvenes de la ultraderecha mendocina. Algunos lo vinculan a ciertos sectores ultraconservadores de la iglesia católica local, en especial de la Iglesia Santo Domingo.

Para entender por qué las prostitutas eran su blanco, Rodríguez Agüero sugiere buscar en los argumentos de la lucha clasista que se dio durante los años previos al Terrorismo de Estado. "Por suerte desde la marea feminista estos temas son más fáciles de entender. Pero no hay otra forma de comprenderlo si no tenemos en cuenta que la dictadura fue una revancha clasista hacia los trabajadores, y que también fue una revancha patriarcal. Las Fuerzas Armadas llegaron al poder con un discurso muy fuerte que llamaba a las mujeres a regresar al hogar". Desde la interpretación que hace la especialista, con sus prácticas legales e ilegales, el gobierno militar trató de subvertir las relaciones intergenéricas que se habían dado desde la década del 60 en adelante. "Recordemos que las mujeres ingresaron masivamente a las universidades, se acrecentó su participación en el trabajo fuera del hogar y apareció la píldora anticonceptiva", añade. Todas estas transformaciones preocupaban mucho a los sectores conservadores de la sociedad argentina. Rodríguez Agüero explica que el aparato terrorista tuvo un castigo diferencial hacia las mujeres. "Cuando uno analiza los métodos represivos de la dictadura, vemos que cuando las víctimas eran mujeres había un castigo extra, donde el más común era la violencia sexual".

Aún hoy, no se sabe exactamente cuántas prostitutas fueron ultimadas por el temible Comando Pío XII. Según los registros históricos del diario Los Andes, entre 25 y 30 personas sin militancia comprobada fueron asesinadas entre 1974 y el 24 de marzo de 1976. Es posible que entre esas víctimas se encuentren varias de las prostitutas levantadas de las calles de Mendoza y que nadie reclamó. Tampoco fueron tenidas en cuenta por la reparación estatal otorgada ya en democracia ni fueron llamadas a declarar en ningún juicio. "Estas chicas, que eran jóvenes y pobres, no tenían organización y creo que la reparación es algo que tenemos pendiente", opina Rodríguez Agüero.

Se sabe que muchas de ellas estuvieron secuestradas en el D2 y algunas, que lograron salir de allí con vida, hasta visitaron a los familiares de los detenidos. Los padres de los secuestrados escucharon de boca de esas mujeres las primeras noticias en meses sobre sus hijos. Años más tarde, varios sobrevivientes del terrorismo de Estado manifestaron su gratitud por los gestos solidarios que las prostitutas tuvieron durante su cautiverio. Algunos incluso están convencidos que ellas les salvaron la vida.

http://www.sitioandino.com.ar/n/275592-edgar-godoy-relata-el-horror-y-la-esperanza-en-forma-de-comic/

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