De hecho, el último Boletín Epidemiológico del Ministerio de Salud y Deportes, publicado el 20 de diciembre, que incluye al suicidio como una enfermedad epidémica, da cuenta de esta problemática. "El intento de suicidio representa un problema de salud pública creciente y prioritario tanto a nivel mundial como regional, implica un fenómeno complejo, multicausal, en el que interactúan diversos factores: biológicos, psicológicos, sociales, culturales y medioambientales", destaca.
El informe da cuenta de que durante el año 2024 hasta la Semana Epidemiológica 49 (30-11-2024), se han notificado 791 eventos definidos como intento de suicidio, en la provincia de Mendoza. Cabe aclarar que de estas personas, 41 tuvieron dos o más episodios notificados.
Del total de casos, 5 fueron notificados como “intento de suicidio con resultado mortal”; los restantes fueron sin resultado mortal. La mayoría de los casos fueron de mujeres.
Alarma: niños y adolescentes que intentan suicidarse
El Boletín Epidemiológico señala que se observan casos notificados a partir del grupo etario de “5 a 9 años” y hasta “más de 65 años". En la distribución porcentual, el 75% de los casos se encuentra comprendido entre los 10 y 34 años, siendo el grupo de “15 a 19 años” el que presenta el valor más alto, que corresponde al 24% de los casos.
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Otro de los datos es que el principal mecanismo de intento de suicidio en el período observado, según los datos disponibles, corresponde a sobreingesta de medicamentos (53%).
Nuevo paradigma: hacia un abordaje integral
En septiembre de este año el ministro de Salud, Rodolfo Montero, presentó el Programa Provincial de Abordaje de la problemática del suicidio, que tiende a la prevención, posvención y sistematización de la problemática, para que sean planificadas y coordinadas desde un único lugar.
Lo que se plantea es que el personal de salud trabaje con criterios unificados y procedimientos transversales en todos los departamentos de la provincia, con un enfoque interdisciplinario e intersectorial, con asistencia territorial.
"Con este programa, desde el ministerio se optimizarán los recursos de salud mental para atender a la población afectada, lo que posicionará a Mendoza como una provincia de referencia", señalaron al momento de la presentación.
Prevalencia y tendencias globales
La Organización Mundial de la Salud identifica varios factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de que un joven cometa o intente cometer un suicidio.
Los jóvenes que tienen algún problema de salud mental o física tienen un mayor riesgo de padecer trastornos psicológicos y de suicidarse. Se estima que el 95 % de las personas que se suicidan tienen un trastorno psicológico en el momento de su muerte. Estudios del Reino Unido en 2016 demostraron que más del 35% de los niños y jóvenes que se habían suicidado habían buscado ayuda médica para un problema de salud física antes de su muerte (Universidad de Manchester, 2016).
- Situación socioeconómica:
Más del 70% de los suicidios del mundo ocurren en países considerados de ingresos bajos o medios (OMS, 2023). La falta de recursos reduce la disponibilidad y accesibilidad a los servicios de salud, lo que causa desesperación por la denegación de alimentos y otros servicios esenciales y puede estar vinculado a una mayor prevalencia del suicidio.
Las normas, prácticas, valores y expectativas culturales pueden conducir a un aumento de los índices de suicidio juvenil al crear entornos estresantes.
El maltrato de niños y jóvenes puede hacer que sufran trastornos psicológicos y, en los casos más extremos, llevarles al suicidio. A escala mundial, el abuso y el abandono constituyen uno de los factores de riesgo más significativos en el suicidio adolescente.
En países donde las armas de fuego son más accesibles, el acceso a las armas es un factor de riesgo clave del suicidio juvenil.
- Traumas familiares, duelo y antecedentes de suicidio:
Especialistas advierten que las tasas de suicidio juvenil son más altas en los niños cuyas familias presentan antecedentes de depresión o suicidio. Conflictos familiares graves, violencia doméstica, falta de comunicación y apoyo en el hogar, o experiencias de separación de los padres pueden generar altos niveles de angustia.
- Identidad de género y orientación sexual:
Los niños y jóvenes que se identifican como una minoría sexual dentro de su comunidad corren el riesgo de sufrir alienación y maltrato, lo que puede llevar a un mayor riesgo de suicidio, señalan expertos.
En un estudio realizado por la organización benéfica Just Like Us entre diciembre de 2020 y enero de 2021, se encuestó a 2934 adolescentes LGBTQIA+ de 11 a 18 años y se descubrió que el 68% había experimentado pensamientos suicidas.
- Presiones académicas y acoso:
Los jóvenes que sufren presiones académicas o maltrato en el ámbito escolar tienen un mayor riesgo de suicidio. Más de una cuarta parte de los jóvenes que se suicidaron en el Reino Unido en 2016 se enfrentaban a exámenes o resultados de exámenes en el momento de su muerte (Universidad de Manchester, 2016). Las formas extremas de acoso pueden desencadenar problemas de salud mental y empujar a los jóvenes al suicidio. En el Reino Unido, el 22 % de los intentos de suicidio entre los jóvenes pueden estar vinculados a casos de acoso (Universidad de Manchester, 2016).
Indicadores de riesgo de suicidio
Los niños y jóvenes suelen dar señales de advertencia que pueden ayudar a identificar y mitigar los riesgos de suicidio:
- Expresión suicida: los jóvenes que están pensando en el suicidio suelen mostrar esa intención a través de sus actos. Pueden hacerlo mediante notas e imágenes suicidas o con frases verbalizadas que sugieren o indican que no tienen la intención de vivir mucho más. En algunos casos, las tendencias suicidas pueden mostrarse a través de autolesiones.
- Cambios radicales en el comportamiento: los niños y jóvenes que están pensando en suicidarse suelen presentar cambios significativos en su comportamiento en cosas que de otro modo serían normales. Esto puede incluir cambios en los patrones de alimentación y sueño, en actividades y pasatiempos y en la apariencia física. Pueden tener un comportamiento impulsivo o imprudente y pueden tener dificultades para controlar sus emociones.
- Falta de interés: suelen apartarse de su entorno, ya que su estado mental y emocional los lleva a sentirse desconectados de la vida cotidiana. Puede incluir bajo rendimiento, alejamiento de los amigos y familiares y falta de respuesta a los elogios; en los casos más extremos, pueden llegar a regalar posesiones personales y tener problemas para enfocarse con claridad.
- Abuso de sustancias: el abuso de drogas y otras sustancias puede ser un indicador principal de desesperación juvenil y escapismo.
Boletin-Epidemiologico-N°11-2024.pdf
Prevenir el suicidio infanto-juvenil: consejos para madres y padres
- Escuchar sin juzgar: Motilla resalta que es “esencial que la persona en riesgo sienta que puede hablar abiertamente sobre sus pensamientos y emociones sin miedo a ser juzgada o castigada. Escuchar activamente y mostrar empatía puede ser muy reconfortante y continente”.
- Buscar ayuda profesional: “No se debe tratar de enfrentar esta situación solos. Es importante que la persona reciba ayuda de un psicólogo o psiquiatra. Por otro lado, el acompañamiento terapéutico es clave para manejar pensamientos suicidas”, expresa.
- Crear un entorno de apoyo emocional: Fomentar una relación de confianza, donde el hijo o la persona en riesgo sienta que puede recurrir a sus seres queridos para hablar de sus preocupaciones. En este aspecto, el psicólogo aclara que no solo se trata de “aconsejar”, sino “de estar presente y disponible”.
- Identificar señales de alerta: “Los padres deben aprender a reconocer los signos tempranos de que algo no anda bien: cambios de comportamiento, aislamiento, comentarios sobre el sentido de la vida o la muerte, y otros indicadores de malestar emocional”, continúa.
- Abrir el diálogo sobre el suicidio: Uno de los principales motivos que agrava el suicidio es el silencio en torno a esta problemática. Al respecto, Motilla reconoce que puede ser difícil abordar el tema, pero “hablar abiertamente sobre ello no genera el deseo de suicidarse. Al contrario, al preguntar de manera clara y directa, los padres pueden crear un espacio seguro donde sus hijos se sientan validados y comprendidos”.
- Fortalecer las redes de apoyo: “Aparte de la familia, es importante involucrar a amigos, maestros o mentores de confianza para crear un entorno seguro donde la persona se sienta apoyada”, completa.
Prevención del Suicidio: líneas de asistencia
Línea 148, opción 0:
Para toda la comunidad se encuentra habilitada la Línea 148, opción 0, que también es atendida por especialistas en salud mental para acompañamiento y asesoramiento, todos los días de 8 a 20.
Centro de Asistencia al Suicida en Argentina:
El Centro de Atención al Suicida (CAS) atiende en diferentes horarios, de forma anónima, gratuita y voluntaria.
Contacto: 135 (línea gratuita desde Capital y Gran Buenos Aires) | (011) 5275-1135 o 0800 345 1435 (desde todo el país). | CAS Mendoza: 0800 8000 135 (teléfono fijo); (+549) 261 557 0314 (WhatsApp, solo llamadas); 2622 540 949 (Guardia, llamadas comunes, fines de semana y feriados); @cas.mendoza.1 (Instagram).
Línea 102:
Niños, niñas y adolescentes cuentan con la Línea 102, a la que pueden llamar todos los días a cualquier hora, es decir que está disponible las 24 horas los 7 días de la semana.
En esta línea serán escuchados por un profesional de la salud para contener, orientar, asesorar sobre alguna situación que esté atravesando el niño o la niña.