En la cumbre del G20 en Río de Janeiro, finalmente la Argentina adhirió a la Alianza Mundial contra el Hambre y la Pobreza impulsada por Brasil. El Gobierno de Javier Milei era el único miembro que aún no se había sumado a esta iniciativa.
El Gobierno de Milei era el único que no se había sumado a la iniciativa de Lula. La adhesión argentina fue fruto de una ardua negociación diplomática.
En la cumbre del G20 en Río de Janeiro, finalmente la Argentina adhirió a la Alianza Mundial contra el Hambre y la Pobreza impulsada por Brasil. El Gobierno de Javier Milei era el único miembro que aún no se había sumado a esta iniciativa.
En el inicio de la cumbre, el presidente argentino y su par brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, compartieron un frío saludo. Ambos aguardaron distancia y solo se estrecharon la mano. Tras ello, posaron para la foto oficial junto a la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y la esposa de Lula, Rosângela Da Silva.
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La “Fuerza de Tarea para la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza” tiene como objetivo establecer la unión en todo el mundo para “reunir los recursos y conocimientos para la implementación de políticas públicas y tecnologías sociales comprobadamente eficaces” para la reducción de estas dos problemáticas.
Este proyecto global no está abierto solo a los miembros del G20, sino a todos los países que estén interesados en participar.
En este contexto, el gobierno dio a conocer un comunicado oficial explicando bajo qué condiciones ingresó a la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, que Lula lanzó en la cumbre de presidentes que sesiona en el Museo de Arte Nacional de Río de Janeiro.
“La República Argentina, expresando la voluntad democrática de su pueblo, se compromete a luchar contra el hambre y la pobreza mediante reformas de mercado que, además de su probada eficacia para alcanzar el doble objetivo de esta Alianza, respeten la igualdad de derechos de todos los individuos", señala el escrito.
Argentina se suma a esta Alianza Global recordando, de conformidad con su Documento Inicial, que ofrece un “enfoque de canasta de políticas (…) que no implica la aprobación colectiva de instrumentos o programas de políticas específicos”, y enfatizando que entre las opciones de políticas disponibles se contemplan “enfoques impulsados y orientados por el mercado”, sostiene el documento oficial.
Y completa, para tomar distancia ideológica de la propuesta original de Lula: “Las políticas socialistas violan los derechos de los individuos y, al asfixiar las economías de los Estados nacionales que las implementan, siguen provocando un subdesarrollo insostenible que impide cualquier lucha viable contra el hambre y la pobreza”.
Sumado a este posicionamiento de la Argentina, y a pesar de sus diferencias, junto con Brasil firmaron un memorándum de entendimiento para desarrollar infraestructura e interconexión para exportaciones de gas natural, con especial mención al “potencial” del yacimiento argentino Vaca Muerta.
Pese a la adhesión a la iniciativa que lleva adelante el anfitrión del encuentro, se espera que Milei rechace la agenda progresista y se confirme su alineamiento con Donal Trump.
La postura de Milei se contrapone con la agenda ambiental, las políticas de distribución de la riqueza y la equidad de género a las que sí impulsa Brasil. Lula, el gran enemigo ideológico regional de Milei, quiere volver al primer plano de la agenda geopolítica mundial en una cumbre que se realiza en un virtual “búnker” en el que convirtió al Museo de Arte Moderno de Río, bajo la custodia de 20.000 militares y policías.
Entre los temas a tratar están los conflictos en Ucrania y Medio Oriente, la Alianza Global contra el Hambre, la propuesta de una tasa a los superricos, la lucha contra el cambio climático, la transición energética y los desafíos de la Inteligencia Artificial (IA).
La cumbre de Río de Janeiro reúne a los principales líderes del mundo, entre ellos Joe Biden (Estados Unidos), Xi Jinping (China), Claudia Sheinbaum (México), Giorgia Meloni (Italia), Keir Starmer (Reino Unido), Narendra Modi (India), Emmanuel Macron (Francia) y Olaf Scholz (Alemania), entre otros.
Fuente: con información de TN e Infobae