balance de año

El primer año de Hebe Casado vicegobernadora: qué fue lo mejor y lo peor, los logros y lo que falta

La vicegobernadora brindó una entrevista a Sitio Andino para repasar cómo fueron estos primeros 12 meses de gestión. Lo que faltó, lo que viene, la crisis del PRO y el futuro de ese espacio.

Por Cecilia Zabala

Este domingo se cumple un año desde que Alfredo Cornejo y Hebe Casado asumieron la gobernación y vicegobernación de la provincia de Mendoza, acumulando así tres periodos bajo el mismo modelo de gestión, basado en la alianza UCR-PRO y otros partidos. A diferencia de muchos de sus antecesores, Casado ha marcado un estilo de mayor visibilización del rol, no solo desde su actividad (a veces polémica) en las redes sociales, sino por una agenda dentro y fuera de la Legislatura intensa.

Basta con revisar sus redes sociales para darse cuenta de que no es "una mujer de oficina". Nunca lo fue, incluso antes de meterse en la política. Pero mucho menos ahora. Con preferencia por el Sur (es oriunda de San Rafael) y el Valle de Uco, Casado está presente en cada actividad y evento al que es invitada, representando al Ejecutivo. " Me preguntan porqué gastó tanta nafta, que vean mis redes sociales y se van a dar cuenta", dice.

Médica inmunóloga reconocida y buscada por pacientes de toda la Provincia, se involucró activamente en la política con la irrupción del PRO, un espacio que buscó liderar en Mendoza en las últimas elecciones internas, pero no lo logró debido al triunfo de su oponente, un joven Gabriel Pradines que responde a Omar De Marchi, con quienes no tiene ningún tipo de diálogo. "No hablo con delincuentes", dice tras haber advertido en reiteradas oportunidades que "inclinaron la cancha" para ganar esa polémica interna, cargada de denuncias cruzadas y acusaciones de trampas.

Desde Sitio Andino la invitamos a hacer un balance de este primer año de gestión, donde la novedad no es tener una vicegobernadora mujer; pero si su impronta de vicegobernadora inquieta, que participa de cuanta actividad haya dentro y fuera de la Legislatura. La situación y su estilo nos permitió tutearla.

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¿Cumpliste las expectativas de este primer año?

"La verdad que se ha cumplido ampliamente, para mí por lo menos. Si bien empezó siendo un año lleno de incertidumbres por el cambio a nivel nacional, los recortes que se hicieron de diferentes planes y subsidios que venían de Nación, teníamos que reestructurar el presupuesto y no se sabía cómo iba a seguir, las paritarias que por la inflación eran casi todos los meses... Pero a medida que fue pasando el tiempo se fue acomodando la carga y creo que hemos terminado un año bastante equilibrado y ordenado, a pesar de cómo empezamos, donde obviamente la incertidumbre era lo que reinaba.

En lo que respecta a nivel de la Legislatura ha sido un año sumamente movido, donde obviamente el llegar con un equipo nuevo significó la movilización de un montón de cosas, entre ellos el pedido de quitar las tutelas sindicales de varios empleados de la Cámara, lo que obviamente generó una resistencia y generó mucho ruido interno, pero lo que hemos ido intentando hacer es acomodar lo que se hacía en la Legislatura, ordenarlo, hacerlo más eficiente. El presupuesto va a ser la primera ley que va a ser totalmente despapelizada, logramos conectar los paneles solares que estaban en la terraza y que nos significa un 30% de ahorro en cuanto al gasto de energía y también acomodar la situación de muchos empleados de la Cámara que venían trabajando desde hace mucho tiempo y por ahí no tenían el reconocimiento de su trabajo.

Hemos tenido récord de visitas de escuelas, de actividades que se han hecho en los dos salones que tiene la Legislatura, han estado en funcionamiento prácticamente todos los días, abiertos a la comunidad, que puedan utilizarlo como algo que es de ellos.

Además de eso, es una Legislatura que no ha parado durante este año, o sea ya llevamos más de 80 leyes sin contar las resoluciones, las declaraciones de interés que se han hecho.

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La mayoría de esas leyes han sido impulsadas desde el Ejecutivo...

La mayoría han sido impulsadas desde los diferentes ministerios y la mayoría ya están teniendo efectos en la gestión. Ejemplo de eso, de las 26 leyes que se trataron en salud, la que primero sintió el efecto fue la de residencias, donde aumentó el 70% de los inscriptos. El resultado lo vamos a ver dentro de cuatro años cuando se reciban esos médicos. Pero creo que es fundamental.

Otra cosa que también es fundamental es el REFORSAL, donde los efectores públicos han podido empezar a cobrarle a las obras sociales, a los privados, a los extranjeros los servicios que se dan por parte del sistema público y eso también ha incrementado el ingreso de dinero a cada uno de los hospitales, que obviamente se va a volcar en mejoramientos en la infraestructura y en la atención.

La verdad es que no me puedo quejar de la discusión que se ha dado dentro de la Cámara. De esas 80 leyes, la mayoría han salido con los consensos necesarios, con amplias mayorías, con alguna unanimidad. De esas 80 leyes, una sola tuve que desempatar. Creo que también es un logro por parte de todos los legisladores de poder tener diálogo necesario para poder modificar aquello que venía sucediendo.

¿Qué tiene más mérito, la búsqueda de consenso por parte del oficialismo o una apertura por parte de la oposición?

Creo que ya no es oponerse por oponerse, sino lograr posturas un poco más racionales y no tan pasionales, es una suma de cosas. Por un lado, que son leyes que tienen que ver con la gestión o con la experiencia que uno ha tenido durante las dos gestiones anteriores. Son cambios que realmente son necesarios y que eso la oposición lo entendió.

También una predisposición diferente de la gran parte de la oposición, no toda. Hubo una parte de la oposición que era el no por el no mismo, que decían una cosa y votaban otra. Por ejemplo, minería o el Código de Procedimientos Mineros: decían que estaban a favor de la minería, pero a la hora de votar, votaron en contra, que es una contradicción en sí y que por ahí no se entendió y quedaron mal parados. Creo que después de eso reconsideraron su postura e hizo que el resto del año fuera diferente.

También la apertura de parte de nosotros como oficialismo de que puedan aportar cambios. Por ahí uno también comete algún error o no ve alguna cosa y desde la oposición nos lo han marcado y lo hemos tomado como posible o como opción y se han hecho las modificaciones necesarias. Entonces creo que es una suma de cosas.

Estamos llegando a mediados de diciembre y se ve un clima distinto a otros años, cuando empezaba a aparecer el fantasma de los saqueos, cierta conflictividad social. Eso no está sucediendo ahora...

Yo creo que eso es multifactorial. Por un lado, que la situación económica se ha ido tranquilizando y acomodando, la inflación que tenemos hoy no es la inflación que había en diciembre del año pasado. En segundo lugar, que los agitadores de esas situaciones hoy no están. Se les han terminado las cajas y también con ese teléfono de denuncia que se ha hecho respecto a los que convocaban a marchas y tenían que ir, si no les sacaban el plan social; ha disminuido mucho la conflictividad en la calle. Y también la postura de parte del Ministerio de Seguridad de que aquellos que generan conflicto en la calle tienen sus consecuencias, van presos y tienen sus consecuencias legales.

Pero principalmente que la gente, en forma transversal, ya sean las clases bajas, medias, altas, ven con esperanza lo que está sucediendo a nivel nacional en lo económico. Siento que le están dando una oportunidad al presidente a que haga los cambios que necesita este país.

¿Crees que esos cambios se van a profundizar en el tiempo, o va a suceder como con Mauricio Macri que no logró continuar?

Creo que hay una mayor conciencia de situación de parte de la sociedad. No es lo mismo la forma como recibió el gobierno Javier Milei, con el nivel de conciencia de la sociedad, de la situación real que se estaba viviendo; a como lo recibió Mauricio Macri en el 2015. Si bien había una sensación de malestar, no era al nivel de lo que vivíamos el año pasado.

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Creo que ese nivel de conciencia de la sociedad es lo que le está dando margen de oportunidad a este gobierno para que haga los cambios que se tienen que hacer, que a pesar de haber hecho un ajuste, a pesar de haber hecho un montón de cosas, la sociedad los sigue apoyando.

No se puede saber qué va a pasar dentro de tres años, es difícil, pero yo creo que si logran estabilizar la situación económica, mejorar el poder adquisitivo de los ciudadanos y tener un país tranquilo, tiene muchas posibilidades de reelección Javier Milei.

A nivel provincial también hubo cambios que en otros momentos no prosperaron, como en la minería. Si bien lo que se ha implementado ahora es muy distinto a derogar la 7722, hubo una postura social que fue permisiva o proclive a estos cambios. ¿A qué lo atribuís?

A que se vino trabajando durante todo este tiempo en derribar los mitos o los slóganes que en su momento cundieron junto con la derogación de la 7722 por parte de la izquierda y de ciertos grupos antimineros. Lo que se hizo fue explicar técnicamente que eso no iba a suceder. Otra cosa que también ha sucedido en Mendoza es que estamos muy cerca de San Juan y de Chile y habitualmente estamos yendo y viniendo; etonces hemos visto cómo ha crecido San Juan y hemos visto lo que sucede en Chile, que hace 100 años que hacen minería y convive con la agricultura y las otras actividades económicas sin mayores inconvenientes. Eso también le ha dado tranquilidad a la sociedad. Además de la situación económica, la falta de empleo, la falta de trabajo, abre la puerta a otras actividades económicas y una de ellas es la minería.

Pero es fundamental la decisión política. Tanto Alfredo como yo desde el principio dijimos que estaba dentro de las opciones y que lo íbamos a llevar adelante y nos pusimos firme en ejecutar esa acción.

¿Creés que en el gobierno de Rodolfo Suarez hubo errores de no saber explicar qué era lo que se buscaba?

Yo creo que hubo un problema de comunicación y de tiempo de parte de Suarez, que no lo supo resolver en el tiempo y forma. Yo se lo propuse en su momento, cuando se empezaron a difundir los mensajes de terror, del cianuro por la canilla y todas esas estupideces, que debían salir inmediatamente comunicacionalmente los técnicos, la academia, los geólogos, los ingenieros... a explicar que eso era imposible y que eso no sucedía, que había ejemplos exitosos en todo el mundo de que eso no iba a ocurrir. De parte del gobierno de Suarez se subestimó la situación y cuando quisieron reaccionar ya era demasiado tarde y se había formado una bola de nieve imparable.

Hebe, la vicegobernadora

Metiéndonos en tu rol de vicegobernadora, algo que te diferencia de los anteriores, es cómo te involucraste en la gestión. Tenés una agenda muy fuerte, sobre todo en el Sur...

A ver, si uno se aboca solamente a la función que tiene, debiera estar acá todo el tiempo. Pero mi personalidad me lo impide. Yo no soy una persona de oficina y la verdad que me gusta mucho la gestión y me gusta mucho estar con la gente y conocer los problemas de primera mano. Por lo cual, toda la semana estoy recorriendo la Provincia.

Es más, uno de los pedidos de informe es por qué gasto tanta nafta. La respuestá en las redes. Pero creo que con Alfredo hacemos una buena sinergia en ese sentido. Él me ha permitido ser parte de las reuniones de gabinete, participar de las reuniones con los ministros, ser una parte activa dentro del Ejecutivo. Y esto de poder estar presente en los diferentes departamentos también ayuda en la gestión y ayuda a hacer que la gestión esté cerca de la gente. La verdad que disfruto mucho esa parte, más que estar sentada en el Senado.

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La próxima gestión al Ejecutivo...

O vuelvo a mi consultorio.

¿Extrañás la actividad privada, algo de tu rutina antes de ser vicegobernadora?

Sí, sí, sí, sí. Mucho. La disfruto, es mi profesión y es mi vocación.

Pero después de terminar tu mandato como diputada, que volviste a tu consultorio, extrañabas lo público...

Sí, por el hecho de que uno puede hacer mucho. Desde acá se pueden cambiar realidades de mucha gente a la vez. En el consultorio uno cambia realidades de a una.

¿Y a nivel familiar?

Es un tema. Pero mis hijos son adolescentes y los he criado bastante independientes, uno tiene que saber darle las alas suficientes para que sean autoresponsables en cierta medida. Pero también ayuda a la familia, la contención de la familia. Yo tengo mi marido, que ahora es un papá luchón (risas) y que no entiende cómo yo hacía tantas cosas antes. Aprendió a usar el lavarropa y otras cosas que antes no sabía que estaban en la casa, encuentra las cosas que antes no las encontraba (más risas).

Y mis papás que viven al lado también me ayudan con toda la logística de los chicos. Eso también es una gran ayuda, y me permite a mí poder desplegarme en mi función.

Deuda pendiente: la educación

¿Algo qué te hayas propuesto para este primer año y no lo has podido cumplir todavía?

La verdad que he cumplido todo lo que quería hacer durante este año. Mi objetivo principal era lo de la minería y lo hemos logrado con creces y más de lo que esperábamos. Y lo otro era la reforma de salud, que también salió bien y que ya está dando los resultados.

Me gustaría poder influir más en seguir modificando la educación, que creo que es fundamental y que es uno de los pilares fundamentales que necesita una sociedad y que requiere cambios profundos, porque hoy la verdad que la educación no está cumpliendo ni con las expectativas de los nuevos alumnos ni del futuro de esos chicos.

Ahí sí hay que profundizar los cambios, las evaluaciones, la formación docente, la forma de dar los contenidos. Los chicos no salen preparados ni formados para la universidad en cuanto a que no saben cómo rendir un exámen, no saben cómo estudiar contenidos grandes. Los chicos no están acostumbrados a rendir. Entonces, cuando se enfrentan a un exámen de verdad, fracasan. O sea, todos estos chicos que han rendido para la UNCuyo, ellos son todos promedio 10. Pero esos promedios 10 son una mentira. Entonces, para no estigmatizarlos, y no sé qué y no sé cuánto, es todo 10. Y no es así. También hay que ponerle al que es 9 ese 9; al que es 8 ese 8, al que es 7 ese 7. Entonces vamos a otra vez depurar al que es 10 de verdad, que en realidad no son todos 10.

Cuando vos tenés tantos 10 de promedio, ahí está fallando algo. O son muy generosos a la hora de poner notas, o la evaluación no es la correcta, o no se están evaluando los contenidos de verdad, sino el proceso de cómo lo hace, aunque lo haga mal, está bien. Son cosas que por ahí yo no entiendo porque soy de la vieja escuela.

Hay que reevaluar la forma en que se evalúa a los chicos y la forma en que se hace. Ahí es donde está la falla. Y es una deuda pendiente.

¿Dónde está en todo este proceso, esa traba que no permite que se modifique o que cambie la educación?

Depende, por un lado, de la misma sociedad, que exija que vuelva el mérito a las escuelas, porque hoy con eso de que no se le puede estigmatizar al niño si le ponés una mala nota, que no podés hacerlo repetir, que no podés un montón de cosas... se perdió el mérito y se empezó a nivelar para abajo. Entonces, aquel que quería ser mejor no lo podía hacer, tenía que esperar al resto.

Entonces, creo que esto de nivelar para abajo nos llevó muy abajo. Hay que volver al mérito, hay que volver a la meritocracia, hay que volver a las evaluaciones de los contenidos y que cumplan los objetivos de cada tema, porque sino terminamos sin saber leer o no saber interpretar texto en quinto año de la secundaria.

Si un docente no te interpreta texto, ¿cómo vas a pretender que un alumno de ese docente te interprete texto? Hay que volver a ser más estrictos.

Con todos estos indicadores, estas pruebas a los docentes, las pruebas a aprender, las PISA, los exámenes de ingreso a los colegios de la Uncuyo... ¿no plantea puertas hacia adentro el Ejecutivo el debate sobre la educación? Se presentó un paquete de tres leyes, pero no apunta específicamente a los contenidos o a cómo revertir esta situación.

El problema grande fue cuando se cambió la ley de educación. Ahí empezó la debacle en la educación en Argentina en particular. Habría que hacer una ley nueva de educación. Creo que Mendoza, a diferencia de otras provincias, ha venido evaluando y tomando apunte de estas cosas, pero tampoco había una directiva a nivel nacional que lo hiciera.

Desde Mendoza, hace 10 años que se viene trabajando con el Banco Mundial y con la DGE en evaluaciones y en mejorar ciertas cosas. El GEM es una herramienta importante, que no alcanza, pero por lo menos ya te hace saber en tiempo real dónde está el alumno, cómo está el alumno, qué notas está teniendo, creo que eso ya es importante, porque muchas provincias eso directamente no lo tienen. A esto se suma los dos años de pandemia, que fueron dos años perdidos de educación. Los chicos que recibieron algún contenido durante esos dos años, fue muy escaso, y dos años en un chico es un montón de tiempo.

La crisis del PRO

Te llevo a lo partidario... ¿Qué análisis hacés de la situación política que te encuentra a vos y a tu espacio, que es el PRO? Hubo un quiebre acá en Mendoza, un quiebre fuerte...

En realidad es en todo el país este quiebre. Por un lado el sector de Patricia (Bullrich) y por otro lado el sector de Mauricio (Macri). Patricia entendió perfectamente que el país necesita un cambio y ese cambio hoy está de la mano de Javier Milei, está acompañando la gestión, le ha puesto el cuerpo a la gestión, literalmente, y cree que ese es el camino. Y sus votantes también lo decidieron y lo pensaron así, porque a la hora de del balotage, fue matemático. Y por otro lado está Mauricio Macri, que yo no sé si tiene el ego herido o qué, que apoya pero no apoya, entonces está en esa tibieza de querer ser estrella y ser reticente al apoyo que da, y eso por ahí traba muchas cosas.

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¿Qué va a pasar durante el año que viene?

La verdad que no sé. Yo veo un PRO que va a ir separado, un PRO que va a estar apoyando a La Libertad Avanza y un PRO que por ahí va a ir solo.

¿Son irremediables esas diferencias?

Yo creo que sí. Se han roto muchos códigos. Lo que pasó acá en Mendoza, tomar la Junta Electoral, tomar decisiones que fue inclinar la cancha hacia un sector y no hacia el otro, eso de poner seis mesas en Luján y una sola en San Rafael con la misma cantidad de afiliados, fue demasiado evidente, y lo que pasó en Provincia de Buenos Aires, de hacer un vaciamiento del Consejo para que tuvieran que renunciar las autoridades porque eran del sector de Patricia, también marca un quiebre de valores y de principios, y lo están haciendo en cada una de las provincias. En Santiago del Estero, el PRO perdió el sello, en Córdoba quieren intervenir de la misma forma que lo hicieron acá en Mendoza.

Hay cosas que tienen que ver con valores, con los principios, que se han quebrado, se han roto. Había un acuerdo entre Patricia y Mauricio, que era que Mauricio era el presidente del Partido y Patricia de la Asamblea, para compartir poder, y a último momento le sacaron la posibilidad a Patricia de presidir la asamblea, en una maniobra totalmente desleal, y rompiendo la palabra comprometida. Se han roto ciertos vínculos que son difíciles de volver a unir.

¿Sentís que el hecho de haber perdido la interna debilitó tu espacio? ¿Alguien en algún momento, Alfredo o el equipo, te pasó factura por eso?

La verdad que el equipo siguió trabajando en forma compacta en todos los departamentos, incluso ganamos la mayoría de los departamentos. Cada 15 o 20 días se presentan en todos los departamentos diferentes proyectos que salen desde la cantera de mi espacio, y muchos departamentos también los han tomado y los han aprobado, se ha seguido trabajando.

Yo no siento que me haya debilitado, creo que todo lo contrario, que nos da una identidad y una autonomía diferente y vamos a seguir en ese sentido.

¿Con Gabriel Padines y Omar De Marchi está roto el diálogo?

Sí. No se puede negociar con delincuentes.

Es fuerte eso

Es la verdad.

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