El Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido mundialmente como el Banco Vaticano, echó a su presidente, Ettore Gotti Tedeschi, bajo el eufemístico rótulo de no haber desarrollado funciones de primera importancia para su cargo. La realidad indica, sin embargo, que tanto el banquero como el director general del IOR, Paolo Cipriani, son investigados por lavado de dinero y se habrían acumulado pruebas contundentes contra ambos. El papa Benedicto XVI está preocupado, dijo una fuente vaticana del entorno más íntimo del pontífice, que optó por no inscribir esta situación en la larga saga de corrupción y nexos con las mafias que acompaña al Banco desde sus orígenes, en 1942.