En estos últimos siglos asistimos a cambios en las estructuras de los roles de género. Poco a poco se incorporan al imaginario social, a veces con resistencia o con el consabido sarcasmo de los grupos más conservadores. Me refiero fundamentalmente a la determinación de las mujeres en lograr autonomía en sus diversas formas: en lo laboral, en lo familiar, en la lucha por los derechos individuales, en la apropiación de su cuerpo y en el control de la natalidad.
En este último aspecto -el potencial reproductivo-, hay un tema que concita cada vez más interés: muchas mujeres deciden terminar su vida fértil sin ser madres. A mediados de 2011 se dio a conocer el resultado de una encuesta en la Ciudad de Buenos Aires que revela que el 17 % de las mujeres concluye el período de fertilidad sin hijos.