Como en otra época: impulsan el "vino suelto", para recargar la damajuana en bodega

 Por ahora es un proyecto piloto, pero el INV planea darle impulso rápidamente en Mendoza a lo que conceptualmente define como "vino de cercanía", como una forma más de promover el consumo. En criollo básico, implica generalizar un canal alternativo que durante años algunas bodegas mantuvieron y en tiempos de pandemia cobra valor: poder arrimarse al establecimiento con botellón o damajuana en mano para cargar el varietal elegido y llevarselo a casa, así, sin intermediarios.

En concreto, la comercialización de vino "suelto" vía take away (pase y lleve), tan usado por distintos rubros comerciales en cuarentena. Y arranca con 28 bodegas de Río Negro, según acordó el titular del INV, Martín Hinojosa, con la gobernadora Arabela Carreras, bajo la supervisión del mendocino Marcelo Miras, director de Vitivinicultura provincial. 

Al respecto, Hinojosa anticipó que la prueba piloto de al menos 1 mes en busca de una masa crítica de establecimientos interesados, podría seguir próximamente por Mendoza, donde varias bodegas ya empezaron a interiorizarse al respecto. "En tiempos de pandemia, hay que implementar normas de higiene en bodegas y controlaras rigurosamente. Y en Mendoza el universo es mucho mayor", argumenta el funcionario.

Si bien la iniciativa está abierta a todos los establecimientos, se asume que la modalidad será mucho más favorable para las pequeñas bodegas. Y un cupo prefijado de hasta 2 mil litros mensuales, con parte del control enfocado en evitar la venta informal y también la reventa. 

Pablo Asens, vicepresidente de Coviar (Corporación Vitivinícola Argentina) está entre los referentes de la industria que se entusiasman con la idea. "Toda acción que sirva para mover el vino es bienvenida, siempre que se garantice mantener la genuinidad, para lo cual sobran mecanismos de control suficientes", advierte.

De la bodega a su casa: las condiciones

Aunque el INV aún debe pulir la normativa final, se sabe que vender vino "de cercanía" bajo la modalidad "take away" implica que el consumidor llegue a la bodega provisto de botellones de 3 a 5 litros.

Al respecto, Hinojosa anticipó que sólo estarán habilitados los establecimientos, por lo que no se podrá expender este tipo de producto fraccionado en comercios, vinerías, supermercados o puntos de venta de cualquier tipo. Otra opción que podrá surgir de la impronta que tenga la bodega, es la posibilidad de consumirse en el lugar acompañado de alguna comida, para lo cual la bodega tendrá que estar habilitada con los permisos municipales correspondientes. 

  Una de las bodegas más identificadas con la práctica es Norton. Durante 40 años, vecinos de Luján y alrededores se acostumbraron a acercarse los jueves por la tarde, el día fijado por el establecimiento de Perdriel para recibir envases de casi 5 litros en mano, que salían llenos de Malbec, Cabernet o Torrontés al precio del vino en la bodega, es decir, sin el márgen que cargan distribuidores y puntos de venta. El resultado: ventas de hasta 500 damajuanas por día.  

"Lo dejamos de hacer en 2015 porque con la certificación de normas internacionales y trazabilidad se volvió difícil de controlar. Al principio se atendía a vecinos con un límite de 5 damajuanas por persona y fue extendiéndose a gente de otros lugares que terminaban llevándose hasta 40 para la reventa, y no era la idea", reseña David Bonomi, enólogo jefe y responsable de producción de Norton, al repasar algunas cuestiones a tener en cuenta.

Otros tiempos

En la previa del Día del Padre, Asens atiende personalmente a los clientes de su bodega, La Abeja, en San Rafael. Es una de las firmas que desde hace años aplica la venta de vino suelto, 3 días a la semana, tanto para damajuanas como botellón de 3 litros. 

"Sirve para fidelizar al cliente, y al turista le resulta atractivo ver al pie de la pileta cómo se le llena la damajuana a una persona, quien a su vez se siente partícipe del proceso de elaboración. Respecto del precio, es el mismo que en vinotecas para no generar una competencia interna, pero buscando que sea lo más accesible posible", explica el bodeguero sanrafaelino.

Pero las posturas son diversas. Aunque otras firmas de la Primera Zona vitivinícola como Cabrini y Adrover siguen asociadas al fraccionamiento de damajuanas, hay factores, desde lo técnico (destinar un tanque para ese canal de venta) hasta la logística de entrega y cobro que, desde la experiencia de Norton, terminaron por precipitar la decisión. 

A juicio de Bonomi los tiempos cambiaron. "Está asociado a lo folklórico y romántico, pero termina siendo engorroso: requiere personal que cargue, entregue y cobre en efectivo, porque no mucha gente paga con tarjeta. Además, sin conocer la demanda, el tanque destinado a fraccionar queda mermo y es una complicación si no se tiene en cuenta rellenarlo. Por eso lo desaconsejo, salvo que sea para quien elabora vino artesanal, o vino tirado en bares, lo que involucra invertir en un sistema de inertización especial".

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