La crisis política en Perú parece no tener fin. Tras la destitución de la presidenta Dina Boluarte y en medio de un escenario marcado por la desconfianza institucional, el país atraviesa una nueva etapa de inestabilidad y no parece tener solución a corto plazo.
Con un presidente sin respaldo político, acusaciones por corrupción que alcanzan a gran parte del Congreso y una ciudadanía movilizada, el analista en política internacional Augusto Grilli Fox analiza las causas y consecuencias de este momento crítico.
Todo esto ocurre tras la destitución de Dina Boluarte. ¿Qué fue lo que pasó?
AGF: sí, exactamente. Dina Boluarte, quien había sido vicepresidenta de Pedro Castillo, llegó al poder de manera muy discutida, tanto desde lo institucional como desde lo representativo. Enfrentó cuatro mociones de vacancia y ni siquiera se presentó a defenderse. Finalmente fue destituida.
¿Quién ocupa ahora la presidencia?
AGF: asume el actual presidente José Jerí, que llega a ese lugar por una sucesión muy particular. Él tenía una banca que originalmente correspondía a Martín Vizcarra, expresidente del Perú, que no pudo asumirla por encontrarse procesado. De ese modo, y por haber sido titular del Congreso, termina encontrándose con la presidencia. Es una carrera meteórica, pero con una legitimidad muy vaga.
Boluarte fue señalada por graves violaciones a los derechos humanos. ¿Qué impacto tiene eso?
AGF: Muchísimo. Boluarte está procesada por la muerte de alrededor de 50 personas durante las manifestaciones de los últimos años. Las críticas en materia de derechos humanos han sido enormes, y me atrevo a decir que es lo más grave que ha vivido Perú desde Fujimori. Es un hecho que marcó profundamente al país y que sigue teniendo consecuencias políticas y sociales.
¿Qué puede pasar en el corto plazo?
AGF: lo inmediato es que se convoquen elecciones para tratar de proyectar algo de estabilidad. Hay sectores universitarios, juveniles, organizaciones sociales y sindicatos movilizados. Todo esto refleja un descontento generalizado en un país que carece de institucionalidad desde la destitución de Pedro Castillo.
¿El Congreso también está en crisis?
AGF: sí, totalmente. Para entender la magnitud del problema, cuando Martín Vizcarra era presidente, de los 130 congresistas que tenía la cámara unicameral, 67 estaban procesados por corrupción. Ese número te da la pauta de que estás en un país con una presencia muy fuerte de la corrupción. Esto complica todo el desarrollo institucional y pone en jaque el modelo unicameral.
¿Qué raíces tiene este conflicto?
AGF: no es algo que empezó la semana pasada. Los últimos cuatro o cinco presidentes fueron procesados judicialmente. Uno de ellos se suicidó, otro murió en medio de procesos legales. Es una cadena de inestabilidad que refleja una crisis profunda del sistema político.
No se trata de un estallido social clásico, pero sí una acumulación de motivos y reclamos que terminaron colapsando. Hay una división muy marcada entre Lima y el interior del país, y eso se vio claramente en la elección de Pedro Castillo. Hay deudas estructurales con amplios sectores del interior que siguen sin respuesta.