YPF transitó un miércoles bien cargado de noticias importantes para su valuación internacional y presencia en Vaca Muerta, pero que, como todo anuncio de grandes inversiones a largo plazo, deja varios interrogantes abiertos.
YPF refuerza su presencia en Vaca Muerta con la compra y desarrollo de activos clave, consolidando su liderazgo en hidrocarburos no convencionales hacia 2050.
YPF transitó un miércoles bien cargado de noticias importantes para su valuación internacional y presencia en Vaca Muerta, pero que, como todo anuncio de grandes inversiones a largo plazo, deja varios interrogantes abiertos.
La decisión final de inversión anunciada por Southern Energy para instalar un segundo buque de licuefacción en la provincia de Río Negro constituye un paso decisivo en la proyección de la Argentina como nuevo proveedor global de gas natural licuado (GNL). Este movimiento, que se integra en el proyecto “Argentina LNG”, consolida un esquema de exportaciones que podría generar ingresos por más de 20.000 millones de dólares entre 2027 y 2035.
El emprendimiento, propiedad de Pan American Energy, YPF, Pampa Energía, Harbour Energy y Golar LNG, prevé la operación conjunta de dos unidades flotantes capaces de producir hasta seis millones de toneladas anuales de GNL. Esta capacidad equivale a casi 27 millones de metros cúbicos diarios de gas natural, orientados íntegramente a mercados externos.
El segundo buque, conocido como “MKII”, se suma al “Hilli Episeyo”, cuya puesta en funcionamiento en aguas rionegrinas está prevista para el último trimestre de 2027. La llegada del MKII, actualmente en proceso de reconversión en China, está programada para fines de 2028. Ambas unidades operarán bajo la gestión de Southern Energy, lo que permitirá generar sinergias operativas y maximizar la eficiencia en todas las etapas del proyecto.
En términos de inversión, la primera fase (2024-2031) demandará alrededor de 3.200 millones de dólares, mientras que la segunda etapa (2032-2035) sumará cerca de 2.800 millones. A lo largo de los 20 años de vida útil, la inversión total superará los 15.000 millones de dólares, incluyendo desarrollos asociados en Vaca Muerta y un mayor dinamismo en el segmento upstream.
El impacto económico trasciende el flujo de divisas. Durante la etapa de construcción se generarán 1.900 empleos directos e indirectos, con predominio de mano de obra local. Además, cerca del 50% de los bienes y servicios requeridos provendrán de proveedores nacionales, en línea con una política activa de desarrollo de capacidades industriales locales.
La operación continua de ambas terminales, prevista para 2028, implicará la ejecución de obras de infraestructura de transporte que aseguren el abastecimiento ininterrumpido de gas para licuefacción. La magnitud del proyecto convierte a Río Negro en un punto estratégico para la logística energética nacional y refuerza el vínculo entre el desarrollo exportador y la infraestructura regional.
En un contexto de transición energética global y reconfiguración de los flujos de comercio de GNL, la estrategia de Southern Energy se apoya en la competitividad de los recursos de gas no convencional de Vaca Muerta y en la creciente demanda internacional por parte de mercados en Asia y Europa. La iniciativa busca capitalizar una ventana de oportunidad que, si bien está condicionada por la evolución de los precios internacionales, podría posicionar a la Argentina como un jugador relevante en el segmento.
La confirmación de la inversión consolida, en suma, un hito dentro del plan de largo plazo de la industria energética local. El desafío radica en sostener la competitividad y aprovechar la infraestructura instalada para ampliar la base exportadora. Con el respaldo de sus socios estratégicos y la infraestructura de licuefacción en marcha, Southern Energy inaugura una nueva etapa en la inserción internacional del sector energético argentino.
Por otro lado, también este miércoles se conoció que, en un movimiento que consolida la política de abandono de los yacimientos convencionales para centrarse en los hidrocarburos no convencionales, YPF alcanzó un acuerdo con Total Austral para adquirir el 100% de las acciones de la sociedad que detenta la participación de la compañía francesa en dos bloques clave de Vaca Muerta: La Escalonada y Rincón de la Ceniza.
La operación, sujeta al cumplimiento de condiciones precedentes, otorgará a YPF la titularidad de un 45% de los derechos sobre ambos bloques. La composición accionaria se completará con Shell Argentina, que conservará otro 45%, y Gas y Petróleo del Neuquén (G&P), con el 10% restante.
Ambas áreas cuentan con concesiones de explotación no convencional vigentes hasta 2051, lo que les otorga un horizonte de desarrollo de más de dos décadas. Este factor es relevante para la planificación estratégica de la compañía, dado que garantiza estabilidad regulatoria y previsibilidad en la explotación de recursos.
La Escalonada, situada en la ventana de petróleo de alta calidad, es un bloque productor que permitirá incrementar el nivel actual de extracción. Su incorporación ofrece, además, una oportunidad para generar sinergias con otros desarrollos cercanos, en particular dentro del denominado Hub Norte de Vaca Muerta, donde YPF concentra parte de sus operaciones de crudo.
Por su parte, Rincón de la Ceniza se ubica en la ventana de gas húmedo, un segmento con potencial creciente. La compañía considera que este bloque podría desempeñar un papel estratégico en el abastecimiento de futuros proyectos de exportación, en especial el programa Argentina LNG, que busca posicionar al país como proveedor relevante en el mercado global de gas natural licuado.
La compra se inscribe en la estrategia corporativa de YPF de optimizar su portafolio de activos y consolidar su posicionamiento como operador líder en el desarrollo no convencional. La operación no sólo amplía la base de recursos disponibles, sino que refuerza la capacidad de la compañía para integrar proyectos de gran escala vinculados a la producción, transporte y eventual exportación de hidrocarburos.
Con esta adquisición, YPF avanza en su objetivo de articular un crecimiento sostenido en el núcleo productivo más importante del país, fortaleciendo su papel como operador de referencia en la transición energética y en el aprovechamiento de los recursos que pueden apuntalar la balanza comercial energética en la próxima década.