Vitivinicultura

Lobesia: se vence el plazo para combatirla y el financiamiento es una incógnita

Sin insumos, las acciones contra Lobesia Botrana deben iniciar en pocos días. A falta de dinero prevén un plan 2024 limitado. Qué dicen Iscamen y Senasa.

Pasan los días y, luego de confirmarse que no habrá fondos de Nación como en años anteriores, el programa para control y erradicación de Lobesia Botrana (Polilla de la Vid) sigue encerrado entre grandes interrogantes. Si bien el Gobierno provincial insiste en que el presupuesto está asegurado, el plazo que fija el calendario anual corre y el dinero para avanzar no aparece.

Según los técnicos expertos en el programa, una campaña ideal requiere de algo más de $13.000 millones. Suficiente para cubrir 50.000 hectáreas de viñedos con difusores de feromonas, la técnica más eficaz que utiliza cada campaña el Iscamen (Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria Mendoza), complementada por la aplicación de insecticida y pulverizaciones aéreas.

Ya en la temporada 2023-24 que terminó en mayo, el Ministerio de Economía de la Nación había destinado menos dinero para el programa anti-Lobesia. Como una señal de lo que venía, se giraron algo más de $2.356 millones, casi $500 millones por debajo de lo comprometido, aunque para una superficie inferior (40 mil has) que se expandió por efecto de la plaga.

"Claramente, tras varias campañas de experiencia con excelentes resultados, el empleo de emisores de feromona en grandes superficies continuas, resulta ser una de las principales acciones de control. Se ha buscado utilizar esta herramienta dada su efectividad para suprimir poblaciones de la plaga, más allá de que la técnica de confusión sexual debe complementarse con otros tratamientos", dice el último informe del Iscamen sobre lo que necesita el programa.

El momento para no perderle pisada a la biología de la polilla de la vid, o Lobesia Botrana, es entre agosto y principios de setiembre. O sea, tener los fondos para importar los insumos necesarios y atacar la plaga en el llamado 1er vuelo (mediados de setiembre).

Qué dice el Gobierno del plazo y el dinero

A esta altura del año, deberían haberse licitado esos insumos, por eso es que Iscamen ya no cuenta con los difusores. Algo que requiere un presupuesto de más de u$d 6 millones, y de lo que, por ahora, desde el Ejecutivo no se habla, al menos públicamente.

Resta saber como y cuándo se encarará la adquisición de insecticidas. Se necesitan para octubre a más tardar, cuando los viñedos estén en floración, para eliminar huevos y larvas, aunque sólo con ese método el combate de Lobesia tendrá un efecto parcial.

Lo cierto es que, a números de la última campaña, sólo en insecticidas para tratar unas 164 mil hectáreas el costo superó los $1.400 millones. En gran parte, con dinero de las arcas nacionales. Pero para el nuevo ciclo se calcula que se necesitan invertir unos u$d 4.000.000, entre aplicación normal y pulverización aérea.

Desde el ministerio de Producción, con su titular a la cabeza, Rodolfo Vargas Arizu, insisten en que "los fondos van a estar" para encarar la nueva temporada 2024-25. Sin embargo, los números no son muy alentadores.

En los días previos, Vargas Arizu había dejado entrever que el presupuesto de $13 mil millones quizá "fuera menos". Pero nadie arriesgaba hasta ahora cuánto.

Extraoficialmente, en la cartera dan la pauta de que, sin apoyo de Nación y sólo con fondos provinciales, habrá que pensar en las acciones más limitadas: es que se especula contar con apenas unos $6.000 millones hasta abril/mayo del 2025.

La postura del Senasa

Incluso la Nación parece haber tomado una decisión más allá del recorte de fondos. Y lo hace saber a través del Senasa (Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria), que luego de la irrupción de la plaga en los viñedos mendocinos allá por el 2008 siempre coordinó con Iscamen el combate de la Lobesia.

"El Programa Nacional de Erradicación de Lobesia Botrana tiene alcance nacional e implica un trabajo articulado con las provincias y sector privado. Senasa se centra en acciones de vigilancia, prevención, concientización y fiscalización", señalaron desde el organismo nacional en Buenos Aires ante la consulta de Sitio Andino.

Sin embargo, Senasa coordinó entre 2011 y 2023 la entrega de insumos a los productores. Más allá de ese procedimiento, en el sento del ente fitosanitario no eluden deslindar obligaciones.

Para el ente la ley 27233 fija "la responsabilidad del productor de velar y responder por la sanidad, inocuidad, higiene y calidad de su producción, conforme con la normativa vigente".

Al márgen de cómo seguirá financiándose el programa, Senasa se compromete a mantener "estaciones de monitoreo a fin de declarar las alertas en tiempo y forma para que productores realicen tratamientos obligatorios en áreas cuarentenadas".

Acciones de vigilancia y prevención: se llevan a cabo en todas las áreas libres de la plaga a través de una red de monitoreo oficial. Esto se acompaña con acciones de difusión y capacitación al sector productivo.

Acciones de fiscalización: Senasa fiscaliza el movimiento de artículos reglamentados por esta plaga con la utilización del DTV-e, para uva y material de propagación, como así también la fiscalización del movimiento de maquinaria agrícola utilizada en la cosecha de vid.

Acciones en zonas con presencia de plaga: En las áreas con presencia de la plaga, como lo son valles productivos de Mendoza y San Juan , el Programa Nacional, en conjunto con las provincias y las asociaciones de productores, trabaja con el objetivo de mantener los niveles poblacionales bajos, evitar su dispersión y/o erradicar la plaga en aquellos lugares donde la presión poblacional es muy baja, como por ejemplo el Oasis Sur de Mendoza.

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