11 de diciembre de 2025
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BONAR 2029N

Las claves del regreso argentino a la emisión de deuda en dólares

Argentina volvió a emitir deuda en dólares, en un retorno parcial a los mercados marcado por altas tasas, baja confianza y necesidad de divisas.

Por Marcelo López Álvarez

La decisión del Gobierno argentino de regresar a los mercados voluntarios de deuda en moneda extranjera (aunque hay que aclarar que con legislación local) luego de casi ocho años, marca un punto que algunos consideran de inflexión y otros de preocupación en la estrategia financiera del Gobierno de Javier Milei.

Con la colocación de un bono en dólares -BONAR 2029N- con vencimiento en 2029, el país volvió a emitir deuda en moneda estadounidense por primera vez desde la llegada de Javier Milei a la Casa Rosada y fue festejada por el propio presidente en redes sociales desde Oslo.

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Si bien el discurso oficial asegura que se realiza en un contexto en el que la administración busca ordenar el perfil de vencimientos y proyectar una nueva etapa de normalización financiera, la realidad indica que el único objetivo es conseguir dólares para cubrir dólares ante la nula acumulación de reservas y la necesidad de dólares que no hay para afrontar los vencimientos.

La operación permitió obtener 910 millones de dólares, sobre un total nominal emitido de 1.000 millones, con una tasa altísima del 9,26% justo el día que la FED volvió a recortar las tasas.

El rendimiento quedó en un dígito, aunque sin alcanzar el objetivo del ministro Luis Caputo de perforar la barrera del 9%. Con una demanda que superó las 2.600 ofertas y alcanzó US$1.305 millones de valor efectivo, el Tesoro logró validar una tasa aproximadamente 100 puntos básicos por debajo de la que rinden los bonos argentinos con duración similar en los mercados secundarios, lo que muestra que la tasa es realmente alta para ser pagada por el propio Estado.

El regreso al mercado en un contexto de cautela global

La emisión del Bonar 2029 se realizó bajo legislación argentina, con cupón del 6,5% y amortización íntegra al vencimiento. Desde la óptica oficial, estas características contribuyeron a mejorar el rendimiento final de la colocación, que quedó 550 puntos básicos por encima de los bonos del Tesoro estadounidense de igual plazo. El riesgo país se ubicaba en torno a los 625 puntos al momento de la emisión, reflejando que los inversores aún exigen una prima significativa para financiar al soberano argentino.

El Ministerio de Economía destacó en un comunicado que el resultado es coherente con una estrategia de reconstrucción de la curva en dólares bajo normativa local y con el propósito de generar señales de previsibilidad. Los fondos obtenidos se utilizarán para afrontar los pagos de amortización de los Bonares 2029 y 2030, que vencen el 9 de enero próximo, por un total cercano a los 1.180 millones de dólares.

Aunque la última operación comparable en dólares se remonta a la reestructuración de 2020 encabezada por Martín Guzmán, la emisión voluntaria más cercana databa de enero de 2018. En rigor, el nuevo bono representa un retorno formal a los mercados de capitales en un contexto en el que el Gobierno busca mostrar consistencia fiscal y ordenamiento macroeconómico.

En los pasillos de los mercados se especula que gran parte de los adquirentes del nuevo Bonar 2029 son los bancos locales que debían renovar cartera en los próximos días.

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Javier Milei y su equipo festejaron la nueva toma de deuda en dólares

Javier Milei y su equipo festejaron la nueva toma de deuda en dólares

La lectura del mercado: expectativas graduales y ausencia de euforia

Diversos analistas del mercado financiero coincidieron en que la operación debe interpretarse como un primer paso, más simbólico que expansivo, en la reconstrucción del crédito argentino. Javier Timerman, managing partner de Adcap, subrayó a medios especializados que la reapertura del mercado es siempre gradual y que empezar con volúmenes moderados y tasas elevadas es consistente con los niveles de riesgo del país. La crítica por tasas más altas que las logradas por algunas provincias, señaló, desconoce que la confianza se recupera con el tiempo y con operaciones repetidas.

A diferencia de otros Bonares, cuyos cupones son muy bajos y distorsionan los precios, este bono ofrece un cupón más alto, lo que permite un rendimiento final más competitivo dentro de la curva local.

Aun así, el clima no fue de euforia. Los bonos AL29 y AL30, ambos con amortización parcial, continuaron rindiendo 9,6% y 10,6% respectivamente, señal de que la mejora de expectativas es aún limitada.

Dinámica cambiaria y movimientos del Tesoro

Paralelamente a la emisión, el Tesoro volvió a participar activamente en el mercado de cambios. Este miércoles adquirió US$50 millones, tras varias jornadas en las que operadores habían reportado ventas por parte de la autoridad monetaria. Aunque el Banco Central informó en todo momento que no intervenía, fuentes del equipo económico confirmaron que las operaciones se realizaron por cuenta y orden del Tesoro.

En las últimas semanas, los depósitos en dólares del Tesoro en su cuenta del Banco Central mostraron una caída de 86 millones entre el 28 de noviembre y el 2 de diciembre, después de un período en el que se habían acumulado alrededor de 346 millones tras las elecciones de octubre.

Controversias y expectativas de un regreso pleno

La emisión generó confusiones iniciales en redes sociales y entre algunos referentes del oficialismo, donde se interpretó que Argentina había regresado a los mercados internacionales. Dado que la colocación se hizo bajo legislación local, se trató en rigor de un paso intermedio. La propia Jefatura de Gabinete debió corregir públicamente mensajes que daban por concretado un retorno completo a los mercados globales.

El Gobierno sostiene que la reapertura será progresiva y que este paso constituye un anticipo de futuras emisiones bajo ley extranjera, para las cuales se espera un marco de mayor estabilidad macroeconómica y previsibilidad fiscal. El equipo de Economía enfatiza que el objetivo final es reducir el costo de financiamiento y aplanar la curva de rendimientos, desplazada hoy por niveles de riesgo que superan ampliamente los promedios regionales.

La realidad es la que le marcan los informes internacionales y los analistas: Argentina no tiene los dólares que necesita.

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