Finalmente, la inflación de julio del INDEC con 4%, acumulando un interanual de 263.4% De esta manera el guarismo mensual retomó el descenso que se había cortado en junio con el 4.6%. La "buena noticia" que el Gobierno viene oliendo desde hace un par de días es, seguramente, lo que llevó al vocero presidencial y al propio presidente a aventurar que para el Ejecutivo la inflación es un tema terminado.
Una definición aventurada para una sociedad y una economía muy acostumbrada a convivir con la inflación y con datos que aún rondan el 4 por ciento a pesar de la profunda recesión y recorte en todos los sectores que viene realizando el gobierno nacional, disparando los índices de desocupación, pobreza y desigualdad.
El gobierno asegura que la inflación es un tema terminado. En julio fue de 4 por ciento.
La sensación que todavía sobrevuela el mercado y analistas es que la zona de turbulencias no está superada ni mucho menos y el contexto internacional comienza también a tomar una fuerte participación en el juego interno.
La caída de los precios internacionales de los commodities empezando por la soja y terminando por el petróleo complican el panorama de recolección de divisas, pero también pone en pausa las ansiedades de inversión de los capitales internacionales a los cuales el gobierno pretende seducir con el RIGI.
El error del Gobierno y sus seguidores en el festejo del número del IPC parece ser el mismo que ya han cometido otros gobiernos. Una especie de reafirmar aquel viejo precepto que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.
Después de la superdevaluación que el Gobierno dispuso ni bien asumió, lo que llevó el IPC por arriba del 25% por decisión propia del Ejecutivo, los guarismos bajaron rápidamente a fuerza de transformar la economía en un cementerio.
Lo que ha hecho el gobierno en estos meses es atacar el síntoma y no la enfermedad. La fiebre se puede atacar y bajar rápidamente, pero la fiebre es un síntoma, un factor que advierte de una enfermedad. Y eso es la inflación en la economía: un factor que advierte de una enfermedad más profunda que el gobierno no atiende.
El Gobierno cortó falsamente la emisión de dinero transformándola en deuda a futuro y con un ajuste que ya hemos catalogado y explicado. Por lo tanto, no solucionó uno de los problemas.
Otro de los problemas; la tensión cambiaria por la falta de acumulación de reservas. No solo no está solucionado, sino que empeora por la decisión de derrochar esas reservas para mantener controlada la brecha (el mismo “pecado” que gobiernos anteriores) . Además, a mediano plazo la caída del precio de la soja renovará las presiones devaluatorias del sector agroexportador y, como dijimos, la tendencia a la baja de los commodities también pone en pausa las inversiones.
Además, la apuesta a mediano plazo de destrabar el cerrojo de los organismos internacionales de la mano de Donald Trump también parece entrar en zona de riesgo, a partir del renacimiento demócrata de la mano de Kamala Harris.
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En un contexto donde en base a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) la pobreza trepa 54,8% y la indigencia al 20,3% al final del segundo trimestre, y según dio a conocer el INDEC -ayer mismo- se necesitan 900.647,65 para superar el umbral de pobreza, el Gobierno tarde o temprano se chocará con un muro enorme si sigue tratando a la inflación como solo un fenómeno nominal.