En la recta final de su mandato el presidente Alberto Fernández en menos de un minuto de una larga entrevista dio la pista o explicación de lo que ha sido y será su gestión en los más de tres años transcurridos y los meses que quedan.
En la recta final de su mandato el presidente Alberto Fernández en menos de un minuto de una larga entrevista dio la pista o explicación de lo que ha sido y será su gestión en los más de tres años transcurridos y los meses que quedan.
Nadie da por cierto que Alberto Fernández vaya por un nuevo mandato, como dijo en la últimas horas el antropólogo social y hasta diciembre asesor presidencial, Alejandro Grimson; “hay cosas que son obvias”.
Con esa realidad de fondo y la de una interna en los principales movimientos políticos de la Argentina que parece comerse cualquier posibilidad de cercanía con la sociedad, el presidente volvió a elegir el escenario de un medio alternativo netamente porteño para comunicarse nadie sabe muy bien con que sector de la sociedad. Dicho sea de paso el presidente menos porteños de los porteños como el se define a si mismo cerrara su mandato con una incomunicación absoluta con medios o periodistas del mal llamado interior del país.
El escenario elegido fue el estudio intimista del abogado, humorista y comunicador alternativo, Tomas Rebord en su ciclo El Método Rebord, por el canal de You Tube.
El Método Rebord se caracteriza por entrevistas sin tiempo fijo de carácter intimista al estilo del Perro verde o Hugo Guerrero Marthineitz donde, al contrario de los métodos actuales, se deja hablar al entrevistado y los envíos no tienen duración determinada, así hubo encuentros que duraron hasta cuatro horas (la charla con Máximo Kirchner) o como el del Presidente que llevo dos horas de charla.
Mucha tela para cortar en dos horas de charla y que seguramente dará más de un análisis. Por qué centrarse en apenas un minuto. Porque quizás sea la definición de la actitud del Presidente ante la oportunidad que le brindo la sociedad de conducir los destinos.
Ante la pregunta de qué es la política el presidente contestó con cierto aire de intelectualidad y personalismo que el definía la política como “el arte de administrar la realidad”.
La definición sorprende porque nunca fue tan explicito el presidente en definirse de tal manera lo que lo pone muy alejado del ideario del movimiento que lo depositó en las oficinas de la Casa Rosada, cuyo leiv motiv siempre fue el de transformar la realidad, nunca jamás el de administrar un circunstancia o momento sin ponerse como objetivo transformar la realidad de miles. Esos miles que pusieron su voto de confianza en un espacio y un candidato que precisamente les prometió transformar (para mejor) la realidad que vivían de una economía que los agobiaba y un modelo que se empeñaba en ensanchar la brecha entre los actores de la sociedad.
La definición del presidente parece fuera de los manuales de la política de estos días de la Argentina, la oposición propone transformar fuertemente no solo la realidad sino también el modelo de construcción social y política. En el oficialismo también reclaman una transformación urgente de la realidad socio económica si se pretende tener cierta competitividad electoral en apenas unos meses.
Administrar la realidad no debería ser una opción de ningún político que se precie de tal; sin transformación no hay avance ni cambios. La imagen del empleado gris, encerrado en su monotonía de administrar lo que queda que se presenta en tantos cuentos, se viene inmediatamente a la mente de cualquiera que analice apenas unos segundos la realidad y el mensaje.
La situación económica, la negociación con el Fondo Monetario Internacional, la necesidad de medidas urgentes que recuperen los salarios, combatan la inflación y lleven a la sociedad a recuperar la confianza en la política como herramienta de conducción y construcción no se logra, ni logrará, administrando sino transformando.

