De miles de hectáreas a unas pocas: qué pasó con la manzana en Mendoza
En tres décadas, la producción de manzana en Mendoza se redujo drásticamente. Dos referentes analizan el retroceso y explican qué cultivos ganaron lugar.
De miles de hectáreas a unas pocas: qué pasó con la manzana en Mendoza
La llegada de la primavera trae consigo frutas y verduras frescas que ganan protagonismo entre los mendocinos. Entre ellas, la manzana ocupa un lugar especial: una fruta con un largo trayecto en la provincia, que supo cubrir miles de hectáreas pero que hoy enfrenta una realidad muy distinta.
Si bien todavía conserva cierta predominancia en el Valle de Uco, la cantidad de hectáreas se redujo de manera considerable. Ahora bien, si hace apenas unas décadas atrás Mendoza contaba con miles de hectáreas de este frutal, la pregunta es inevitable: ¿qué pasó?
La cantidad de hectáreas de manzanas en Mendoza se redujo drásticamente en los últimos años.
Foto en la finca Moreno
De acuerdo con el contador Carlos Dávila –a cargo de la presidencia de la Cámara de Comercio, Industria, Agricultura y Turismo (CIAT) de Tunuyán–, la respuesta se encuentra en varios factores, aunque “el más importante fue una crisis de rentabilidad”. Esa crisis empujó a los productores a dejar de cultivar manzanas de calidad para pasar a producir manzanas destinadas a pulpa, molienda o jugos.
Crisis de rentabilidad en el sector de la manzana
La falta de rentabilidad impactó de lleno en la calidad de la producción y provocó el envejecimiento de los montes. “Eso conllevó a que después no hubiese forma de reconvertir, porque el productor se descapitalizó”, explicó Dávila.
La manzana, además, requiere de labores muy específicas. Si no se realizan, las plantas envejecen rápidamente. “El proceso es largo: son seis o siete años para entrar en plena producción, incluso incorporando nuevas variedades o marcos de plantación más intensivos”, advirtió el dirigente.
Otro factor determinante es el clima, en particular el granizo. “Cuando el granizo toca la manzana, ésta se pierde y se destina de forma directa a jugo. No hay plan B”, subrayó.
manzana flor finca
La crisis de rentabilidad afectó la permanencia de la producción de manzana en Mendoza
Foto en finca Moreno
En consecuencia, la combinación de crisis de rentabilidad, falta de reconversión tecnológica y factores climáticos golpeó duramente al sector, acelerando la salida de productores que se volcaron hacia otras actividades.
De la manzana a otros cultivos: durazno, vid y ajo
En casi 30 años, Mendoza pasó de contar con 15.000 hectáreas de manzana a menos de 600, precisó Dávila. ¿Qué hicieron los productores que abandonaron esta actividad?
“Aparecieron otros cultivos con mejor proyección y visión de largo plazo, como el durazno. Entonces, en todos los sectores geográficos donde se podía plantar durazno por clima y temperatura, todo lo que era monte frutal pasó a ser durazno”, señaló.
La vitivinicultura también se consolidó como alternativa rentable. “La vid es noble: si un año no la podás, al siguiente vuelve. El manzano no”, comparó Dávila en diálogo con Sitio Andino.
Productores que aún se dedican a la actividad
A pesar de este complejo panorama, todavía quedan productores que apuestan a la manzana. Uno de ellos es Miguel Moreno, quien desde el año 2000 lleva adelante con su familia una empresa dedicada al durazno en fresco y a la manzana.
Moreno explicó que logran sostenerse porque trabajan de manera integrada: “Producimos, empacamos y comercializamos nosotros mismos. Nuestra propia empresa hace todo ese proceso y de esa manera lo sostenemos un poco”.
De todos modos, reconoció que cada año reducen superficie: “Cada año seguimos reduciendo. Este año, por ejemplo, erradicamos 10 hectáreas más y vamos implantando otro tipo de cultivos”.
La tecnología también resulta clave para mantenerse en pie. En su caso, cuentan con cámaras frigoríficas y empaque, lo que les permite procesar manzanas durante siete u ocho meses al año.
Embed - Valle de Uco: la agricultura muta y la manzana pierde cada vez más terreno
Moreno señaló que siguen apostando a la manzana porque les permite estar más tiempo en el mercado: “Arrancamos con durazno en diciembre, y después de marzo a abril seguimos con manzana hasta septiembre u octubre. Eso mantiene en funcionamiento el empaque durante más meses”.
Qué perspectivas tiene la producción de manzana
Según Dávila, aquellos productores que trabajan de forma integrada –como el caso de Moreno– todavía logran sostenerse porque controlan todo el circuito: producción, empaque y comercialización.
“Arrancan con cereza en noviembre, siguen con durazno de diciembre a marzo, después manzana en marzo, y la empacan. Además, la manzana ofrece otra posibilidad de conservación: en frío convencional dura unos 90 días, y en atmósfera controlada puede guardarse cerrada y abrirse recién en noviembre o diciembre. Eso amplía la ventana comercial”, explicó.
Sin embargo, incluso las empresas integradas se redujeron en el Valle de Uco. Muchos productores abandonaron la actividad y se volcaron a otras opciones: “Donde no se pudo plantar durazno por cuestiones climáticas, las tierras pasaron a base hortícola o al ajo. En otras zonas se avanzó con vid o frutos secos”, detalló el vicepresidente de la CIAT.
moreno finca
La manzana se sostiene en aquellas empresas que tienen el proceso de producción y comercialización integrado.
Foto en finca Moreno
Moreno coincidió con este diagnóstico. Para él, revertir la situación es difícil porque la manzana tarda demasiado en dar frutos, perdió rentabilidad y fue desplazada por cultivos más competitivos. “En nuestro caso hemos ido reemplazando la manzana por duraznos de distintas variedades. Pero en general, en la zona se erradicó mucho para dar lugar a viñedos. También el ajo tomó importancia. La agricultura en el Valle de Uco fue mutando desde la manzana hacia otros cultivos”.
En definitiva, la producción de manzana en Mendoza se redujo fuertemente y el Valle de Uco cedió espacio a viñedos, duraznos y ajo. “La manzana se redujo al mínimo y fue reemplazada por otros cultivos”, sintetizó Dávila.