Todos asociamos a Navidad y a Año nuevo con momentos de felicidad. Los recuerdos de las fiestas en la infancia quedan marcados en nuestras vidas y se espera replicar esa alegría en cada fiesta. Sin embargo, la realidad no es como la imaginamos: con una importante carga de estrés laboral y un desfavorable contexto económico, cualquier comentario en la mesa puede generar un gran conflicto familiar. Cómo pasar las fiestas en paz y no sufrir en el intento.
El psicólogo y profesor universitario Walter Motilla destaca que efectivamente "las fiestas son una fecha de celebración, en donde a veces nos reunimos con familiares que hace mucho tiempo no vemos". Así, se genera una fuente de convivencia que se combina con los valores de cada grupo, tradiciones, sentimientos religiosos y estrés.
"Navidad también tiene que ver con las compras, las preparaciones de comidas y lugares, con el encuentro con personas allegadas, con la decisión o no de participar de la celebración, con aquellos que están viviendo procesos de pérdidas o duelos y no tienen ganas de festejar", dijo Motilla a Sitio Andino. Y agregó: "A eso hay que sumarle toda la crisis socioeconómica, la estanflación. Si ya la época de festejos navideños era movida, ahora con una billetera casi vacía, hay se trata de mantener el estatus quo".
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Para Motilla, esta situación genera que surjan desacuerdos, que los sentimientos se intensifiquen y se agudicen los conflictos. "A veces terminan siendo encuentros forzados en los que hacemos la vista gorda a los problemas de fondo por estar juntos".
Cómo enfrentar la mesa y no sufrir en el intento
Desde la psicología, se destaca que en estos momentos es fundamental ser flexibles para poder "aceptar, permanecer, en un clima pacífico y armonioso con personas que, tal vez, no nos interesan o tenemos conflictos pendientes".
A ello se suman las expectativas que tenemos. "Hay que saber que la Navidad no va arreglar los problemas de base, porque tenemos una mente a veces un poco ingenua, que nos dice que es momento de perdonar. Hay que tener expectativas realistas y limitarse a pasar un buen momento juntos".
Por otro lado, la comunicación se destaca como un elemento clave. "Tenemos que entender que hay temas de los que no hay que hablar, como religión, política, bromas de mal gusto y orientación sexual", dijo Motilla. Y agregó: "Recordemos que el objetivo es pasar una buena fiesta, no es necesario hablar de esos temas".
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Frente a este último tema, se recomienda aprender a adelantarse a las situaciones de conflicto y lograr disuadir el tema apenas aparezca. A su vez, se destaca el rol clave del dueño de casa para anticipar el comportamiento de ciertos integrantes de la familia.
"Si sabemos que un familiar se predispone a tomar más alcohol, expliquemos que respetamos su decisión para beber, pero pidamos un consumo responsable, con la finalidad de que no se generen conflictos en la mesa", aseguró Walter Motilla.
Otro de los puntos fundamentales es la aceptación. " Las personas son como son. Algunos nos agradan más, otros menos; que son más amables y otras que no. Esto no significa que voy a permitirle al otro lo que quiera, sino que, con la finalidad de pasar esas fiestas en paz, tengo que medir mis expectativas con la persona".
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A la lista de detalles que deben tenerse en cuenta, puede sumarse la colaboración para los preparativos, la comida, el orden y la limpieza. "Los anfitriones tienen pudor para pedir colaboración, pero es bueno ofrecernos como voluntarios para ayudar en lo que el otro necesite".
"Hay que aprender a relajarse. Las Navidades pasan, el tiempo pasa. Es un momento en el que tratamos de estar en familia, en el que hay que enfocarse en lo positivo. En caso de una discusión, el anfitrión o quienes estén en la mesa deben poner freno de manera elegante a ese conflicto", aseguró Motilla.
Fiestas en soledad: hacer un acto de solidaridad
Para Motilla, aquellas personas que se encuentran solos durante estas fiestas deben evitar quedarse encerrados y, por el contrario, es conveniente dirigirse a un restaurante u otro lugar preparado para este evento. Sin embargo, otro de los desafíos es "aprender a pedir".
"Hay que decir que vamos a pasar solos esta fiesta. No es limosnear el proponerse para compartir un festejo con personas allegadas, amigos o vecinos. Hay que ofrecer preparar algo rico y preguntar si se puede sumar a esa celebración", dijo Motilla. "Hay que decir que vamos a pasar solos esta fiesta. No es limosnear el proponerse para compartir un festejo con personas allegadas, amigos o vecinos. Hay que ofrecer preparar algo rico y preguntar si se puede sumar a esa celebración", dijo Motilla.
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A su vez, remarcó que, en caso de conocer a alguien que pasa solo las fiestas, es importante hacer ese acto de solidaridad e invitarlo a comer. "Pensemos en el portero del edificio, por ejemplo. Todos podemos decirle que se acerque a comer con nosotros o podemos ayudarle en su trabajo".
"Este no es un momento para pasar en soledad la Navidad, porque se agudizan esos sentimientos de distanciamiento y vacío. Todos tenemos un lugarcito más en nuestra mesa", finalizó Walter Motilla.