Qué precauciones tomar

Riesgo silencioso: cómo afecta a la piel el uso prolongado de cabinas UV para uñas

Investigadores del Conicet hallaron que las lámparas de secado de esmalte modifican las moléculas de la piel. ¿Qué pueden provocar en las uñas?

Por Celeste Funes

Cada vez es más habitual ver personas con las uñas “hechas”. Ya sea con esmaltado semipermanente, soft gel o diseños esculpidos, esta tendencia es cada vez más adoptada para brindar un aspecto prolijo a las manos o, por qué no, para lucir diseños creativos y coloridos. No obstante, una investigación científica da cuenta de que, a la larga, una parte de este proceso puede tener complicaciones en la piel.

Días atrás se conoció un estudio realizado por especialistas del Coniceten el que se preguntaron qué puede provocar la radiación ultravioleta (UV) emitida por lámparas de secado de esmalte de uñas. De esta forma, descubrieron que muchas partículas, entre ellas la enzima encargada de producir melanina, ven alteradas sus funciones.

“Las primeras [cabinas de uñas] utilizaban radiación de tipo UVA y luego fueron cambiando a luz LED UVA visible, la misma región del espectro solar que llega a la superficie terrestre. Si bien es cierto que aquellas lámparas eran mucho más perjudiciales, en nuestra investigación probamos que igualmente las modernas provocan modificaciones químicas en moléculas de la piel, que están poco investigadas y mucho menos se advierten en el manual de uso del producto, que es de venta libre y a un costo muy accesible”, relata Mariana Serrano, investigadora del CONICET en el INIFTA y una de las autoras del estudio.

Cabinas para uñas: qué efectos tienen sobre la piel

En diálogo con SITIO ANDINO, la técnica química especializada en cosmética y directora de Academia Amelie, Erica Gómez, explicó que las lámparas utilizadas para curar esmaltes semipermanentes y geles emiten radiación UV-A, la cual “penetra profundamente en la piel”.

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“Aunque la dosis es baja y puntual, la exposición repetida puede contribuir al envejecimiento prematuro de la piel y potencialmente aumentar el riesgo de cáncer cutáneo”, señala. Para graficar la situación, ejemplificó que las manos, al ser sometidas a las cabinas de secado, corren un riesgo similar a cuando el cuerpo es sometido a una cama solar: la diferencia está en la intensidad y la duración.

La dermatóloga Viviana Billene, por su parte, detalló a este medio que la exposición a la luz UV puede producir sequedad y fragilidad en las uñas, así como lesiones en la piel si su uso es prolongado. Estas últimas pueden ser foto-envejecimiento, manchas, arrugas finas y adelgazamiento de la piel, reacciones de fotosensibilidad o quemaduras leves.

Si bien precisó que los efectos pueden relacionarse con “el riesgo de padecer cáncer de piel”, aclara que aún no hay evidencias del todo “firmes que lo demuestren”.

Cómo cuidar la salud de uñas y manos

Si bien varios profesionales e investigadores precisan que los efectos adversos que pueden provocar las lámparas de secado de esmalte de uñas no podrían verse sino hasta dentro de algunos años, hay ciertas recomendaciones y cuidados que se pueden seguir para mitigar los riesgos en la salud.

  • Usar protector solar de amplio espectro (FPS 50+) en las manos: aplicarlo 20 minutos antes del procedimiento, especialmente en el dorso.
  • Usar guantes protectores con dedos recortados: existen modelos especiales que bloquean rayos UV y dejan expuestas solo las uñas
  • Minimizar el tiempo de exposición: utilizar lámparas LED de buena calidad que curen rápido y eficientemente.
  • Evitar realizar manicura UV más de 1 o 2 veces al mes para dar tiempo de recuperación a la piel y las uñas.
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A estos cuidados, la cosmetóloga Érica Gómez añade otras consideraciones a tener en cuenta a la hora de realizarse manicura con uñas postizas, gelificadas o soft gel. En detalle, señala que los riesgos más comunes pueden ser el desarrollo de:

  • Infecciones micóticas (hongos): si la uña artificial se despega o si queda humedad atrapada entre la uña natural y el producto, se genera el ambiente perfecto para la proliferación de hongos.
  • Onicolisis (despegue de la uña natural): el uso excesivo o incorrecto de limado, adhesivos o el mal retiro puede dañar la lámina ungueal.
  • Fragilidad, estrías y debilitamiento: la uña natural pierde espesor, se vuelve quebradiza y se descama por la remoción agresiva, esto tiene mucho que ver en la forma que se retiran los esmaltados o las uñas artificiales. “Nosotros no recomendamos torno y siempre le pedimos a las clientas que no se lo retiren ellas mismas”, precisa Gómez.
  • Dermatitis por contacto: a veces causada por los monómeros de acrilato mal polimerizados o contacto con la piel y el exceso de corte en cutículas.

“Lo que yo siempre recomiendo para evitar estos daños es, primero que nada, elegir un profesional capacitado en un lugar habilitado para la enseñanza, que exija su carnet o certificación”, enfatiza Gómez.

Ante cualquier duda o preocupación sobre la salud de sus manos o uñas, las personas interesadas pueden asistir a una consulta dermatológica.

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