Historia de vida: quedó cuadripléjica, recuperó la movilidad y lo narró en un libro para inspirar a otros
Belén Domizio perdió el control de su cuerpo y tras una ardua recuperación volvió a caminar. Cómo lo logró y materializó su historia en una obra literaria.
Quedó cuadripléjica, recuperó la movilidad y lo narró en un libro para inspirar a otros (Foto: gentileza)
A los 33 años, Belén Domizio comenzó suhistoria de vida de nuevo. De un día para el otro, el cuerpo que creía haber conocido ya no le respondía y los hospitales se convirtieron en lugares cotidianos. La desesperación de perder el control del cuerpo la inundó y la colapsó. Volvió a empezar con discapacidad.
En 2020, un mes después de haberse contagiado de coronavirus, su salud volvió a estar en juego. Sin una causa certera ni un diagnóstico definitivo, sufrió mielitis transversa que, según ella cuenta, se trata de “una inflamación de la médula, que no es una enfermedad en sí misma, sino una descripción de la lesión”.
El primer síntoma fue el dolor en las manos y después de dos horas el sufrimiento se había esparcido al resto del cuerpo. La primera hipótesis a la que arribaron los médicos fue una gastritis, pero el dolor se había apoderado de su pecho y espalda, y a los minutos el movimiento de sus dedos era una tarea imposible.
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Después de un día en el hospital y de que los médicos barajaran un sinfín de diagnósticos erróneos, a Belén se le escapaba el aire de los pulmones y sus músculos perdían respuesta. De pronto, los corticoides empezaron a circular por su cuerpo y frenaron la inflamación de la médula. Un enfermero le salvó la vida. Sin embargo, en cuestión de horas quedó cuadripléjica y Belén no sabía si iba a poder moverse de nuevo.
Como rendirse no era una opción, intentó mover los dedos de los pies, hasta que lo logró. Esa fue la señal de que todo iba a estar bien, solo requería esfuerzo, paciencia y constancia.
Belén dejó Mendoza e inició su recuperación en el Centro de Rehabilitación Fleni, en Buenos Aires, donde los médicos habían planificado una estadía de tres meses, pero ella logró valerse por sus propios medios en tan solo dos. La lesión fue de tal gravedad que no solo tuvo que aprender a caminar, sino que también tuvo que volver a desarrollar funciones básicas como ir al baño. Según detalló, el 50% de las mielitis no tienen un diagnóstico que indique por qué se originan, por lo que tampoco se sabe cómo prevenirlas.
“De salud estoy bastante bien. Quedé con secuelas, quizás si me ves por la calle no se notan, pero tengo muchas secuelas, sobre todo en las manos que es lo que más me cuesta mover y algunos músculos aislados que no funcionan del todo bien. Ahora puedo tener una vida totalmente normal. Dicen que a partir de los dos años no te recuperas más, pero en mi caso ya pasaron cuatro y yo siento que sigo recuperándome”, contó Belén a Sitio Andino.
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Aprender a vivir con discapacidad
Belén volvió a caminar, pero actualmente tiene movilidad reducida en sus manos.
“Es súper complicado hacerle ver a la gente que vos tenés una necesidad especial. Yo convivo con dolor crónico, a mí me duele la vida desde que me despierto hasta que me acuesto y he aprendido a vivir con eso”, contó.
Además, agregó: “Si estoy en un supermercado no me pongo en la fila de prioridad, pero si hay un día que lo necesito por ahí me miran con mala cara, tengo que mostrar el certificado, lo analizan, tratan de ver si realmente coincido con eso, es como todo un escrutinio. Te hacen sentir muy diferente, entonces es complicado pasar de una vida normal a tener una discapacidad”.
Su visión de la vida cotidiana cambió tras vivir con una discapacidad. “El mundo te excluye, por ejemplo, me pasa con las pantallas táctiles de una hamburguesería o un cajero automático porque yo no puedo estirar los dedos, tengo que usar los nudillos. Quizás si viviste con esto toda tu vida, te adaptas mejor; pero yo tuve una vida y después otra”, comentó.
Belén es veterinaria y actualmente es becaria doctoral en el Conicet. “Empecé a trabajar en 2021, para mí fue un voto de confianza, porque en ese momento no tenía las capacidades físicas que tengo ahora. Mi directora y mis compañeras de laboratorio fueron mis manos durante un montón de tiempo, tienen un nivel de humanidad hermoso. Estaré eternamente agradecida por la oportunidad. Ahora estoy trabajando en el laboratorio haciendo trabajos de precisión, hoy puedo hacer todo por mí misma, pero me ayudaron un montón”, detalló.
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Convertir el dolor en arte
Belén era una mujer activa, deportista e inquieta, pero cuando su vida cambió también lo hicieron sus hábitos. De forma terapéutica comenzó a escribir su historia de vida para descargar todas las emociones que atravesaba y así fue como surgió su obra El Camino de las Magnolias, el libro autobiográfico que presentó recientemente.
Según contó, su relación con la escritura era nula antes del episodio que le cambió la vida. “Nunca había escrito nada más que un posteo en Facebook. Sí me gustaba mucho la literatura, desde muy chica. En mi casa siempre había libros y estaba en contacto, pero no escribía”, explicó.
En su cuenta de Instagram (@belendomizio) se encuentra el link para adquirir su libro.
“No quiero caer en un positivismo de decir que vas a salir adelante o vas a volver a caminar porque no lo sé, sobre todo para las personas que me contactan, que están buscando una palabra de esperanza, pero sí el mensaje que les quiero dejar es que mi vida es maravillosa a pesar de que tenga una discapacidad y eso me parece que es lo más valorable, que tu vida puede ser maravillosa a pesar de que te pasen cosas malas”, expresó.