Día del Dibujante: "Resinfiltro" y un viaje a la infancia
Cada 10 de noviembre se celebra el Día del Dibujante, en honor Alberto Breccia. En esta nota, la historia de "Resinfiltro", el artista detrás de los murales con caricaturas de finales de los 90's.
En el Día Nacional del Dibujante, la historia de "Resinfiltro", un conocido artista mendocino.
Aunque la RAE lo sintetiza en una línea (“persona que tiene como profesión el dibujo”), es imposible encasillar y definir al arte. Sin embargo, en el Día Nacional del Dibujante (en honor al artista Alberto Breccia), resulta difícil no pensar en uno de los artistas que cruza nuestras vidas a diario y que, de paso, regala a buena parte de la sociedad un viaje a la infancia bañado de nostalgia.
Se llama Kevin Suárez pero Mendoza lo conoce como “Resinfiltro” y como el artista de murales por el que, a menudo, te invade la nostalgia mientras recorres las calles de la Ciudad de Mendoza. En medio de la vorágine de autos, colectivos, celulares y ese “correr de aquí para allá”, salta Arnold, Helga, Rocko y su vida moderna, Garfield y tantos otros a cortar el apuro y la rutina. Es normal detener la mirada cinco segundos, esbozar una sonrisa por aquellos tiempos y seguir camino aunque de otra manera porque por un momento, sólo un instante, hubo un regreso en el tiempo y no hizo falta un DeLorean.
Resinfiltro se hizo conocido a través de la pandilla noventera que comenzó a pintar en las paredes del microcentro mendocino y hasta el creador de ¡Oye, Arnold!, Craig Barlett, lo conoce, se hace eco de su trabajo y hasta lo menciona en sus entrevistas. “Me dedico a la pintura mural o al graffiti mural”, responde ante la consulta pero detrás hay mucho más.
El día en el que se encendió la mecha
Impulsado por su gusto y talento por el dibujo, al terminar la secundaria, Kevin ingresó a la Facultad de Artes y Diseño, periodo en el que absorbió nuevas técnicas y herramientas para mejorar su trabajo. Su estadía duró alrededor de 3 años hasta que otro artista, uno que llevaba tiempo dejando su marca en las calles de Mendoza lo invitó a pintar en el zanjón Frías y ese fue el inicio de un viaje que llevó a Kevin al planeta Resinfiltro.
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Foto: Yemel Fil
“A mí siempre me interesó el arte, desde chico me gustaba dibujar y pintar. Al salir de la secundaria, me metí de cabeza en la facultad de arte y me enriqueció muchísimo, empecé a conocer a mis compañeros, gente que estaba en la misma que yo y la escultura era lo que más me llamaba la atención. La facultad fue un lugar hermoso, pero te enseñan a pintar cuadros y a moverte en un circuito de galería o lugares para exponer”, comenzó a contar.
“Entré en la facultad en el año 2007 y no fue hasta finales del 2010 que se encendió otra mecha: hice una muestra con otros compañeros en un hostel de la Quinta Sección y se acercó otro muralista que ya llevaba tiempo pintando y todos conocíamos sus dinosaurios: “DOTZ”. El me invitó a pintar al zanjón con otro grupo y aunque yo no tenía mucha idea de lo que era pintar en gran formato fui. Me acuerdo que compré un tarro de pintura, agarré mis herramientas y caí al zanjón. Estaba ahí y dije ‘¿qué hago?’ Y dije, voy a pintar un pez grande. Empecé y a la mitad me quedé sin pintura, no tenía más colores tampoco pero bueno, al otro domingo fui, lo terminé, le saqué una foto y me acuerdo que quedó increíble, o por lo menos a mí me parecía que estaba buenísimo, porque era grande, era llamativo como quería. A partir de ese momento comencé a salir todos los domingos a pintar”.
De protagonistas y secundarios
Primero fueron todos los domingos y después, todas las tardes. Primero, fueron peces, después gatos egipcios. Así se fue armando esta cadena hasta llegar a la añorada infancia y a lo que hoy es Resinfiltro en el imaginario colectivo.
“En el 2012, un profesor que sabía que andaba pintando por las calles, nos convocó a mí y a otros compañeros más de la facultad para participar en un proyecto de pintar cuatro escuelas, en distintos barrios. Fuimos varios pero había un grupito con el que éramos más cercanos, ya eran mis amigos, así es que cuando terminamos ese proyecto, teníamos la pintura, las ganas y dijimos, ‘bueno, empecemos a salir a pintar por nuestra cuenta’, de allí nació ‘Asfáltico’”, recordó Kevin.
El cambio de perspectiva fue inmediato: de haberse estado preparando para pintar para galerías o museos, ahora las calles un taller y las paredes, lienzo, uno accesible para todas las personas, que se ve a diario, disponible para quien quiera mirar y así, la idea de una minoría con acceso al arte se disolvió.
“Eso fue lo que me llamó la atención y me atrajo mucho de pintar en la calle, que ya estaba expuesto para todo el mundo, no se necesitaba entrar a un lugar o ir a un museo para ver la pintura y de ese pensamiento salió mi apodo: Sinfiltro y, con los años, Resinfiltro”.
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Foto: Yemel Fil
“Estuve mucho tiempo pintando gatos, chanchos que me encantan. Era buscar paredes grandes e ir con el tarro de pintura, con los rodillos, con los pinceles y los aerosoles. En el centro no había muchas, o era un poco más complicado encontrar, pero en la calle Colón, entre 25 de mayo y Perú, tenía una en vista, porque cuando voy por la calle siempre voy mirando paredes para ver dónde puedo pintar, y ahí había una que no era muy grande, pero pensaba ‘quiero hacer algo acá’”, comentó.
“Hasta que un día se me ocurrió, no sé por qué, pero en la mente se me apareció un personaje de ‘Oye, Arnold’: el Hombre Paloma y ¡qué buen personaje! Me puse a buscar imágenes, le pedí a mi hermano que me acompañara, pedí permiso al dueño de la playa de estacionamiento y lo empecé de noche. Cuando terminé, le saqué una foto, no pude ni esperar al día siguiente, la subí a las redes y tuvo mucha repercusión, la gente empezó a acordarse y eso les trajo una especie de nostalgia que estuvo buena, había mucho cariño por el Hombre Paloma. Ese fue el primero de la saga de personajes. Los elegía secundarios al comienzo, como ‘el chico del pórtico’ de esos capítulos que habían dejado una marca y después pasé a los principales”, agregó el artista de 35 años.
Después de pintar secundarios y protagonistas, se movió a los de Cartoon Network y quizás, se habían acabado los personajes pero no las ideas: “Decidí hacer ‘crossover’, es decir, un personaje disfrazado de otro, un Garfield disfrazado de Patricio Estrella de Bob Esponja, por ejemplo o un Rocko con una peluca de Helga, y seguí por ese camino”.
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Foto: Yemel Fil
El hombre paloma dice mucho
Ahora, ¿por qué el Hombre Paloma antes que ninguno? Kevin respondió que este era un personaje realmente especial para él y que podía ser tranquilamente una persona real.
“No me imaginaba que iba a tener este alcance. Yo iba y pintaba sin preocuparme por nada más y la verdad que solamente quería ver al Hombre Paloma, quería pasar por ese lugar y verlo”, comentó.
“Lo elegí porque todos vimos ese capítulo, lo recordamos, es evidentemente que tiene algo, un condimento más. Me encanta porque yo me imagino que es muy real el personaje, porque tranquilamente puede existir en cualquier ciudad cosmopolita y en esa variedad, está él, una persona en situación de calle, que vive solo en una azotea y que ha creado un vínculo con estos animales. Vence todos los prejuicios sobre quién era ese hombre para dar paso a un personaje sensible, empático, solitario pero amigable, dispuesto a ayudar. Ese capítulo me marcó, incluso, yo lo tengo tatuado porque por algún motivo u otro terminó en esa situación, solo pero con una sensibilidad muy fuerte”, cerró.