Se va terminando el 2024. Y si bien la vida continúa en un ciclo nuevo, la sensación de novedad que genera el cambio de año es una buena oportunidad para crear nuevos hábitos. De esta forma estamos participando activamente en la construcción de la vida que queremos. Pequeños nuevos hábitos que generan poderosos nuevos cambios.
El Fin de Año: entre la Ansiedad, los Balances y la Esperanza
El último mes del año suele ser un torrente de emociones, expectativas y, en muchos casos, una cierta dosis de angustia. En medio de la vorágine de eventos, despedidas, celebraciones, balances y proyectos para el nuevo año, pareciera que la ansiedad se apodera de muchos. El cierre de un ciclo invita a reflexionar, pero también a enfrentar presiones autoimpuestas y sociales que nos obligan a hacer un recuento de logros, fracasos y expectativas incumplidas. Y si bien todo esto es natural, hay maneras de manejarlo sin perder la calma ni nuestra salud mental en el proceso.
La vorágine del fin de año: exceso de eventos y compromisos
Diciembre es, para muchos, el mes de la sobrecarga social. Las reuniones familiares, los intercambios de regalos, las cenas de despedida, las fiestas de fin de año y las celebraciones de todo tipo parecen inundar nuestros calendarios. Esta agenda, que comienza como un conjunto de compromisos emocionantes, puede rápidamente convertirse en una presión abrumadora. La necesidad de cumplir con cada invitación, de estar presente en todos los eventos y de cumplir con las expectativas de los demás, genera un estrés subyacente difícil de gestionar.
Es común que, entre tantas actividades, las personas se sientan sobrepasadas. La oferta de eventos es tan variada que no es raro que nos veamos atrapados en la obligación de asistir a reuniones que no nos motivan o a celebraciones en las que preferiríamos no estar. Todo esto puede generar una sensación de agotamiento físico y emocional. La idea de “no quiero decepcionar a nadie” o “es mi única oportunidad de ver a tanta gente” nos empuja a salir de nuestra zona de confort, pero a costa de nuestra paz interior.
Mientras tanto, estamos sobrecargados de trabajo, con intenciones de “cerrar” el año lo más liberado posible de cargas viejas. Es que caro, queremos empezar un nuevo año como si fuera desde cero. ¿Es posible esto? ¿Se trata solo de una ilusión?
La ansiedad por lo que viene: ¿qué esperar del nuevo año?
Mientras que el fin de año se asocia con despedidas, el comienzo de uno nuevo se llena de expectativas. Las promesas de “empezar de nuevo” o “hacer las cosas mejor” se vuelven casi una obligación social. Es el momento en que las listas de propósitos se multiplican: cambiar la alimentación, aprender un nuevo idioma, hacer ejercicio, ahorrar dinero, ser más productivo... La presión por hacer todo lo que no hemos hecho en el año anterior puede generar ansiedad.
La perspectiva de lo nuevo también suele estar acompañada de la incertidumbre. ¿Seré capaz de cumplir mis metas? ¿Qué pasará con mi trabajo, mi vida personal, mis relaciones? Estas preguntas se multiplican a medida que nos acercamos al 31 de diciembre. La ansiedad por el futuro es natural, pero vivirla de manera paralizante puede impedirnos disfrutar del presente. El futuro siempre será incierto, y esa es precisamente su magia.
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Y es aquí dónde me pregunto ¿Por qué siempre empezamos un lunes, el primer día del mes o el año que inicia? Según James Clear, autor de “Hábitos Atómicos”,” es más sencillo construir nuevos hábitos en nuevos ambientes.” La temporalidad (año nuevo, mes nuevos, el lunes) podría ayudar a crear nuevos ambientes, en nuevos tiempos y así nuevos hábitos.
Es decir, que si bien empezar un año nuevo nos puede llenar de ansiedad, también puede ser algo positivo. Incluso, me atrevo a decir que ni el miedo ni la ansiedad por lo que vendrá, son cosas malas. Decir eso sería demasiado simplista, y es que esa ansiedad nos prepara, y podemos usarla a nuestro favor.
Entonces, con esta sensación de novedad que trae un nuevo año, podemos aprovechar para introducir nuevos hábitos en nuestra vida. No hace falta que sean grandes e inalcanzables hábitos. Pueden ser de los más simples y pequeños pero con un impacto significativo en nuestra vida. A modo de ejemplo, si quiero hacer actividad física temprano, puedo empezar por levantarme 30 minutos antes cada mañana, y que luego pasen a ser 60 minutos antes.
Levantarme antes no solo me sirve para entrenar en la mañana, sino que además me puede ayudar a llegar con sueño en la noche y acostarme temprano. Es así que aparece una cadena de pequeños hábitos que tiene el súper poder de generar una cadena de cambios positivos para nosotros.
La esperanza mueve al mundo
Si bien habar de esperanza a fin de año es un cliché, no por eso es menos cierto que cada año, como cada lunes o principio de cada mes, es una renovación de dicha sensación. ¿Y qué tiene que ver esto con los hábitos nuevos? Bueno, es que al empezar el año, o la semana o el mes con un nuevo hábito renueva la esperanza de generar cambios en nuestra vida.
Los contextos temporales nuevos y los hábitos nuevos tienen esa capacidad. La de darnos esperanza y seguir en marcha.
Una ayuda para un nuevo comienzo con un nuevo hábito.
Aquí te dejamos algunos consejos prácticos para llegar al 31 de diciembre con más serenidad: La pregunta que nos orienta es ¿Podríamos usar esto no solo para el último mes de año? ¿Podríamos hacerlo un hábito durante todo el año?
Prioriza lo esencial: No tenés que decir sí a todo. Selecciona los eventos y compromisos que realmente te hagan sentir bien. La calidad de las experiencias es mucho más importante que la cantidad. Si necesitas descansar, hacelo.
Hace un balance realista: En lugar de enfocarte solo en lo que no lograste, hace una lista de los avances y logros del año. Reconoce tus esfuerzos, no solo los resultados.
No te sobrecargues de propósitos: A veces, las expectativas para el nuevo año pueden ser tan altas que resultan inalcanzables. Es mejor plantear metas pequeñas y alcanzables que puedas ir ajustando según lo necesites. El cambio verdadero no siempre ocurre de un día para otro. ¿Podrías aplicar esto para nuevo mes o nueva semana también?
Conecta con vos mismo: Dedica tiempo para reflexionar sobre lo que has vivido, lo que has aprendido y lo que realmente te importa. La meditación, la escritura o simplemente un momento de quietud en la naturaleza pueden ayudarte a aclarar tus pensamientos y disminuir la ansiedad.
Sé amable con vos y con los otros: Recordá que el final de año es solo un punto de transición, no el fin de tu vida ni de tus oportunidades. No te castigues por no haber cumplido con todo lo que te propusiste. La vida sigue, y siempre hay nuevas oportunidades para empezar de nuevo, incluso si no es el primero de enero.