Javier Milei cerca del PRO: de su orgullo por Petri y Bullrich y las charlas con Macri.
Las primeras 24 horas de Javier Milei como presidente electo no tuvieron demasiado de novedoso. Lo más sorprendente quizás sea el rechazo de la invitación presidencial a reunirse durante el lunes (el encuentro se realizará hoy) y la aparición fuerte en su discurso de la idea de orden en base a represión.
Esa última idea fue ratificada por el ex presidente Mauricio Macri en la noche en un programa televisivo, donde incluso dejó su análisis de un posible conflicto social en las calles con enfrentamientos entre jóvenes. Después de mantener una nueva reunión por más de una hora con el presidente electo.
Los nombres que dejó trascender de su equipo tampoco fueron novedosos, salvo el anuncio de Carolina Piparo frente al ANSES y la posibilidad de que Miguel Angel Pichetto sea propuesto como presidente de la Cámara de Diputados ante la ausencia de legisladores propios de confianza y experiencia le entrega la conducción de Diputados a Mauricio Macri, confirmando que la casta no tiene miedo, sino que lo que tiene es su lugar asegurado.
En sus primeras definiciones radiales armó una mezcla entre Leliq y Cepo sin sentido ni mucha relación, excepto que usaría las Leliq para canjearlas por 30 mil millones de dólares en efectivo provenientes de fondos de inversión (No explicó a cambio de qué ni cómo) para después congelar cualquier emisión por 2 años. Por supuesto no fue repreguntado cómo se solventaría el crecimiento de la economía. Quizás no haga falta, su definición preanuncia un párate fenomenal de la economía como política de shock para intentar la baja de la inflación.
Un dato interesante; entre los nombres que más fuerte suena en la cartera de Economía que Milei entregaría al PRO (¿una manera de confesar que no tiene economistas serios en su entorno?) está Federico Sturzenegger el creador de la Lebac luego rebautizadas Leliq.
Por si fuera poco, para agregar tensión ayer se esfumaron 6 mil millones de dólares de las Reservas del Banco Central al caerse el SWAP con la República Popular China según confirmaron sus autoridades.
Mientras, Sergio Massa desmintió su licencia y designó el equipo para la transición cuando Javier Milei decida quienes serán los responsables de ese trabajo.
No será fácil, el equipo de Massa entre las decisiones que tomó en la reunión de la mañana de ayer es que no convalidará ni una mayor devaluación que la acordada con el FMI, ni aumentos de tarifas ni nada por el estilo. El costo político que lo pague Milei es la síntesis del encuentro.
El problema del vacío de 20 días no lo tienen ni los funcionarios salientes ni los entrantes lo tienen los ciudadanos, se abre un agujero negro de consecuencias imprevisibles ante la voracidad y la especulación de los factores concentrados de poder.
Los mercados internacionales actuaron como se esperaba, el abrazo del oso llegó bien tempranito con el rebote fuerte de todos los papeles ligados a la Argentina y a sus empresas. El método es conocido y trillado te recibimos y te sentamos a la mesa, pero a la primera gotita de vino que se te caiga todo se derrumba. No hay gobierno electo con el que no lo hayan hecho.
Por la tarde desde la nueva Oficina del Presidente Electo se comunicó que no habrá anuncios de nuevos integrantes del gabinete hasta el día de la asunción lo que abre otro interrogante sobre la posibilidad de una transición ordenada.
También se abren dudas sobre las medidas finales que adoptará o no. Ratificó la intención de privatización de los medios públicos, de YPF y de todo lo que pueda estar en manos privadas (recordando aquel viejo gafe de Roberto Dromi, pero ahora sin equivocarse) todas medidas que se deben tomar por ley enviada al Congreso de la Nación.
El presidente electo fue muy esquivo al hablar de dolarización; “El Banco Central se cerrará en la moneda que elijan los argentinos” dijo sin más precisiones.
¿Significará avanzar más hacia la idea del macrismo y el desplazado Carlos Melconian de una bimonetariedad o canasta de monedas más que la dolarización?
Mañana, a más tardar, Milei debería dar una señal clara a los mercados. Si él cree y transmite que llega con una economía devastada y un reservorio seco y fundido lo único que queda es la autoridad política. Sin señales no habrá demasiada tranquilidad en las horas que vienen.