Tras 13 años, la desaparición de un joven que fue visto por última vez en junio del 2008 tuvo su esclarecimiento, marcando al mismo tiempo el fin de una investigación que, sin lugar a dudas, es de las más importantes que hizo la justicia mendocina en los últimos años.
Es que el joven desaparecido, Carlos Sebastián García (20), conocido como "Carlitos", fue asesinado por su propio padre, Juan Carlos García (56), un femicida que en marzo del 2016 ya había sido condenado a prisión perpetua por matar a balazos su esposa, Ramona Carmona (57) -madre del joven-.
Ahora, acorralado por la investigación del fiscal de homicidios Carlos Torres y su equipo de trabajo, García decidió confesar que también mató a su hijo de 20 años y fue condenado, por segunda vez, a la pena máxima del Código Penal.
Un asesino serial: los hechos
La dramática historia de la familia mencionada, domiciliada en el barrio Unimev de Guaymallén, comenzó el 28 de junio del 2008 cuando desapareció "Carlitos", un chico que tenía problemas de adicción y había estado internado en el hospital El Sauce hasta días antes.
Su propio padre fue quien radicó la denuncia de paradero en la noche de ese día y dijo que el joven había desaparecido en el barrio 25 de Mayo de Rodeo del Medio, luego de una discusión porque el adolescente quería comprar droga.
Agregó que luego de que "Carlitos" descendiera del coche y escapara corriendo, lo buscó por una hora pero que al no hallarlo decidió radicar la denuncia.
La justicia inició una investigación (plasmada en el expediente P-51189/08) pero nunca hubo novedades. A los investigadores les sorprendió que García padre nunca se constituyera en querellante y que frecuentemente aportara datos que luego eran descartados por los detectives.
Lo cierto es que a pesar de las múltiples medidas, "Carlitos" nunca fue encontrado.
Así llegó el año 2015, cuando la familia volvió a ser protagonista de un hecho policial: el asesinato de Ramona Carmona (57), madre de "Carlitos" y esposa del ahora condenado.
Fue el 13 de febrero de ese año cuando Carmona "desapareció" según los dichos de García, quien luego dio información falsa sobre un supuesto robo de $30.000 en su casa.
Sin embargo, días después el cadáver de Carmona fue hallado a orillas de la Ruta 142 de Lavalle, a la altura del kilómetro 49, a unos 30 metros hacia adentro del campo, entre montes de jarilla y ramas, en el paraje La Asunción. El cuerpo de la mujer tenía cuatro balazos de un arma calibre 22.
La justicia comenzó a investigar el caso y rápidamente descartó el robo. Luego, a través de las pericias a los celulares de la víctima fatal y García, se determinó que estos habían sido captados por una antena cercana al lugar donde se halló el cadáver.
Con esta prueba y otros indicios -entre ellos peleas de pareja tras un viaje de Carmona a Canadá-, el 24 de marzo del 2016 la justicia condenó a prisión perpetua a Juan Carlos García como autor de un "homicidio agravado por el vínculo".
Tras ese juicio, allegados a la familia se acercaron a la fiscalía de homicidios y volvieron a sacar a la luz la desaparición de "Carlitos".
Concretamente, manifestaron su sospecha sobre García e indicaron que el hombre "sufría" con la adicción de su hijo.
Entonces, el fiscal Torres y su equipo de trabajo comenzaron a cotejar informaciones. De esa forma, llegaron al dato de que el 26 de mayo del 2011, otro puestero de Lavalle había encontrado un cráneo y restos óseos a orillas de la ruta 142, a escasos kilómetros de donde fue asesinada Carmona.
La sorpresa de los propios detectives fue mayúscula. Ahora bien, en ese entonces la provincia no tenía un Laboratorio de Huellas Genéticas para cotejar ADN y realizar ese tipo de peritajes.
Pero con la creación de ese registro a principios del 2017, la fiscalía pidió cotejar esos huesos encontrados y allí surgió todo.
El 14 de mayo de este año, los peritos establecieron que ese cráneo correspondía a un hijo de Ramona Carmona y que tenía 3 orificios de bala, también de un calibre 22. Esto sumado a la cercanía entre el hallazgo del cuerpo de la mujer y los restos, terminaron de cerrar la historia.
A partir de ese momento, Torres comenzó a investigar directamente a García por el crimen de su hijo y al sumar distintas pruebas, el hombre decidió confesar.
Este miércoles, en un juicio abreviado, García admitió haber asesinado a balazos a su hijo por su adicción a las drogas y la justicia lo condenó a prisión perpetua. En el acto actuaron el fiscal Torres y los abogados defensores Rubén Castro y Marian Gil Yoma. El fallo fue firmado por el juez Gabriel Bragagnolo.
Así se cerró la triste historia de la familia García-Carmona, que tenía un asesino serial en el hogar y que durante más de 13 años logró burlar a la justicia mendocina. Ahora el culpable pasará el resto de sus días en la penitenciaría provincial.