En la verdulería bajan precios pero productores afirman que "es siniestro seguir produciendo"
Después de semanas agitadas en materia de precios de frutas y verduras, con llamado al boicot incluido, los valores en varios casos se mantuvieron y en otros, bajaron, según el último informe de la Unión Frutihortícola Argentina (UFHA). Sin embargo, el panorama del sector sigue en estado crítico y un nuevo alerta se enciende.
Así, encontramos las distintas variedades de lechuga, además de papas, cebollas, pimientos, zanahorias, tomates, camotes, calabazas, naranjas, mandarinas, manzanas a los mismos precios, o al menos debería reflejarse esta situación en exhibidores en verdulerías.
Mientras que en otros casos, se registraron algunas bajas, por ejemplo en la acelga. El fardo que contiene 10 atados cuesta $20 menos, consiguiéndose en $50.
La caja de berenjenas que pesa alrededor de 14 kilos, bajó alrededor de $100 en los mercados de concentración, por lo que en las etiquetas a las que acceden consumidores minoristas debería notarse. El zuccini y el zapallo redondo siguieron los mismos pasos, y las frutillas que empiezan a asomar en mayor cantidad, hicieron bajar el precio de la caja en $120, aproximadamente.
Un sector que se sigue hundiendo
Omar Carrasco, titular de la UFHA región Cuyo, describió la problemática por la que atraviesan los productores y enciende la alarma en torno al futuro, algo que se viene diciendo desde hace varios meses pero que aun no encuentra una solución de fondo.
La mayoría de los productos frutihorticolas no han podido ajustar su precio por la inflación o por la devaluacion los mismos se ajustan por oferta y demanda del momento "no teniendo alternativas como el caso de la banana, kiwi, palta que son importadas".
La tarifa eléctrica que "cualquier gobierno de turno tiene para las economías regionales que sacan agua subterránea, debería tener una tarifa especial".
Los agroquímicos no dan plazo de pagos y "si te dan no se sabe cuanto va a salir ya que los ajustan con dólares o ajustan con interéses exagerados". Sería importante que el gobierno pida precios referenciales o que haya líneas de productos llamados básicos o cuidados para la producción.
Las bodegas están pagando "como quieren", sin ajustes por inflación y a 6 meses, emitiendo pagos para febrero y marzo de 2019, "osea un año después de entregada la uva".
A esto se suma todos "los impuestos vencidos que estamos tributando con actualización e intereses punitorios resarcitorios y honorarios de abogados".
Con este panorama es siniestro seguir produciendo.