Miles de profesores y estudiantes volvieron a marchar hoy por el centro de Santiago de Chile, demandando paralelamente mejoras laborales y educacionales al gobierno de Michelle Bachelet. "Educación gratuita y de calidad ahora", rezaban varios carteles que portaban los asistentes a la movilización en su recorrido por la Alameda, la principal avenida del país.
Los manifestantes, resguardados por cientos de policías, gritaron a favor de un nuevo estatuto docente y del retorno de la educación pública escolar a la administración del Estado central, tras su traspaso a los municipios en la dictadura que gobernó el país entre 1973 y 1990.
La presidenta Michelle Bachelet, cuya popularidad oscila en torno a un 30 por ciento en medio de la crisis de desconfianza que asola a toda la élite política, aseguró que su gobierno está preocupado de la materia. "No estamos paralizados", subrayó la mandataria.
El estatuto docente, que pretende mejorar la estabilidad y remuneraciones de los profesores, de hecho es el proyecto principal en que trabaja el gobierno hoy, además del que otorga gratuidad gradualmente a la educación pública universitaria desde 2016.
Las protestas por la educación, que movilizan a millones de personas desde 2011 en miles de protestas, tienen como telón de fondo el desigual acceso a este derecho en el país.
Tras la reforma educacional de la dictadura, que entregó a los municipios la administración de las escuelas y autorizó la creación de empresas que administran la gestión de los liceos públicos, la educación se segregó crecientemente, en especial en término de sus resultados.
Adicionalmente, la dictadura obligó a las universidades públicas a autofinanciarse, por lo que hoy cobran aranceles anuales de miles de dólares a sus alumnos, en un país donde la mitad de los trabajadores percibe salarios menores a 500 dólares mensuales.