Potasio Río Colorado: qué pide al Gobierno Fiscalía de Estado.
Foto: Yemel FilUna mini-ciudad industrial en un predio de 80 mil hectáreas dividido por un profundo cañadón al sur de Malargüe. Un gran equipo de perforación, enormes galpones para guardar maquinarias e insumos, alojamiento y comedor, por un lado, y por otro, una planta de procesamiento mineral y mucho por hacer. Así asoma al visitante Potasio Río Colorado, que tras un largo sueño, un nuevo concesionario, promete despertar a fuerza de millones de dólares para reactivar la minería a escala en Mendoza.
El megaemprendimiento inició en 2013 un letargo de 10 años desde que la minera brasilera Vale decidió paralizarlo. De a poco va desperezándose, a la espera de una megainversión de u$s 1000 millones prevista por sus nuevos "dueños": la argentina Minera Aguilar y su socia, también brasilera, ARG, se preparan para heredar millones de dólares en activos listos para usar en una amplia superficie donde el hombre aceptó el desafío de la geografía.
Cerca de allí, 2 enormes galpones guardan las muestras "testigo" de todo el potasio que las entrañas del lugar tienen y falta extraer: en reservas certificadas, Potasio guarda más de 200 millones de toneladas. Son muestras que datan de la década del 90, cuando la entonces minera Tea (antecesora de la británica Río Tinto, antiguo concesionario del proyecto antes de Vale) encaró estudios de prospección en la zona que hoy sirven de guía.
Las operaciones de Minera Aguilar y ARG retomarán lo que dejó Vale en su momento, pero saben que su proyecto será 1/3 de lo que se preveía: es decir, de procesar 4,5 millones de toneladas a 1,5 millón. Para eso, hay 75 pozos de 1.300 mts de profundidad, en "pads" o conjuntos de 2, con conexiones subterráneas ya listas para transportar 250 mil toneladas de sales (cloruro de potasio) diluídas en salmuera (cloruro de sodio) a partir de la inyección de agua, hasta la planta de tratamiento distante a 25 kilómetros de tendido de tuberías.
"Es un equipo perforador direccional muy moderno, de unos 14 millones de dólares, que minimiza el impacto ambiental y aún no está amortizado. A razón de unos 3 millones por pozo, Potasio tiene unos 200 millones enterrados", valoró en el lugar Emilio Guiñazú, gerente de PRC S.A., la estatal mendocina que con la concesión cede 88% de acciones de Potasio Río Colorado. Así, la Provincia conserva 12% como minoritario, y la posibilidad de participar de la futura toma de decisiones y, obviamente, las ganancias por las exportaciones del mineral.
A 15 minutos en camioneta, y luego de cruzar el profundo Cañadón Amarillo, se esconde la planta donde se procesarán las sales de potasio. Hasta el momento, sólo con lo ya perforado, un potencial de más de 2 millones de toneladas, con "miles de pozos más por hacer", aunque deberá asegurarse el agua necesaria para su extracción y tratamiento (casi 2 litros por kilo de mineral es el cálculo estimado).
La recorrida hasta la zona de los tanques de almacenaje muestra la traza incompleta del ducto que dejó Vale y deberá completar Minera Aguilar antes de que Potasio Río Colorado funcione a pleno, como parte de un "camino" de tuberías previstas hasta donde se separarán las sales. Pese a que el producto principal es el potasio, la sal derivada es un subproducto comercial "que se almacenará por ahora, ya que todavía no tiene destino específico".
Tras la guerra entre Rusia y Ucrania, uno de los principales productores mundiales de granos, creció exponencialmente la demanda de potasio, y con ella su precio, que hasta 2022 rondaba los u$s 900 la tonelada. A razón de u$s 4.000 la tonelada de cloruro de potasio "pelletizado", que es como se exportará, si el proyecto estuviera en marcha, "Mendoza duplicaría lo que hoy factura por sus exportaciones", subrayan desde el Ministerio de Economía.
De ahí que los nuevos socios de Potasio Río Colorado quieren apurar los trámites que faltan (unos 60 días) para empezar a reactivarlo. En el medio, el Gobierno mendocino ya asumió el compromiso de completar la infraestructura básica faltante, esto es, las mejoras de la ruta provincial 189 para el transporte en camión del mineral hasta la conexión que lo lleve hasta el trasbordo en tren desde Palmira. Y también el tendido eléctrico que termine de alimentar al predio.
Para Nicolás Mallo Huergo, gerente general de Minera Aguilar S.A. "hemos podido ver la magnitud del proyecto, que es desafiante e involucra más de 1.000 millones de dólares entre exploración y producción durante 5 años. En el primer año, y medio prevemos invertir unos 60 millones de dólares: eso incluye revisión de toda la ingeniería que hay y la construcción de la planta piloto".
Según el responsable de la firma, fue clave "el apoyo del Gobierno de Brasil, y contar con un socio brasilero como ARG, teniendo en cuenta que es un país vecino y gran consumidor de potasio, un insumo fundamental. Nos decidió la situación de los commodiys en el mundo y el hecho de encarar un proyecto a una escala mucho más viable, que se facilita con las fuentes de financiamiento que aportamos".
A tal punto el negocio mundial del potasio atraviesa uno de sus mejores momentos, que los nuevos concesionarios de Potasio se entusiasman con la posibilidad de volver a "escalar" la producción. Admiten la idea de que, en pocos años, la planta retome su capacidad original de 4,5 millones de toneladas, en los 3 módulos inconclusos que dejó Vale.
Mientras, la visita a la "mini ciudad" de enormes tanques conectados a un piletón, además de muchas más cañerías y galpones que esperan nueva vida, deriva hacia otro barrio cercano. El pensado para la vida extra laboral del "nuevo" Potasio: dormitorios conectados a un gran comedor, un centro de salud y toda un área para recreación compuesta por canchas de fútbol y básquet, gimnasio y pista de salud.
Un predio que los casi 3 mil ex empleados de la era Vale apenas pudieron utilizar antes de que Potasio entrara en "modo sueño". Y en pocos meses promete empezar a poblarse nuevamente, con rotaciones de 14 días de trabajo entre los vuelos que los traigan y lleven nuevamente a casa desde la pista adyacente, con la ilusión de más estabilidad y salarios atractivos.