Análisis

Moneda común un camino solo comercial y lejos de ser única

Argentina y Brasil dieron ayer los primeros pasos para la concreción de una moneda común de uso exclusivo en el comercio bilateral entre ambos países.

Por Marcelo López Álvarez

Mientras los nuevos tiempos políticos del Brasil son propicios para avances bilaterales de enorme trascendencia para la economía argentina uno de los desafíos que se impone a la dirigencia y a los medios de comunicación es comunicar correctamente, algo tan simple que parece imposible, Un ejemplo de tamaña desaprensión es la mal llamada moneda única que no es única sino apenas moneda común de intercambio.

Si bien es cierto que desde la idea del Banco del Sur acuñada en otras épocas de convivencia política y liderazgo entre Lula, Nestor Kirchner, Hugo Chávez, Pepe Mujica y Evo Morales, la idea anda rondando su implementación parece imposible en la practica. Las fragilidades y espasmos políticos de Latinoamérica hacen imposible que Brasil se transforme en la Alemania de CEE que se transforme en motor de esa unión.

Lula no ha abandonado la idea (que incluso mostró en su campaña electoral) sin embargo las condiciones económicas y políticas de Brasil parecen más propicias para avanzar en pasos cortos y seguros, como los firmados ayer, que en grandes revoluciones transformadoras de la economía regional.

Para entender la situación actual de las negociaciones entre Argentina y Brasil lo que está a punto de concretarse no es una moneda común sino un sistema de intercambio y compensación que permita el cuidado de las divisas de ambas naciones, potenciar sus monedas y establecer las primeras bases de acuerdos más amplios.

Tal como afirmó ayer el mandatario brasileño lo que se negocia por estas horas es similar a lo que se intento en 2008 con escaso éxito porque fue de carácter optativo y en un mundo que no tenía las mismas problemáticas ni necesidades de hoy.

En aquel momento la posibilidad de exportar o importar en monedas locales con una posterior compensación entre los Bancos Centrales se vio como un camino alternativo. Hoy se transforma en una necesidad ineludible para la Argentina y en una situación conveniente para Brasil lo que hace un contexto absolutamente diferente.

El sistema en el que trabajan las autoridades brasileñas y argentinas (y siguen de cerca otras naciones) a diferencia del de casi 15 años atrás seria de uso obligatorio para cualquier intercambio comercial entre ambos países con una unidad de intercambio que (como informó Sitio Andino) podría denominarse Sur.

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Sergio Massa y Fernando Haddad dieron ayer los primeros pasos hacía la moneda común comercial.

Sergio Massa y Fernando Haddad dieron ayer los primeros pasos hacía la moneda común comercial.

Al final de un ciclo comercial que podría ser anual ambos bancos centrales compensan las diferencias pasando a moneda dura y compensando la diferencia para quien haya terminado con superávit la balanza comercial.

El mecanismo reduce al mínimo la dependencia del Dólar para mantener las relaciones comerciales y lo vuelve incluso inexistente en la relación comercial si (como intentan los acuerdos firmados ayer) se intenta llegar al equilibrio comercial entre ambos naciones.

El sueño de una moneda única de circulación masiva y corriente para ambos países o incluso el Mercosur genera, en cambio, más dudas.

Primero porque aumentaría la dependencia de quienes se sumen al proyecto de Brasil, como pasa con Europa, el Euro y Alemania. La economía brasileña, por tamaño y fortaleza (incluso post Bolsonaro) es la única capaz de liderar y fortalecer el proceso de unión monetaria.

Además de un largo proceso de negociaciones y diseño la posibilidad de unificar las monedas también se necesita una serie de acuerdos, explícitos e implícitos, de cómo reordenar los sistemas productivos, las relaciones comerciales y los perfiles económicos de cada país. Sin contar la perdida de independencia y posibilidades de generar políticas monetarias de los países que se sumen, dejando todo en manos de un Banco Central unificado o lo que es lo mismo decir del más poderoso.

Los pequeños avances logrados ayer en el camino de la unificación de la moneda comercial podrían verse reflejados en los próximos meses con el un primer paso que no tendría aún esa moneda común sino una especie de caja de compensaciones que se revisaría cada tres o seis meses.

El sueño de la moneda única corriente para toda América del Sur o por los menos el Mercosur parece de difícil concreción en un larguísimo tiempo, las enormes diferencia de escala de las economías de los posibles países participantes, las macro de cada uno con marcadas disidencias de tipos de política, los desarrollos industriales también absolutamente dispares son solo algunos de los ítems que hacen casi imposible que el sueño sea real.

Sin embargo ordenar el comercio bilateral o multilateral en torno a una unidad de valor común que permita desanclar las operaciones de los vaivenes de las economías desarrolladas y las llamadas monedas fuertes daría un respaldo y un aire a las economías regionales que como se ve y se lee desde hace unos días no será muy bien recibido por los factores concentrado de poder y la economía mundial.

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