Vendimia 2025

Manual, mecanizada o asistida: radiografía de los costos de cosecha en Mendoza

Vendimia 2025, suben los costos, crece el cooperativismo. Manual, mecanizada o asistida, cada sistema de cosecha impone desafíos clave a los productores.

Por Marcelo López Álvarez

La cosecha vitivinícola 2025 cerró con un crecimiento de casi el 4% respecto a la campaña anterior, totalizando 19,8 millones de quintales de uva en todo el país. Mendoza, como es habitual, explicó la mayor parte de ese volumen: 14,8 millones de quintales, un 6,5% más que en 2024. En paralelo, el sistema cooperativo —relevante en zonas del Este y el Valle de Uco— aportó 3,2 millones de quintales, creciendo un 18,5% interanual.

Los datos surgen del tradicional informe de cosecha que presenta año a año ACOVI (Asociación de Cooperativas Vitivinícolas), que realiza un detallado análisis de los costos de la cosecha cada año. En este contexto, Fabián Ruggeri, gerente general de FECOVITA, subrayó que “las cooperativas se consolidan como actores clave en un contexto de muchas dificultades para los pequeños productores, porque les garantizan acceso a herramientas, cosecha organizada y contención económica”.

Este buen desempeño en términos de volumen coincide con un escenario de fuertes tensiones económicas: inflación acumulada del 47,3% interanual a abril de 2025, aumentos salariales superiores al 80% y subas tarifarias por encima del 100% en componentes como el Convenio de Corresponsabilidad Gremial (CCG). Frente a este contexto, el informe de costos de cosecha 2025 ofrece una herramienta clave para los productores, al comparar con detalle el desempeño económico de tres sistemas alternativos: manual, mecanizado y asistido.

image.png
Los directivos de ACOVI presentaron el informe de los costos de cosecha 2025

Los directivos de ACOVI presentaron el informe de los costos de cosecha 2025

El modelo manual: altos costos, arraigo cultural

La cosecha manual, método predominante en la vitivinicultura argentina y especialmente en Mendoza, es también el más intensivo en mano de obra: demanda 15 cosechadores por cada 5 hectáreas y se estructura sobre la figura de la ficha por tacho cosechado.

Según el informe, los costos para uva tinta común (180 qq/ha) ascendieron a $6.309 por quintal, y para varietal (120 qq/ha) a $7.996 por quintal, con variaciones interanuales del 44% y 39%, respectivamente. La ficha para la uva tinta se pagó a $600, mientras que para la chardonnay llegó a $850, mostrando subas del 33% y 31%.

En ambos casos, la ficha representa más del 50% del costo total, seguida por el CCG y el flete. El informe resalta que más del 70% del gasto total está vinculado directamente con la mano de obra, lo que torna al sistema vulnerable a la evolución salarial y a la disponibilidad de vendimiadores, cada vez más escasa en algunas regiones.

El componente logístico también es relevante: $1.255.500 en fletes para 5 hectáreas de uva tinta, lo que representa un 22% del costo total. El incremento de tarifas y combustibles comienza a erosionar la competitividad de un sistema que, si bien conserva centralidad por su flexibilidad y baja barrera de entrada, resulta cada vez más oneroso.

Mecanización: eficiencia relativa y condicionamiento estructural

El sistema mecanizado, centrado en el alquiler de cosechadoras con despalilladora, cobra por hectárea y requiere que la finca esté adaptada (conducción en espaldera, suelos uniformes, filas largas y sin obstáculos). En 2025, la cosecha mecánica alcanzó el 21% del total cosechado a nivel país, con provincias como La Pampa (95,5%) y Neuquén (85,3%) liderando la incorporación de tecnología.

Para el modelo de uva tinta común, el costo fue de $5.897 por quintal, un 7% menor que la cosecha manual, con un incremento del 34% interanual. El mayor peso relativo lo tiene el alquiler de la máquina, que representa el 70% del gasto total. El flete, en este caso, presenta un ahorro del 10% por acuerdos específicos para vendimia mecanizada.

En el caso del varietal, sin embargo, la cosecha mecánica alcanzó los $8.218 por quintal, superando en 3% a la manual. La menor productividad por hectárea y la mayor sensibilidad a los daños hacen que la mecanización pierda eficiencia relativa en contextos de bajo rendimiento.

El punto de indiferencia entre sistemas (donde el costo por quintal se iguala) se ubica en 165 qq/ha para la uva tinta y 125 qq/ha para el varietal, lo que indica que a partir de estos rendimientos, la mecanización se vuelve económicamente preferible.

image.png

Cosecha asistida: una oportunidad latente

El tercer modelo analizado, la cosecha asistida, combina elementos de mecanización parcial (bines, elevadores, tractores) con trabajo humano. Requiere menos personal (10 personas por 5 hectáreas), elimina la figura del cuadrillero y mejora sensiblemente las condiciones de trabajo, con un incremento de productividad estimado en un 60% respecto al sistema manual.

Los costos de este sistema fueron de $5.784 por quintal para uva tinta y $7.112 para el varietal, lo que representa ahorros del 8% y 11%, respectivamente, frente a la cosecha manual. La ficha —en este caso llamada “fichón”, que se abona por bin cosechado— fue de $9.600 para la tinta y $13.600 para la varietal, con aumentos del 33% y 42%.

El informe destaca que, a pesar de sus ventajas, la cosecha asistida sigue siendo poco utilizada, en parte por el arraigo de prácticas tradicionales y en parte por la falta de servicios disponibles. Sin embargo, presenta una alta adaptabilidad a fincas pequeñas o medianas que no pueden mecanizar totalmente pero buscan mayor eficiencia.

¿Qué sistema conviene?

El informe concluye que la elección del sistema de cosecha no puede ser uniforme, sino que depende del rendimiento por hectárea, el tipo de uva, el modelo de finca, la estructura de costos y la disponibilidad de mano de obra. No hay una solución única, pero sí umbrales claros que orientan la toma de decisiones.

Si se busca eficiencia en altos rendimientos, la mecanización es la opción más competitiva. Si el productor no puede acceder a maquinaria o tiene viñedos complejos, la cosecha asistida ofrece un equilibrio razonable entre eficiencia y flexibilidad. En tanto, la manualidad sigue siendo el sistema dominante, aunque cada vez más costoso y expuesto a las fluctuaciones del mercado laboral y la inflación.

En este sentido, Marcelo Federicci, gerente de ACOVI, destacó: “El 70% de la cosecha cooperativa en Mendoza se sigue haciendo de forma manual. Hay un enorme margen de mejora si logramos avanzar hacia modelos más eficientes sin perder la identidad de nuestros sistemas productivos”.

Finalmente, el análisis recuerda que la cosecha representa entre el 30% y el 33% de los costos operativos del ciclo vitícola, por lo que cualquier mejora en esta etapa tiene un impacto directo en la rentabilidad del productor. En un año donde los precios y los márgenes se redefinen, comprender y optimizar los costos de cosecha no es solo una cuestión técnica, sino una estrategia de supervivencia.

Te Puede Interesar