Javier Milei, estadísticas, inflación y el peligro de kirchnerización
Los datos de inflación profundizaron la sensación que las estadísticas se alejan de la realidad. ¿Javier Milei corre el riesgo de kirchnerizar sus datos?
Las estadísticas oficiales en la Argentina, sobre todo las relacionadas con la inflación, se han transformado en un verdadero problema. Desde el paso de Guillermo Moreno por el gobierno hasta estos días, se han convertido en un centro de debate. Después de unos años de recuperar credibilidad, ahora Javier Milei corre el riesgo de "kirchnerizar" sus números.
Estadísticas y la percepción social
Uno de los grandes problemas que tuvo el segundo gobierno de Cristina Kirchner fue, sin dudas, que una parte importante de la sociedad percibía la lejanía entre las estadísticas y lo que ocurría en su bolsillo. ¿Entra Javier Milei en una zona de riesgo similar?
Datos como el 0,9% de inflación en alimentos, el 2,4% del IPC o que en Mendoza la canasta básica alimentaria bajó en noviembre respecto a octubre alejan a las estadísticas del bolsillo de los ciudadanos.
A este escenario hay que sumarle la falta de registro del presidente. Así como en aquellos años Cristina Kirchner “denunciaba” a jubilados que compraban 100 dólares, el presidente asegura que el sueldo básico promedio en la Argentina saltó de 300 a 1.100 dólares en su gestión. Esto parece mostrar que las similitudes y los riesgos son mucho mayores de lo que aparentan.
¿Cómo puede un ciudadano normal contrastar los datos de inflación cuando, en los últimos días, carne, pollo, lácteos y gaseosas tuvieron aumentos cercanos al 10%? La recorrida por el supermercado marca que no hay baja de precios, sino ofertas de productos a punto de vencer o compras compulsivas de segunda unidad con descuento.
El gobierno de Javier Milei, con razón, destaca que bajó la dinámica inflacionaria; sin embargo, no es menos cierto que, por primera vez, el punto de referencia para no caer en la pobreza superó el millón de pesos.
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Las estadísticas relacionadas con la inflación están otra vez en el centro de la polémica.
En noviembre, una familia tipo de cuatro integrantes (dos adultos y dos menores) requirió ingresos por al menos 1.001.466 pesos para no caer en la pobreza, según informó este miércoles el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC). Además, la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que define la línea de indigencia, se situó en 439.240 pesos, tras un incremento del 1,1% respecto al mes anterior.
La CBA, que considera únicamente los alimentos esenciales para la subsistencia, registró un aumento interanual del 137,4% y acumula un alza del 82,5% en lo que va de 2024. Para un adulto, la línea de indigencia se ubicó en 142.149 pesos mensuales, mientras que la línea de pobreza para una familia se estableció en más de un millón de pesos.
En tanto, la Canasta Básica Total (CBT), que incluye bienes y servicios no alimentarios como vestimenta, transporte, educación y salud, creció 1,5% intermensual, alcanzando una variación interanual del 156,5% y un acumulado del 102% en 2024.
El incremento de la CBT fue inferior al del IPC en el mismo período, principalmente debido a la menor incidencia de precios de alimentos y bebidas, que subieron apenas un 0,9%. En contraste, sectores como educación, salud y vivienda tuvieron variaciones más significativas.
El sector educativo lideró los aumentos con un 7,5% en Ciudad y Provincia de Buenos Aires.
Salud mostró un alza del 2,9%, impulsada por ajustes en las prepagas (entre 3,9% y 6,9%) y aumentos en medicamentos de hasta el 4,4% para PAMI.
El rubro vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles tuvo un incremento mensual del 4,5%, con ajustes específicos en electricidad (2,5%), gas (2,7%) y agua (4,0%).
Estadísticas y la perdida de credibilidad
El Instituto de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires (CABA) también publicó sus cifras: una familia tipo necesitó 1.614.641 pesos para ser considerada clase media, excluyendo el costo del alquiler, un número que llega a poco más de 2 millones si se suma el alquiler.
Los números estadísticos definitivamente generan fuertes contradicciones, pero, por sobre todas las cosas, se transforman en un hecho político que puede generar un gran momento para cualquier gobierno. Aunque también pueden convertirse en un gran dolor de cabeza si la sociedad percibe que están tan lejos de su realidad que terminan siendo tomados como una mentira más de la política.