Entre cumples y picadas: la historia de Gonzalo, "la" marca del copetín en Mendoza
Lidera un rubro con fuerte competencia foránea. Origen y presente de una línea de productos 100% hechos en Mendoza. Su valor agregado frente a otras marcas.
Leandro y Pablo García, herederos de Gonzalo, con los productos de la marca emblemática detrás.
Foto: Yemel Fil
Reunirse a comer es símbolo de amistad y festejo entre los argentinos. Y en cualquier festejo que se precie no pueden faltar los productos de copetín, con las infaltables papas fritas a la cabeza, que tienen entre las principales marcas una convertida en ícono del negocio en Mendoza.
"Todo comenzó con las ganas de emprender de mi abuelo Gonzalo cuando llegó al país en 1952. Su fuerte era hacer papas fritas, que hacía primero para reunirse con amigos, pero con el tiempo fue sumando otros productos" dice Leandro García, nieto del fundador de Gonzalo, símbolo del rubro.
Así, el inmigrante español Gonzalo García Rodríguez puso en marcha un proyecto a mediados del siglo XX que con el tiempo se convertiría en una próspera empresa familiar. Primero con sus hijos José Antonio y Gonzalo, frutos de un matrimonio "a distancia" (hoy sería virtual) con la madre del clan que luego seguiría sus pasos hasta Mendoza. Y hoy conducida por la tercera generación, Leandro y su hermano Pablo.
El hobby inicial de Gonzalo rápidamente tomo cariz comercial. Pero el destino le tenía preparado cruzar su camino con el de otro emprendedor legendario de Mendoza que lo ayudaría a crecer.
Productos, de la feria a la fábrica y el súper
Según Leandro "cuando los vecinos de mi abuelo supieron lo que hacía, le dijeron que tenía que empezar a venderlas".
Fue el primer empujón. El siguiente fue conocer a José Angulo, el fundador del supermercado VEA.
A instancias de Angulo, Gonzalo encaró una mayor producción para comercializarlas a escala. Y así la marca empezaría a darse a conocer masivamente entre los mendocinos.
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La elaboración de papas fritas, ícono entre los productos de la marca mendocina
Foto: Yemel Fil
Para entonces, García ya tenía claros los secretos de la cadena de elaboración, desde la materia prima hasta el producto final. Es que antes de embarcarse en el proyecto, el joven inmigrante ibérico había trabajado en la feria de Guaymallén y en varios restaurantes, lo que enriqueció su conocimiento de la papa como insumo y como seleccionar la mejor.
Pero la segunda generación García Rodríguez, los hermanos José Antonio y Gonzalo, se encargaron de consolidar a la marca como n° 1 como proveedor de productos de copetín en Mendoza.
Pablo reseña que el mayor crecimiento "fue en los '90, cuando por la demanda empezamos a contratar más personal e incorporar maquinaria. Y por el apego que teníamos, como mi padre, al terminar el colegio secundario nos incorporamos a la empresa".
En la actualidad, los García no dejan de testar un proceso de elaboración que combina lo artesanal del primer eslabón con la innovación tecnológica.
"En base a lo que conocemos, empieza con la selección de la mejor papa. Sigue la fritura, que requiere el uso de máquinas que se van actualizando y mucho control visual. El envasado también es manual, porque marca también la preferencia de la gente por su gusto casero pese a no ser papas fritas hechas en casa", enfatiza Pablo.
Gonzalo y su ADN
"A lo hecho por mi padre (José Antonio) continuamos mi hermano Pablo y yo como responsables de mantener el ADN de Gonzalo", consigna con seguridad Leandro.
¿De qué se trata el ADN Gonzalo?. ¿Cuál es el material genético inalterable hasta hoy?
Para el heredero y actual conductor de la firma "básicamente, la honestidad y la palabra de mi abuelo en aquéllos tiempos para sellar un negocio, una venta o una entrega. Es fundamental, y hasta el día de hoy lo respetamos como herederos".
Pero sin dudas la calidad es innegociable.
"Si alguien probó las papas fritas de la época de mi abuelo y las de ahora no va a encontrar diferencias. A eso se suma una buena imagen a la hora de ofrecer los productos", aseguran los miembros de la 3era generación familiar, con los recuerdos de una infancia que transcurrió como un juego en el negocio.
Pablo advierte que el nuevo milenio trajo necesidades para potenciar el negocio. Básicamente, el de control de calidad "y con el tiempo, con mi hermano nos enfocamos en análisis de procesos, mejoras y sistematización".
Más recientemente, el afán por mantener la excelencia de los productos y el liderazgo de la marca los llevó a incorporar más tecnología y el manejo de redes sociales para comunicación, para mayor reconocimiento digital de la marca. Trabajamos en simultáneo en ese área, en administración y en la comercialización".
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Una marca 100% mendocina
Incluso desde la empresa familiar hacen un culto a la transparencia del envase, que permite ver todo el contenido "con el mismo sabor y sin desperdicio. Por eso nos eligen ".
Otro diferencial con otras competidoras foráneas: la bolsa de tiene un peso real, sin aire, tanto para las papas como en otros productos como chizitos de maíz y palitos salados, parte de la línea comercial de Gonzalo.
Sin embargo, la confianza en una marca 100% mendocina es, para los hermanos García un valor agregado que hace a un todo diferencial . Un plus que refuerza el hecho de ser un negocio siempre atendido por sus propios dueños "que además eligen la materia prima para elaborar los productos, algo intrínseco de la marca y por lo que también nos eligen".
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La transparencia de los envases permite ver el contenido real de los productos Gonzalo
Foto: Yemel Fil
"Nos eligen por sobre otras porque, justamente, no vendemos aire. Hacemos papas elaboradas con aceite y sal, nada más, sin químicos ni saborizante. Y cuando nos eligen eligen una región de Mendoza para comer", resaltan como parte de una elaboración que definen como "muy casera" a diferencia de las más industrializadas.
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Más allá de todas esas características distintivas, en la familia no olvidan la presencia del fundador, que hasta sus últimos días aún atendía a los clientes del otro lado del mostrador. "Muchos se sorprendían de ver a un hombre grande, que les regalaba algunos productos y siempre fue humilde y de perfil bajo, sobre todo cuando se enteraban de que era Gonzalo. Eso nos dio siempre mucho orgullo".