22 de diciembre de 2025
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Proyecciones 2026

Del dogma al pragmatismo: Javier Milei recalibra el dólar para el 2026

Javier Milei recalibra el esquema del dólar para 2026: más flexibilidad, compras de reservas y un giro pragmático tras el agotamiento del modelo anterior.

Por Marcelo López Álvarez

El gobierno de Javier Milei ha ejecutado un giro significativo en su política con el dólar, para arrancar el 2026, abandonando la rigidez de las bandas con actualización fija al 1% mensual para abrazar una mayor flexibilidad, con esas bandas indexadas por la inflación.

El cambio, anunciado por el Banco Central de la República Argentina (BCRA), marca el fin de una etapa de contención rígida del dólar por otra que da más flexibilidad al tipo de cambio y que (según el anuncio) pretende el inicio de un esquema que prioriza la acumulación de reservas, algo que hasta ahora el Gobierno consideraba innecesario por los riesgos inflacionarios inherentes a ese proceso.

El gobierno considera (o consideraba) que si salía a comprar dólares para acumular reservas, este subiría de precio, generando presión inflacionaria sobre la economía doméstica.

El dilema estructural: inflación, dólar y reservas

Lejos de ser un mero ajuste técnico, la decisión expone las tensiones estructurales de la economía: una especie de Jenga ineludible donde las piezas son inflación, tipo de cambio y reservas, que sirven de apoyo mutuo; si una se saca, desestabiliza inevitablemente al resto.

El régimen anterior, con bandas ajustadas al 1% mensual, había perdido viabilidad ante la escasez crónica de divisas y las presiones externas. Con reservas netas estancadas en torno a los 18.000 millones de dólares negativos, el BCRA enfrentaba un dilema clásico: comprar dólares para recomponer activos inyectando pesos aviva los precios, pero también lo hace una flotación libre o la decisión finalmente tomada.

La “recalibración” de las bandas es un giro en U del discurso y las políticas del gobierno, un reconocimiento pragmático de límites que reordena prioridades: las reservas ganan terreno sobre la contención absoluta del dólar. ¿Pasará o solo será un nuevo relato?

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La necesidad tiene cara de hereje y el tandem Luis Caputo y Santiago Bausili cambiaron el sistema de bandas del dólar para 2026

La necesidad tiene cara de hereje y el tandem Luis Caputo y Santiago Bausili cambiaron el sistema de bandas del dólar para 2026

Los pilares de la "recalibración"

La medida descansa en dos componentes centrales. En primer lugar, las bandas cambiarias dejan atrás el ajuste fijo del 1% para indexarse a la inflación con dos meses de rezago. Así, para enero de 2026, el techo se fija en 1.556 pesos por dólar, calculado sobre el IPC de noviembre, que registró un 2,4%. No se trata de una flotación libre, sino de una indexación específica que incorpora inercia pasada al régimen, manteniendo un piso y un techo regulados, pero adaptados a la dinámica de precios.

En segundo lugar, el BCRA retomará compras sistemáticas de divisas a partir del 1° de enero. Intervendrá diariamente con un monto equivalente al 5% del volumen del mercado cambiario, en un esquema gradual que promete acumular hasta 10.000 millones de dólares hacia fines de 2026. Según los expertos, la nueva política (de concretarse) elevaría la base monetaria (cantidad de pesos en el mercado) del 4,2% al 4,8% del PBI en el escenario base. Además, el Central se reserva compras en bloque “para preservar el buen funcionamiento del mercado”, otorgando discrecionalidad ante emergencias.

El mercado financiero reaccionó con pragmatismo contenido. La baja inicial del riesgo país se revirtió pronto, reflejando, si no, el reconocimiento de un problema estructural no resuelto. Un equilibrio que cada vez es más político que técnico.

Contradicciones en el discurso, "dólar corriente"

El viraje forzado queda en evidencia cuando se repasan declaraciones de hace apenas un mes. El 13 de noviembre, el ministro de Economía, Luis Caputo, defendió las bandas al 1% como “bien calibradas”, respaldado en exportaciones récord por 80.000 millones de dólares, impulsadas por el agro postsequía, los hidrocarburos y la minería de oro. Para él, el tipo de cambio era competitivo, sin necesidad de correcciones mayores.

Días después, el 6 de diciembre, el propio presidente Milei explicó en una charla de una hora por qué no se acumulaban reservas: para comprar dólares hay que emitir pesos y esto, a su entender, alza el tipo de cambio y, con ello, los precios. La prioridad absoluta era la inflación; las reservas, prescindibles. Ante vencimientos de deuda, apostaba por financiamiento externo sin intervención del Central, admitiendo incluso que un superávit fiscal no vacunaba contra la hiperinflación, una concesión inusual al límite del credo libertario ortodoxo.

Presiones externas y condicionamientos financieros

Estos argumentos se desvanecieron bien rápido ante presiones externas. El nuevo esquema no surgió en Buenos Aires, sino en Manhattan y Washington. El FMI y bancos como JP Morgan exigían reservas como garantía de pagos, con informes que recomendaban explícitamente indexar bandas y acumular divisas con reglas claras para atraer crédito antes de 2027. El anuncio oficial sigue ese guión al pie de la letra.

Para colmo, Bessent no atendió más el teléfono y el gobierno de Trump, más preocupado por su propio futuro que por el de Milei, designó un nuevo interlocutor de segunda línea con Buenos Aires.

La urgencia se acentúa con los vencimientos por 4.500 millones de dólares en enero. Caputo asegura disponer de caja vía swaps con China y Estados Unidos, una difusa y lejana oferta de bancos extranjeros por 7.000 millones, y los 930 millones que recaudó con el Bonar 2029, a lo que suma la esperanza de algunas refinanciaciones. Sin embargo, en la City aseguran que al gobierno le faltan unos 2.300 millones de dólares (o más) para poder hacer frente a los vencimientos del invierno del norte.

Los acreedores reclaman reservas sólidas, no ingeniería financiera. Con riesgo país elevado y bonos estancados, el acceso al mercado de capitales permanece cerrado, forzando el giro de fin de año para desbloquear crédito. Sin colchón de divisas, refinanciar se complica; con él, quizás se reactive el flujo.

Riesgos en una economía bimonetaria

La indexación controlada de las bandas atada a la inflación puede no ser neutral en una economía fuertemente bimonetaria como la argentina. Ceder margen al tipo de cambio contagia a precios, y el riesgo de un círculo vicioso con el dólar copiando al IPC, y viceversa, está a la vuelta de la esquina.

Mientras tanto, el Gobierno sigue creyendo que una política donde los pocos dólares que se acumulan por exportaciones se van en importaciones de bienes de capital, turismo, etcétera, es sustentable en el tiempo.

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