La CoViAr salió a defender fuertemente el Plan Estratégico Vitivinícola y su ejecución ante las críticas y cuestionamientos que viene recibiendo, principalmente, desde Bodegas de Argentina y sectores de la política cercanos al oficialismo.
CoViAr presentó un balance del PEVI 2004–2020: exportaciones, mercado interno y sostenibilidad de la vitivinicultura.
La CoViAr salió a defender fuertemente el Plan Estratégico Vitivinícola y su ejecución ante las críticas y cuestionamientos que viene recibiendo, principalmente, desde Bodegas de Argentina y sectores de la política cercanos al oficialismo.
La vitivinicultura es una de las pocas economías regionales con representación federal en Argentina, con presencia en 18 provincias. A través del Plan Estratégico Vitivinícola Argentino 2004–2020 (PEVI), el sector se propuso ambiciosas metas de posicionamiento internacional, desarrollo interno y sostenibilidad.
Ante los ataques, desde la CoViAr en un encuentro con la prensa especializada aseguraron que dos décadas después del comienzo del Plan, el balance muestra logros concretos, desafíos persistentes y un horizonte de nuevas oportunidades.
El PEVI nació, según lo explicado, con una visión a 2020: posicionar a Argentina entre los países vitivinícolas más destacados del mundo, alcanzar ventas por 2.000 millones de dólares, obtener una participación del 10% en las exportaciones mundiales y lograr el reconocimiento de los consumidores. Si bien estas aspiraciones eran ambiciosas y no constituían metas estrictas, fueron las que orientaron las acciones de toda la cadena productiva.
Durante la presentación, los directivos de la Corporación aseguraron que en términos de posicionamiento internacional, los resultados son destacables:
Las exportaciones crecieron un 154% entre 2004 y 2020.
La participación de Argentina en el comercio mundial de vinos aumentó del 2,1% al 3,8%.
El precio promedio del vino fraccionado exportado se incrementó un 92%, reflejando una apuesta por calidad.
En el mercado latinoamericano, también hubo avances significativos, con crecimientos notables en las exportaciones a Brasil, México, Colombia, Perú y Ecuador, llegando en algunos casos a más que duplicar las exportaciones, si bien aún en volúmenes chicos.
En cuanto al mercado interno, si bien el consumo de vino cayó un 15%, el informe asegura que se observó una sustitución hacia productos de mayor valor, con un aumento del 25% en el consumo de vino en botella y una caída del 33% en el vino en cartón. Este cambio refleja una revalorización del producto local y una mejora en su percepción.
Finalmente, el objetivo de integrar a pequeños productores también tuvo avances, aunque dispares. Se mantuvo estable la superficie cultivada, se promovieron iniciativas como PROVIAR y se crearon 14 Centros de Desarrollo Vitícola que hoy asisten a 3.000 productores.
Lee más: Mario González en Aconcagua Radio: "Es una irresponsabilidad" querer eliminar la Coviar
Tras la finalización del PEVI, desde la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR) aseguran que continuaron liderando acciones estratégicas, entre las cuales destacan:
En 2023, se logró la eliminación total de los derechos de exportación para productos vitivinícolas, beneficiando a más de 500 empresas.
Se desarrolló una calculadora ambiental en alianza con el CONICET, para medir la huella de agua y carbono.
Se creó el sello “Argentina Sostenible” y una guía de buenas prácticas que ya fue adoptada por más de 50 viñedos.
El Plan de Turismo del Vino y la marca “Argentina Tierra de Vinos” posicionan al país como un destino enoturístico.
Se defendió exitosamente el mosto argentino ante acusaciones de dumping en EE.UU.
Se avanza en la caracterización de terroirs, con Argentina como el primer país del mundo en mapear el 99% de su superficie vitivinícola con una misma metodología.
También podes leer: Fuerte federalización del enoturismo en Argentina
Desde la CoViAr explican que, contrariamente a lo que se pretende instalar, el PEVI no fue un plan de comercialización, sino un marco estratégico. Las decisiones sobre ventas, precios, canales o mercados son de carácter empresarial.
CoViAr no compra ni vende vino, sino que articula políticas públicas, financiamiento, promoción y desarrollo para el conjunto del sector, aseguran.
Frente a las críticas por los niveles de venta, el análisis debe contemplar que el contexto macroeconómico, el tipo de cambio, la inflación y el consumo global de vino impactan directamente sobre el comportamiento del mercado, más allá del alcance de un plan estratégico.
Desde la entidad aseguran que los desafíos para el futuro son muchos: sostener la competitividad internacional, profundizar la sustentabilidad, aumentar el valor agregado, ampliar el turismo del vino y continuar integrando a pequeños productores. Concluyen que el balance del PEVI 2004–2020 y las acciones recientes de COVIAR muestran que la vitivinicultura argentina ha sentado bases firmes para continuar creciendo en un mundo cada vez más exigente.