La Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (ACOVI) celebró en San Martín, Mendoza, la tercera edición de su Jornada de Cooperativismo y Sociedad. La sede de la Cooperativa Nueva California fue el escenario elegido para una actividad que reunió a autoridades gubernamentales, dirigentes cooperativos, productores y representantes educativos con un propósito común: reflexionar sobre la función social, económica y cultural del cooperativismo.
El cooperativismo como proyecto de vida
En la apertura, Javier Di Silvestre, presidente de la cooperativa anfitriona, definió al cooperativismo como un proyecto que trasciende la lógica económica para convertirse en una forma de vida comunitaria. Sus palabras marcaron el tono de la jornada: la convicción de que el asociativismo puede generar empleo, arraigo y compromiso social.
El presidente de ACOVI, Fabián Ruggeri, reforzó este mensaje al señalar que las cooperativas se integran naturalmente con las instituciones locales, desde escuelas hasta clubes de barrio. Su mirada fue complementada por el gerente de la entidad, Nicolás Vicchi, quien destacó que las cooperativas crean raíces duraderas que fortalecen tanto al desarrollo económico como al capital social de las comunidades.
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Las autoridades de Acovi, organizadora del encuentro de cooperativas
Voces de las cooperativas y del Estado
El encuentro contó con una amplia participación institucional. El director de Agricultura de Mendoza, Alfredo Draque, resaltó el “trabajo silencioso de mucha gente apasionada por el bien común”, mientras que Alicia Galante, vicepresidenta de FECOVITA, felicitó a ACOVI por una iniciativa que revaloriza los vínculos comunitarios. Desde el plano nacional, Lucas Magnano, presidente de Coninagro, envió un mensaje en el que consideró al cooperativismo un factor de desarrollo sostenible en el mundo contemporáneo.
Educación, jóvenes y comunidad
Uno de los ejes de análisis fue la relación entre cooperativismo y educación. Docentes de distintos niveles expusieron cómo sus instituciones se han vinculado con la cooperativa a lo largo de los años. En el caso de la Escuela Técnica Alberdi, esta relación se materializa en prácticas profesionalizantes que permiten a los estudiantes incorporar competencias laborales sin perder de vista los valores solidarios. Directivos de escuelas primarias, por su parte, destacaron proyectos como la Cosecha Solidaria, que ha contribuido a mejorar la infraestructura escolar.
La dimensión juvenil también ocupó un lugar relevante. El grupo de jóvenes de la Cooperativa Nueva California, muchos de ellos hijos y nietos de productores, expuso su experiencia con la olivícola comunitaria, un proyecto que comenzó como un espacio de formación y hoy se ha consolidado como emprendimiento productivo.
Innovación y sostenibilidad
El compromiso con las buenas prácticas agrícolas y la gestión ambiental estuvo presente en las intervenciones de especialistas. Oscar Astorga, de ISCAMEN, explicó la implementación de los Mini CAT como una herramienta que permite el manejo responsable de envases agrícolas. Esta iniciativa refleja cómo las cooperativas integran innovación, cuidado del ambiente y responsabilidad social en su quehacer cotidiano.
Un modelo con futuro
El cierre de la jornada estuvo marcado por una reflexión compartida: el modelo cooperativo no solo resiste el paso del tiempo, sino que se fortalece en la medida en que se adapta a las nuevas exigencias de la sociedad. Las experiencias relatadas en Nueva California muestran que el asociativismo puede ser al mismo tiempo una estrategia económica eficiente y un espacio de construcción ciudadana. En un contexto donde se multiplican los desafíos económicos y sociales, el cooperativismo reafirma su vigencia como alternativa capaz de generar cohesión, desarrollo y equidad.