"Otra Vos" (Andina Gian)

Responsabilidad emocional: ¿amante o infiel? ¿a quién le pedimos de más y a quién de menos?

En la sociedad patriarcal, y aclaro, dentro de parejas tipo monogámicas hetero, las narrativas sobre la infidelidad tienden a concentrarse en la figura de la mujer como "la otra" en la relación.

Por Andrea Gianella

Las redes sociales y los programas de “chimentos” explotaron recientemente por los cruces entre Griselda Siciliani, Sabina Rojas y Luciano Castro. Parecería ser que Siciliani es una “Rompe hogares” según Moria Casán. Sin embargo, ¿dónde está Luciano? ¿Quién es el que rompió un acuerdo de pareja? ¿Por qué el foco está en la amante y no en el infiel de esta historia?

Los cruces:

Parecería ser que Griselda y Luciano han sido amantes durante mucho tiempo. Además, según los dichos de Sabrina Rojas, Siciliani le enviaba mensajes provocativos a Luciano cuando ella estaba embarazada. Esto generó la bronca de Rojas a Griselda, entre otras cosas.

Por otro lado, Flor Vigna parece ser también víctima de las infidelidades de Castro con Griselda. Y así y todo, este último tiempo el foco estuvo en “la amante”. ¿Y Luciano?

Todavía la narrativa patriarcal

La narrativa patriarcal ha marcado el rumbo de muchas historias, estereotipos y representaciones sociales que, a lo largo de la historia. Este fenómeno se ha reflejado, de manera contundente, en el tratamiento de la infidelidad en las relaciones sentimentales, donde la mujer suele ser vista como la culpable, la amante, mientras que el verdadero foco de la infidelidad, el infiel, queda en las sombras o se justifica. Este sesgo no solo es una distorsión de la realidad, sino también una manifestación de un sistema de valores que favorece la opresión y el control sobre las mujeres.

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La Mujer Como Chivo Expiatorio

En la sociedad patriarcal, y aclaro, dentro de parejas tipo monogámicas hetero, las narrativas sobre la infidelidad tienden a concentrarse en la figura de la mujer como "la otra" en la relación. En lugar de reflexionar sobre el comportamiento del hombre infiel, las historias y los medios de comunicación a menudo insisten en una interpretación que responsabiliza a la mujer amante de la ruptura de la pareja. Esta narrativa, que se perpetúa tanto en la literatura como en el cine, en canciones populares o incluso en chismes cotidianos, refuerza la idea de que la mujer es la causa de la transgresión moral y la disolución del vínculo.

En algunas películas, novelas o canciones, el "hombre infiel" suele ser retratado como alguien que sucumbe a sus pasiones y se ve envuelto en una aventura con una mujer que lo tienta. Esta narrativa deja al hombre exonerado de responsabilidad, mientras que la amante se convierte en un personaje secundario que debe cargar con la vergüenza y el rechazo de la sociedad. Incluso cuando la mujer amante es presentada como víctima de la situación, la historia sigue subrayando su rol de "destructor" del vínculo familiar o amoroso.

Hay una película que representa esto muy bien. Se llama “Malena” es italiana, casualmente en la ciudad de Sicilia, con la hermosa Monica Bellucci como protagonista. Si bien temporalmente el relato se da en la Segunda Guerra Mundial, creo que hay ecos de aquellos tiempos aún en los nuestros.

En la narrativa patriarcal, el hombre infiel casi nunca es el foco de la crítica. La infidelidad masculina, a menudo vista como algo inherente a la naturaleza masculina, se justifica por diversas razones. Desde el clásico "los hombres son polígamos por naturaleza", hasta los argumentos de que los hombres no pueden controlar sus impulsos sexuales, la infidelidad de los hombres ha sido sistemáticamente minimizada o incluso aceptada socialmente. El infiel masculino se convierte en un "hombre débil", un "ser humano que comete errores", mientras que la mujer amante es quien está "dispuesta a arruinar un hogar".

Personalmente, creo que es algo cultural. Una construcción que normalizó la “debilidad de la masculinidad” en el sexo, usando dicha debilidad como potenciador del “macho”. Las mujeres también tenemos nuestra naturaleza. Quizás en la construcción social patriarcal dicha naturaleza fue oprimida.

Decir que una mujer es “rompe hogar” tiene la misma calidad de pensamiento que cuando alguien nos dice: “Si no queres que te digan nada en la calle, no te pongas esa falda tan corta”. Es exactamente lo mismo. Es tratar a la mujer de provocativa. ¿Y los tipos? ¿Pobres provocados? ¡Dale, por favor!

Esto no solo crea una visión distorsionada de la realidad, sino que también refuerza la idea de que el valor de la mujer está determinado por su capacidad para mantener la estabilidad familiar y su "pureza". En cambio, los hombres infieles a menudo siguen siendo respetados dentro de su comunidad, y su rol como "proveedores" o "líderes" dentro del núcleo familiar no se ve comprometido por su infidelidad. Tal vez por otras cosas, pero no por ser infiel.

En fin, ¿ustedes qué piensan?.

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