¿Qué podemos hacer como sociedad?

Abuso sexual infantil: la situación en Mendoza y la necesidad de desnaturalizar "parejas"

El caso de presunto abuso sexual infantil que involucra a Jey Mammón pone nuevamente en el foco el papel de la sociedad ante estos casos.

Por Florencia Rodriguez

La denuncia de Lucas Benvenuto al conductor Jey Mammón por presunto abuso sexual infantil, trae nuevamente al centro de escena esta grave vulneración de derechos y violación a la integridad que atraviesan niños, niñas y adolescentes en nuestro país. Puntualmente, en Mendoza se detectaron 2.200 abusos sexuales a menores de edad durante el 2022. ¿Cómo podemos ayudar, como sociedad, a prevenir o a que cesen estos delitos?

Primero y principal, es necesaria una aclaración o, más bien, un recordatorio: no existe una relación sentimental, de pareja, entre un adulto/a y un niño, niña o adolescente. No es un vínculo romántico, es un delito. El recordatorio viene a partir de que, tras conocerse la denuncia de Benvenuto, algunos comentarios que giraron por las redes sociales- e incluso, el descargo del propio acusado, Jey Mammón- avalaron o intentaron justificar la denuncia señalando: “Pero eran pareja”. De nuevo, no existe una relación de pareja entre una persona adulta y un/a menor de edad.

En esto también hace hicanpié la titular del Programa Provincial de Maltrato Infantil de Mendoza, Silvina Mollo quien remarca su pedido a la sociedad en general: ante cualquier duda o situación de abuso, maltrato o vulneración de derechos, llamar a la línea 102- que es gratuita y confidencial- para pedir asesoría. “Para que determinemos la gravedad y urgencia de la situación que se expone y así poder actuar con los profesionales correspondientes”.

En Mendoza, la Línea 102- que atiende las 24 horas- recepta cientos de llamadas al mes y la mayoría son para dar cuenta de “casos de violencia física y abuso sexual hacia niños, niñas y adolescentes”. La preocupación constante sigue siendo la misma: generalmente, las violencias se cometen en el núcleo familiar, ejecutadas por personas que tienen a cargo la guarda de los menores.

“Dentro del programa, el año pasado hemos trabajado en 2.200 situaciones de diagnóstico de abuso sexual en toda la provincia, estamos hablando de casos confirmados, no sospechas. Son muchísimos casos y hay muchos más en todos el país pero como no hay programas ni estadísticas, no se conocen. A veces, una se sorprende al escuchar a algún amigo/a o conocido que ahora, recién en su adultez, se anima a contar lo que vivió porque antes de eso ni se hablaba. De ahí, la importancia de la Educación Sexual Integral, porque a través de la ESI se detectan situaciones de abuso que antes hubiese sido imposible develarlas y en las que hemos podido intervenir para que se corte el círculo del abuso”, señala Mollo.

“Los casos de abuso se dan en el núcleo familiar conviviente, es decir, el agresor es parte del grupo cuidador (padre, madre) pero hay otros que tienen una llegada fácil al niño/a que no necesariamente conviven como: el vecino, o el abuelo que quizás lo cuida por las tardes, un padrino, madrina o también instituciones. Recordemos que hubo situaciones bastante horrorosas en las que instituciones religiosas que tenían bajo su cuidado a menores de edad, los abusaban por la cercanía, por la continuidad y por el lugar de poder que ocupaban. Entonces, cuando hablamos de la cercanía, no sólo nos referimos a la convivencia sino también a la accesibilidad que tienen esos adultos hacia esos niños y niñas en el cuidado y en el contacto”.

No es una pareja, es un delito

“En muchas situaciones en las que trabajamos, el chivo expiatorio es un noviecito. El tema es que las niñas ni saben el nombre porque en la mayoría, son adultos los que han abusado y suele ocurrir que hay miedo a revelar datos sobre el abusador. Nos ha ocurrido que han llegado niñas de 12, 13 años embarazadas a nuestras consultas y te dicen que es de un novio pero no saben decir el nombre, ni dónde viven, nada. Entonces, cuando empezas a trabajar en la clínica, te das cuenta de que, realmente, ha habido una situación de violación, de violencia sexual por parte de un adulto cercano”, explica la titular del Programa Provincial de Maltrato Infantil.

“Y de aquí, insistir: que no se hable más de chicos/as que están en parejas con adultos, no existe eso, es un delito. Hay situaciones que se dan en lo extrafamiliar y en el caso que denuncia a Jey Mammón, casos que hacen referencia a una red de pedofilia que habla de niños y niñas que están en situación de alta vulnerabilidad y/o en la calle y que estos abusadores aprovechan para, a través de dar algo a cambio, abusar de ellos”, agrega Mollo.

Como sociedad, debemos estar en alerta constante y consultar a profesionales ya que tienen un protocolo de actuación ante estos casos. La Línea 102 es una opción para recibir asesoría y/o dar cuenta de vulneración de derechos o vulneración a los derechos de niños, niñas y adolescentes.

No tenemos que naturalizar, se escuchan frases como: ‘Ah pero era la pareja’. ¿De qué pareja podemos hablar cuando hay un niño, niña, púber, adolescente con un adulto de más de 30 años? Ese menor no tiene las mismas experiencias sexuales, ni la misma capacidad para decidir acerca de un acto sexual que un adulto que, además, se aprovecha de los derechos vulnerados por la falta de recursos. Entonces, es muy importante que, como sociedad, nos horroricemos y que se desnaturalice que un niño o niña puede ser pareja de un adulto. No es así. Si se ve del tipo de vista penal, es un abuso, es un delito contra la integridad sexual, más allá de todo lo que implica la diferencia de edad, experiencia y conocimiento, también hay un aprovechamiento por parte del adulto de las vulnerabilidades del menor”, cerró.

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