Opinión

Un brazo roto, una carrera con historia y los emprendedores

Nery Chávez corre, y le contaron que había una carrera "que tenía que correr al menos una vez en la vida".

Por Eduardo Press

Nery Chávez es un atleta con una historia interesante para ser contada, nació en un paraje pobre y de pocas casas en el interior profundo de Santiago del Estero. Todos los días caminaba cinco kilómetros de ida y vuelta para ir a la escuela. Nery corre, y le contaron que había una carrera “que tenía que correr al menos una vez en la vida”. Esa carrera es la Prueba Atlética Día del Vidriero, en Berazategui, al sur del conurbano bonaerense.

Esta competencia cumplía 33 ediciones. Nery hizo los más de mil kilómetros que separan su casa de la línea de largada, pero faltando solo tres días, durante su último entrenamiento en la pista de Santiago, un grupo de chicos se le cruzó en el camino y terminó estrellado en el piso.

-Vas a tener que hacer reposo, nada de correr por un tiempo-, le recomendó el traumatólogo.

-¿Estoy quebrado?-, preguntó Nery,

-No, es un esguince.

-¿Pero, entonces, puedo correr?

-Y…, si te aguantás el dolor-, respondió como último argumento el doctor.

Y Nery corrió, “probé el sábado anterior de trotar sin la férula y el cabestrillo pero la verdad no podía”, cuenta Nery “así que pensé: ya fue, largo con esto”.

Con su brazo maltrecho, su cabestrillo a cuestas y el aliento del público se largó a la carrera.

Pudo correr más parejo y más rápido de lo que había corrido nunca en su vida, incluso más rápido de lo que nadie lo había logrado alguna vez en esta carrera. Ganó y en tiempo record. No pudo levantar los brazos festejando la victoria, pero su sonrisa lo decía todo.

Emprender

La decisión de emprender es una decisión muy parecida a la de Nery Chávez. El emprendedor se larga a pesar de los obstáculos y dificultades.

Para poder hacerlo es necesario trazarse un objetivo e ir hacia allá…..muchas veces eso significa salirse de la zona de confort.

¿Qué sería salirse de la zona de confort? Dejar de ser empleado, sentirse seguro con cobrar un sueldo todos los meses, cambiar la mentalidad de recibir instrucciones a pensar estrategias.

Esto también significa que cuando se sale en pos de un logro también hay algo de renuncia, es una apuesta de resultado incierto y aquí es donde entra la pasión.

La pasión por lo que uno hace tiene mucho que ver, es el propósito que guía nuestro objetivo, si uno no siente pasión por lo que hace está más cerca del fracaso que del éxito.

Recomendaciones

En función de nuestros años de experiencia con emprendedores, creemos que es importante tener en cuenta los siguientes factores, los mismos no están en orden prioritario:

  • Tener un plan. Los planes transforman ideas y fantasías en proyectos. Deben ser más factibles que ambiciosos, tener objetivos, plazos, responsables designados, saber qué recursos serán necesarios y ver si se cuenta con ellos.
  • Rodearse de gente competente. Gente capaz, que aporte, apoye y que al menos comparta los valores con el emprendedor.
  • Empoderarlos. Esto significa darles autonomía a los colaboradores, que acompañen no que te obedezcan. No son necesarios clones del emprendedor, son necesarias personas autónomas, que por supuesto compartan y sepan cuáles son los objetivos, y como dijimos más arriba: que compartan los valores.
  • Permitir el error. La autonomía propia y de los otros siempre implican el riesgo de equivocarse, con todo quehacer corremos el riesgo de equivocarse. Desde nuestro punto de vista siempre es mejor hacer que esperar a que sea perfecto.
  • Quebrar la rutina. Aunque uno haya salido de la zona de confort, para comenzar un emprendimiento la rutina puede volver a instalarse y perderse el “espíritu emprendedor”.
  • Aprender a delegar. Es habitual que los emprendedores se ocupen de todo, suelen ser “multitareas”. Eso está muy bien pero tiene un límite si es que nos va bien y queremos crecer. Para eso hay que saber delegar muchas de las tareas para poder concentrar la energía en las cosas importantes y no en resolver urgencias. Si uno va a controlar a quien se delega no está delegando. La falta de esta cualidad puede generar un agotamiento que se confunda con incapacidad y frene el avance.
  • Estudiar y aprender. Nadie nace sabiendo. Nery, el protagonista de nuestra historia, entrenaba diariamente para poder correr y ganar.
  • Escuchar. Nadie sabe lo suficiente de todo como para no poder escuchar a otros y nadie sabe lo suficientemente poco como para no ser escuchado.

Amigo lector: ¿Lográs ser un Nery en tu proyecto?

*En colaboración con la Lic. Sofía Florín, especialistas en Psicología Organizacional, Emprendedores y Empresas Familiares.

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