Las últimas declaraciones del ministro de Economía, Sergio Massa, sobre la posibilidad de poner en marcha un plan de metas para precios de alimentos y productos de primera necesidad (algunos con valores congelados y otros con variaciones acordadas) por cuatro meses de diciembre a marzo desató cientos de especulaciones.
Una de las primeras que surgen es si avisar con tanto tiempo no es contraproducente para el éxito de la operatoria. La otra; Por qué en esta oportunidad tal plan tendría éxito si los intentos anteriores de controlar precios terminaron en un fracaso comprobable cada mes con el índice de inflación.
La respuesta de porque esta vez puede tener relativo éxito es simplemente y sencillamente política. Por un lado el ministro prometió que no habrá escapatoria en cuanto a multas para quienes no cumplan (fueron actualizadas llevándolas de 5 a 240 millones de pesos), pero además pondría en manos de los ciudadanos el control mediante una aplicación que permitiría denunciar en forma inmediata los incumplimientos.
El otro aditamento político es el nuevo ministro, Sergio Massa (como se dice en la política) tiene sponsors que están muy interesados en que en algún momento el tigrense llegue a la presidencia de la Nación y esos sponsors (dicho esto en el buen sentido) tienen fuerte incidencia en la formación de precios en la Argentina y podrían apostar ahora al éxito del programa de su eterno candidato. Cierto es, también, que otra parte de ese círculo tiene sus fichas puestas en lo que hoy es la oposición y pueden jugar a la política apostando al fracaso del acuerdo como lo hicieron con Guzmán y Batakis.
Está claro que el volumen político de Massa no es el mismo que el de sus antecesores, ni entre la clase política ni mucho menos entre el llamado círculo rojo. Igualmente se sabe que negocios son negocios que superan la política aunque muchas veces la involucran.
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El ministro Sergio Massa adelantó que desde diciembre regiría por cuatro meses un programa de estabilización de los precios de alimentos y productos de primera necesidad.
No son pocos los que en ese círculo rojo aseguran que además el Plan tiene una garante por defecto. Si el plan Massa no tiene éxito crecen las posibilidades de Cristina y es suficiente motivo para que más de uno prefiera garantizar el éxito de los cuatro u ocho meses de controles.
Mientras tanto los consumidores, los ciudadanos, los laburantes siguen haciendo malabares para llegar a fin de mes y octubre (ya es un hecho) será otro mes muy malo en términos inflacionarios.
Hay unanimidad en las consultoras privadas que octubre romperá los dos meses de baja después del récord del 7.4% de julio y octubre se estima por arriba del 6.2 de septiembre. Las diversas mediciones ubican el IPC de octubre entre el 6.5 y 6.9 principalmente impulsado (una vez más) por alimentos, tarifas y prepagas.
El Centro de Estudios Scalabrini Ortiz ubico el incremento de los alimentos en supermercados por arriba del 6% y Focus Market es aún más terminante y su promedio realizado directamente desde las terminales de los centros comerciales le da un 7%
A mediados de noviembre (el martes 15) se conocerán los números oficiales donde ya no causará sorpresa que los alimentos (seguramente) aparecerán una vez más por arriba del promedio, pero también al haber corrido la primera quincena del anteúltimo mes del año sabremos si los concentrados y los no tantos comenzaron su carrera para cubrirse ante la supuesta llegada del plan de congelamiento y regulación de precios..
La respuesta una vez más está en los funcionarios que deberán optar entre seguir comentando la realidad o hacer política y frenar la caída permanente de la microeconomía que pega en el bolsillo de cada trabajador y trabajadora