Elecciones 2013: la crisis del dólar y la inflación empiezan a entrar en la agenda oficial
Tímidamente empiezan a aparecer señales. El descontento está en la calle y el Gobierno nacional empieza a tomar nota. Se acelera la tasa de devaluación del dólar oficial, mientras que se enfría la emisión monetaria.
Las encuestas venían avisando lo que finalmente terminó pasando. Las PASO pusieron en evidencia los problemas centrales de la política económica y, previendo lo que viene para las elecciones de octubre y el día después, hay tímidas señales de que el Gobierno nacional acusó recibo al menos en dos frentes clave: el dólar y la inflación. No hay mucho para festejar aun, pero las señales van en sintonía con los principales reclamos y pueden ser el principio de un giro en la estrategia con vistas a lo que viene.
Señales en dos frentes clave abonan esta idea. Basta repasar lo que viene pasando con el dólar oficial y con la evolución de la Base Monetaria, que mide el dinero (pesos) en efectivo y en cuentas a la vista que tienen todos los argentinos.
Primero el dólar El dólar oficial está acelerando su tasa de devaluación. El dólar, que administra el Banco Central y sirve hoy de referencia para el comercio exterior y el consumo con tarjetas de crédito (más un 20% de recargo), al 9 de agosto cotiza a $5,542. Esto marca una tasa de devaluación del 12,7% sólo en lo que va del 2013, mientras que si el cálculo se hace comparando la cotización que tenía el dólar al 9 de agosto de 2012 ($4,599), la tasa de devaluación del peso llega al 20,5% en los últimos 12 meses, según datos del Banco Central.
En todo el 2011, según datos del Banco Central, el dólar oficial aumentó sólo un 8,25% (de $3,97 a $4,30); mientras que en todo el 2012 la divisa norteamericana acumuló una suba del 14,26% (de $4,30 a $4,91). Esto marca que el Banco Central está devaluando el peso argentino mucho más rápido de lo que lo venía haciendo en años anteriores.
Esto es positivo, si se tienen en cuenta dos frentes: la competitividad del sector exportador, que se beneficia de una mayor devaluación, y la brecha existente entre el dólar oficial y el blue. Es que si se logra mantener relativamente estable el blue y se acelera la devaluación del peso frente al dólar oficial, la brecha (diferencia) entre ambos se acorta y esto reduce las tensiones y expectativas de una mayor devaluación e inflación. Dos factores que inciden claramente para que la gente vaya corriendo a comprar dólares.
Hoy el dólar blue y el oficial tienen una brecha del 56%, cuando en mayo la diferencia era del 96%, según explica un gráfico realizado por la consultora Abeceb.com
Emisión monetaria El otro gran frente de conflicto es la inflación, y en eso el Gobierno empieza (muy de a poco) a reconocer su responsabilidad en esto y a enfriar el crecimiento de la Base Monetaria.
La Base Monetaria es la sumatoria de todo el dinero en efectivo que hay en la economía, más los depósitos en cuentas a la vista que tienen los bancos (cajas de ahorro y cuentas corrientes). Según datos del Banco Central, entre diciembre de 2010 e igual mes de 2011, la Base Monetaria creció 38,97%. Entre 2011 y 2012 creció otro 37,87%; mientras que entre el 31 de diciembre de 2012 ($307.352 millones) y el 2 de agosto de 2013 ($329.302) la expansión fue de sólo el 7,14%.
Si se miden sólo los últimos 12 meses, la Base Monetaria de la economía argentina pasó de $256.441 millones al 2 de agosto de 2012 a $329.302 millones de igual fecha de 2013, esto es un crecimiento del 28,41%.
En lo que va del año, la Base Monetaria piso el freno y en el último año creció diez puntos porcentuales menos de lo que lo venía haciendo en años anteriores.
Una emisión monetaria más acotada (+7,14% en lo que va de 2013), junto con una tasa de devaluación del peso frente al dólar (20,5% anual) mayor a la que se venía dando, empiezan a dar señales de que el Gobierno está tratando de actuar sobre la inflación interna y la rentabilidad del sector exportador.
En los hechos, el efecto de este cambio incipiente en la política monetaria es imperceptible y aún insuficiente, pero marca un cambio de tendencia positivo que, de mantenerse, puede ayudar a descomprimir las tensiones de una economía estancada.