El próximo 24 de marzo se conmemora en todo el país el Día de la Memoria por la Verdad y Justicia, a 45 años del último golpe cívico-militar en la Argentina. La directora de Derechos Humanos de la provincia, Luz Faingold, sostuvo que a esta fecha "hay que recordarla para que no se vuelva a repetir".
"No es un día lindo para nada. Es un día de tristeza, que me gustaría borrar. Luchamos por la memoria, pero nos gustaría olvidarnos de todo esto. Hay que recordarlo para que no se vuelva a repetir, y para construir un presente y futuro que respete la libertad de las personas", expresó en una entrevista realizada por el programa "Entre Paréntesis", de FM 90.1 Radio Andina.
La funcionaria consideró que "es un honor y un placer" estar en el área que conduce desde fines de 2015. "Es algo que todos los días siento que estoy reparándome a mí misma y a los demás", indicó.
Además, Faingold recordó su experiencia, que la llevó a exiliarse en Europa. "Una semana antes del 24 de marzo, el 17, nos allanaron la casa. Estaba durmiendo, mataron al perro y nos pusieron a todos contra la pared. Nos llevaron al D2 y vi muchísimos detenidos entrar. Me salvé: le dijeron a mi mamá que me sacaran del país. Empezamos un periplo para irme del país. Yo tenía 17 años", contó.
"Antes, nos habían detenido en agosto de 1975. Fui secuestrada en una casa de militantes. Mi compañero se había bajado, no volvía y me chuparon. Me pusieron una capucha, me empezaron a pegar y a gritar. Me metieron en un auto y me llevaron al D2. Cuando se dieron cuenta que yo veía me pegaron más. Fui abusada sexualmente, estuve una semana entera tirada en una celda. La tortura psicológica fue demasiado: no podía dormir, escuchaba los gritos", relató.
Luego de la detención en 1976, fue a Buenos Aires. "Mi padre no quería que me fuera porque decía que era inocente, pero él no se imaginaba que los inocentes también iban a ser desaparecidos. Me fui a Uruguay, empecé nuevamente mi vida. Después tuve que irme a Francia, porque no éramos conscientes del Plan Cóndor. Pidieron mi extradición y estuve presa en Montevideo. Estuve meses esperando la visa de Francia, hasta que me llegó, y recién ahí me sentí una víctima de la dictadura militar. El exilio es muy doloroso", cerró.