Recientemente, la escuela 1-002 Manuel Blanco Encalada, de Junín, se convirtió en el centro de atención luego de que su vicedirectora saludara al alumnado diciendo: "todos, todas, todes". En realidad, lo que desató el escándalo fue que un grupo de padres y madres, nada felices con la referencia, elevara una nota a la Supervisión. En medio del revuelo, lo positivo: el debate sobre el lenguaje inclusivo, ¿de dónde viene? ¿es recomendable su uso en las escuelas?
El caso, que dio a conocer diario UNO, visibilizó- una vez más- la discusión en torno al lenguaje inclusivo, sus formas y su uso en diferentes ámbitos. Por eso, Sitio Andino consultó a Maria Julia Amadeo quien, además de desempeñar el cargo de directora de Planificación de la Calidad Educativa en la DGE, es profesora de Lingüística en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y de lengua en la Facultad de Educación, ambas de la UNCuyo, su opinión al respecto.
"La lengua es una creación de los seres humanos construida para comunicar nuestros estados mentales que no podríamos expresar sin una lengua que permita manifestar estados referidos al mundo externo, como el cielo es azul, a la afectividad y a las creencias y valores o posiciones ideológicas y/o políticas", empezó a explicar Amadeo.
Y agregó: "En cuanto al género, hay una necesidad de expresar posiciones y la lengua siempre ofrece, dentro de ese abanico, opciones, elementos para hacerlo porque fue creada para hablar de lo que necesitamos. Si hablamos específicamente de género, puedo decir que es un movimiento que viene gestándose hace unos 20 años. Yo lo estaba enseñando en la facultad en el 2005 y ya existían teorías y se manifestaba, ya se intentaba visibilizar a la mujer".
Sobre estos comienzos, la profesora señaló que se utilizaban recursos como duplicar el término (mendocinos y mendocinas) y hablar en neutro con el uso de sustantivos colectivos (el profesorado, el alumnado). "Con el tiempo, surgió la necesidad de manifestar otras expresiones relacionadas con la sexualidad humana, otros colectivos. Es decir, buscar una solución lingüística para las personas que no sienten incluidas en todos ni en todas. Se recurrió entonces a algo parecido al neutro, donde no se utiliza ni el masculino ni el femenino. Esto no es nuevo, el griego, el latín ya tenían neutro".
Lenguaje inclusivo: dos miradas
En medio de estos recursos que traían una respuesta a la forma de incluir en la lengua, surgió la terminación en "e" y, según Amadeo, sobre su uso hay dos miradas: la gramatical y la que adopta una postura más comprensiva sobre el fenómeno lingüístico y que entiende que la lengua siempre va a encontrar herramientas para expresar las necesidades que vayan surgiendo.
"Incluso, en partes de España se utiliza la u en lugar de la e y esto no es raro porque ya se utilizaba en el latín que tenía terminaciones en um. La lengua tiene una buena dosis de arbitrariedad, es independiente de aquello que nombra. Por ejemplo, un ábaco quizás ya no existe o no se ve el objeto pero se sabe qué es. La palabra se independizó, es arbitraria como el uso de la e, u, i o la que se utilice", expresó Amadeo.
Y continuó: "Cuando dejas la mirada comprensiva, está la gramatical y ahí encontras respuestas que indican que, por ejemplo, el masculino llegó a un punto en el que ya no representaba sólo al varón sino que nombraba algo más. Cuando decimos que el hombre llegó a la luna, no nos referimos al varón sino a la humanidad que incluye a la mujer. Por eso, se dice en esta visión que en un momento, hombre dejó de representar solamente al varón. Si las enfrentamos diríamos que el hombre y la mujer llegaron a la luna y se dejaría de entender que se habla de un avance de la humanidad. Es complejo".
El papel "real" de la Real Academia Española (RAE)
A estas miradas se suma la presencia de la RAE, otro punto de discusión. En el siglo XVII, nació con el lema: "Limpia, fija y da esplendor". Por aquellos años, España había conquistado varios países y, en consecuencia, lenguas de origen a las que combatía porque se les inmiscuían sus términos.
"La corona española temía que se crearan distintas lenguas y así naciones como ocurrió con el latín. De hecho, ya había ocurrido antes: así cayó el imperio romano. Entonces, en ese tiempo, la tarea de la RAE fue- hasta mediados del siglo XX- la de determinar qué palabras sí y que palabras no se usarían", explicó la profesora de Lingüística.
Y continuó: "Sin embargo, esa ya no es su tarea. Ahora, la RAE anuncia los términos permitidos pero no basados en su selección sino en la extensión y uso de los términos entre los hablantes. Muchas personas a las que le genera rechazo o se oponen a la terminación en e alegan que la RAE no la ha aceptado pero eso no significa que no pueda hacerlo en el futuro, esto va a depender de su uso, si se extiende, se podría reconocer pero aún no se expande y es sólo porque no hay consenso entre los hablantes sobre su esto".
"Todes" en las escuelas: ¿es recomendable?
Según Amadeo, no en las primarias pero sí puede haber lugar al debate en las secundarias. "Hablo estrictamente desde el punto de vista de la lengua cuando digo que un estudiante de primer o segundo grado apenas está terminando de aprender, de reflexionar sobre número, concordancia, los primeros conceptos que ya habla pero que ahora aprende en teoría. Creo que es mucha complejidad para alumnos de esa edad. Sí creo que es un gran momento para hablar de la lengua con los más grandes, lo creo recomendable", cerró.