Alrededor de las 10, en la Cuarta Cámara del Crimen comenzó el juicio contra un policía y un empleado judicial por un doble crimen narco en Vistalba.
Alrededor de las 10, en la Cuarta Cámara del Crimen comenzó el juicio contra un policía y un empleado judicial por un doble crimen narco en Vistalba.
Martín Berdejo Suárez (31), un oficial ayudante de la División de lucha contra el Narcotráfico y su íntimo amigo, Maximiliano Guerra (31), un empleado de ordenanza del Poder Judicial y mozo de un bar de la calle Arístides Villanueva son los dos acusados del homicidio de una pareja de narcos chilenos identificada como Carmen del Pilar Honorato (60) y de Oscar Guzmán (68), quienes fueron ultimados a tiros en el interior de la vivienda que compartían en el barrio Santa Elena, en Luján.
Maximiliano Guerra.
En el debate desfilarán alrededor de 40 testigos, entre ellos el jefe de la Policía Juan Carlos Caleri, que si bien era uno de los primeros citados, la extensión de la declaración de uno de los imputados hizo que el comisario deba concurrir el próximo jueves.
En tanto, el primero en sentarse frente al Tribunal presidido por Carlos Díaz, fue Berdejo, quien en un extenso y pormenorizado relato intentó desligarse de la causa y culpar a la policía de investigaciones de Chile.
El policía afirmó que no fui yo, soy incapaz de lastimar a dos personas indefensas y de avanzada edad. Fui el primer sorprendido por los hechos. Nosotros escuchamos todas las conversaciones de esta pareja y estaban involucradas en una red de narcotráfico.
El uniformado hacía un año y medio trabajaba en la División de lucha contra el Narcotráfico, en ese momento bajo las órdenes de Caleri.
En relación a los casquillos encontrados en la vivienda del matrimonio asesinado y que pertenecían al arma reglamentaria de Berdejo, dijo fui el primer sorprendido porque no estuve en el lugar y me hace suponer que han sido plantados o que me han sacado el arma.
Por esto, el hombre de la Fuerza intentó sentar sospechas sobre los efectivos de Chile que llegaron a nuestra provincia como agentes encubiertos para investigar al matrimonio narco.
Tuve contactos con la policía de Chile, que eran agentes encubiertos, hasta los llevé a cenar a Bar Latina, donde trabajaba mi amigo -en relación a Guerra-. Teníamos confianza y hasta usaron mi auto. Sospecho que los chilenos le pidieron a Guerra que fuera a la casa para ubicarlos, y sospecho de estos policías, porque fueron los primeros en darnos información y porque nos
Juan Carlos Caleri, fue pero no declaró. preguntaban datos de la familia.
El uniformado supone que los policías chilenos habrían sustraído las vainas de su auto y las plantaron en la escena del crimen para perjudicarlo, aunque no supo comprender las razones de semejante acusación y agregó que puede que la PDI haya sido contratada por narcos, porque los Guzmán eran muy conocidos en Chile.
En tanto, debido a que la oficial Marcela Arbona, jefa directa de Berdejo, indicó en su declaración testimonial que en los días anteriores al doble homicidio observó al oficial nervioso, éste intentó explicar que se debió a que su hijo de un año había sido atropellado por su pareja.
Por eso estuve desde su internación en el hospital todos los días y todo el día hasta que le dieron el alta, que fue el lunes 7 de octubre. Ese día viajé con él a Tunuyán hasta el 9, explicó Berdejo.
Sobre su relación con Guerra, el efectivo indicó que el día en el que hallaron los cuerpos del matrimonio lo llamó por teléfono y su amigo solo le respondió qué cagada y luego siguieron hablando de otros temas.
El debate continuará mañana con la declaración del otro imputado.