Cómo es la calculadora de agua y CO2 diseñada en Mendoza
Diseñada por Conicet y la UTN, mide valores de agua y CO2 en uva y vino. Cómo se verifican datos de la calculadora. El boom de los caudalímetros.
La calculadora mide la huella de agua y de carbono desde la producción de uva hasta la elaboración de vino en Mendoza.
¿Existe una calculadora capaz de medir la llamada "huella de carbono", o cuánto CO2 liberan las industrias al medio ambiente? ¿Y que también permita ponderar, en medio dela crisis hídrica, la "huella de agua", es decir, qué volumen consumen? Parece más propio de la tecnología de países desarrollados, pero sí: esa calculadora fue creada en Mendoza, en principio para que las bodegas y productores puedan tomar sus niveles y corregirlos, si es necesario.
Se trata de una app diseñada, a instancias de Coviar (Corporación Vitivinícola Argentina) en conjunto por el grupo de investigación CLIOPE que integran la UTN (Universidad Tecnológica Nacional) Regional Mendoza, y el Conicet. También hubo aportes del INTA.
En gran parte, según lo explican sus responsables, es un desarrollo gestado a favor de la sustentabilidad de las actividades económicas, y en línea con una meta ambiciosa. Algo no menor en tiempos de crisis hídrica y un planeta castigado por la contaminación, frente a los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) que fijó Naciones Unidas: que el mundo llegue al año 2050 "neutro" de CO2, o sea, descontaminarse y alcanzar un nivel 0.
"La idea es que productores y bodegas, registrándose, puedan acceder al aplicativo y calcular el impacto del desarrollo productivo en el uso del agua y la emisión de dióxido de carbono en el ambiente sobre todo frente a los eventos del cambio climático", señaló Virginia Furlani, responsable de I+D (Investigación y Desarrollo) de Coviar.
Parámetros: cómo y quiénes pueden medir
Incluída en el proyecto “Vitivinicultura Sostenible 4.0”, la calculadora fue financiada por el Programa Soluciona de la Secretaría de Economía del Conocimiento del Ministerio de Economía de Nación.
Se puede utilizar a través de la página web del Observatorio Vitivinícola Argentino (www.observatoriova.com). Y aunque apunta a la industria vitivinícola, desde Coviar aclaran que no es exclusividad de las bodegas, sino que también sirve para medir huellas de agua y carbono entre los proveedores de insumos y también el transporte.
Pero la calculadora está "programada" para abarcar y medir el impacto ya desde el eslabón de la producción de uva (contabiliza recursos e insumos como uva) y termina su tarea en el eslabón industrial (elaboración y fraccionamiento del vino o producto final), que incluye botella, corcho, etiqueta, cápsulas y cajas.
Según BárbaraCivit, responsable del grupo Clíope, "la idea era desarrollar una app que permitiera de manera sencilla tener un resultado orientativo de la huella de carbono y agua en un producto determinado, a partir de preguntas simples a los usuarios".
En concreto, la huella de C se expresa en kilos de CO2 equivalentes por cada kg de uva producida o litro de vino envasada. La huella hídrica toma m3 de agua utilizada por kilo de materia prima, o de igual modo, por litro de vino.
Para terminar de implementarla, hubo dos talleres de validación de la que participaron alrededor de 70 bodegas. Y para incentivar su uso y sobre todo aplicación práctica (correcciones) habrá financiamiento. De hecho, vía Aportes No Reembolsables (ANR) para asistencias técnicas grupales de $1,5 millón para que las empresas inicien, a partir de un proceso de medición de huellas, planes de mejora para la disminución de su impacto ambiental tanto en cuanto a consumo de agua como a la huella de carbono.
¿Convicción o demanda del mercado?
La calculadora está basada en la normativa de calidad ISO, que tiene en cuenta el impacto ambiental como una exigencia a la hora de colocar el vino y otros productos vitivinícolas en los mercados internacionales.
Y aunque no hay parámetros específicos, la verificación de resultados sirve como orientación.
Para Gastón Olabiano, gerente en Cuyo de la certificadora de calidad IRAM "es muy importante, porque en el mundo se está trabajando con proyectos de sustentabilidad de la mano de los ODS y el compromiso medioambiental de ser carbono neutros en 2050. El sector vitivinícola debe empezar desde abajo, midiendo, y para eso se necesita colaboración, tanto con capacitación como asistencia financiera: en algún momento había que empezar".
Un indicador de cierta concientización pasa por la compra de caudalímetros, para controlar el consumo de agua en los procesos productivos.
“Cada vez vendemos más equipos de riego que incorporan caudalímetros, telemetría y sondas de humedad, no solamente para medir huella hídrica sino también para optimizar y tecnificar sistemas de riego. Sin embargo, falta mucho por hacer: la industria conservera, por ejemplo, derrocha mucha agua que podría reutilizarse con nuevas tecnologías a un costo muchísimo más bajo que bombear agua de pozo y un beneficio enorme para el ambiente”, afirma Sebastián Halpern, CEO de la empresa de riego tecnificado Halpern SRL.
Para Halpern, entre enero y febrero la venta de caudalímetros y otros instrumentos necesarios para llevarlo a cabo, duplicó a toda la demanda de 2021 y 2022.
No obstante, a la hora del interés concreto de las empresas por "hacer los deberes", de acuerdo al responsable de IRAM todavía es ínfimo.
"Hay muchísimas consultas sobre todo de bodegas medianas y grandes con mercados exportadores. Pero podríamos decir que no llegan al 1%. Qué tan lejos estamos del mundo? Bastante. Europa está a la delantera en esta carrera, con los países nórdicos que son pioneros en ésto, seguida por Estados Unidos. Nos llevan no menos de diez años de ventaja", completa Olabiano.
Claro que el tema plantea el debate ¿avanzará por una cuestión de convicción y responsabilidad empresaria con el ambiente, o sólo por exigencias del mercado?. Lo concreto es que distintos países ya demandan cierto nivel de sustentabilidad para el acceso a créditos, lo cual deja abierto el interrogante.