La Semana de la Dulzura no deja de ser una estrategia válida, más aún en épocas de crisis, para mantener las ventas. En Malargüe incluso cada vez son más las personas que suman a la propuesta y con nuevas preferencias.
La Semana de la Dulzura no deja de ser una estrategia válida, más aún en épocas de crisis, para mantener las ventas. En Malargüe incluso cada vez son más las personas que suman a la propuesta y con nuevas preferencias.
Desde hace 34 años se celebra en la Argentina la Semana de la Dulzura, idea que nació por la necesidad de incrementar las ventas de ciertos productos alimenticios, que por la inflación de 1989 se encontraban en crisis, adosado además la caída de las ventas.
En ese momento tomaron la decisión los integrantes de la Asociación de Distribuidores de Golosinas (ADGyA), de poner en práctica una estrategia de planificación y comercialización que se sustentó en una frase que perdura luego de tres décadas: “una golosina por un beso”, aunque algunos la cambiaron por “un chocolate por un beso”, ambas fueron “el gancho” para que los consumidores adoptaran la consigna. La celebración que se popularizó está tan arraigada, que incluso en la pandemia por coronavirus, que golpeo duramente al sector comercial, supo sortear esos coletazos.
En 2023 los comercios de Malargüe, abocados al rubro de chocolatería y productos artesanales dulces, revalidaron que la estrategia de 1989 sigue siendo eficaz, aumentando las ventas y el target de las personas que se suman de diferentes maneras a la Semana de la Dulzura.
Daiana Galailena, de una fábrica de chocolates artesanales, indicó que las compras se centra en bombones y alfajores, aunque siempre están abiertos a sugerir cuales son los productos más adecuados para este tipo de consumidores. Una tendencia que va en alza es un nuevo maridaje: “las bandejas de chocolates y vinos”, explicaron.
A su turno Marcelo Aballay, propietario de otra chocolatería del departamento no dudo en afirmar que la Semana de la Dulzura “comercialmente ayuda” al sector, añadiendo que a las compras tradicionales, desde hace un tiempo también están “las tartas y tortas que se llevan grupos de compañeros a la oficina” para compartir en estos días.
Más adelante, y ante la consulta de SITIO ANDINO, sobre los impactos de la inflación en el rubro, dijo que a pesar de los aumentos “no fue motivo de recesión en las compras de la gente”.