Historias de vida

La historia de dos emprendedoras mendocinas que la pelean cada día

Con diferentes historias, dos emprendedoras contaron cómo salir adelante pese a las adversidades de una situación económica que no ayuda.

Por Florencia Rodriguez

“Resiliencia”, una palabra que últimamente se puede leer por todas partes. No es para menos, su significado refiere a una persona con mucha fortaleza y adaptación para enfrentar obstáculos desfavorables. La RAE la define como la “capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”. En ese contexto, quién no quisiera ser resiliente, sobre todo, en esos días en los que parece imposible salir adelante.

Y aunque Marina García y Mónica Pintos no se conozcan las une esa característica: la resiliencia. Dos emprendedoras mendocinas con vidas completamente diferentes pero con las mismas ganas y energía para sobreponerse al día a día. Esta es la historia de ellas y, al final, los datos para contactarlas.

Marina tiene 45 años, tiene cuatro hijos, vive junto con las dos más chicas- una de 17 años y la menor, de 7 años- en el loteo Giamportone de Puente de Hierro, en Guaymallén. En el patio de su casa, levantó con sus manos un taller donde se dedica a hacer objetos de todo tipo en cerámica: tazas, platos, mates, hay de todo en el emprendimiento que llama “Los cacharros de Marina”, como se la puede encontrar en Instagram, por ejemplo.

Marina emprendedora, entrevista, emprendedores
Marina García, una de las emprendedoras.

Marina García, una de las emprendedoras.

Pero eso no es todo, también trabaja en los galpones de empaque de ajo, aunque es un trabajo temporal que realiza desde septiembre hasta marzo. A partir de ahí, a rebuscársela, como quien dice. Aquí es donde entra la cerámica en su vida: “Nunca me imaginé que podría dedicarme a esto. Estudié en la escuela municipal que está cerca de casa y éramos varias, dos comisiones de 15 personas cada una. El problema era que como no había horno, nunca podíamos ver el producto terminado y todo quedaba en la escuela, sin terminar”, cuenta Marina.

Hasta que un día, el horno llegó a la escuela y finalmente, las alumnas pudieron aprender a dar el toque final a lo que creaban con las manos. “Yo soy pésima dibujando y pintando, en eso me ayuda mi hermana, Ángela (35). No tengo horno así que lo que hago es armar las piezas, las llevo a una señora que tiene horno, más tarde las busco, las pintamos, ponemos el líquido (cristal, le llaman) y las llevamos nuevamente para que vuelvan al horno y completar el proceso”, agrega.

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Claro que esto puede tomar días porque Marina no es la única que visita a su vecina por el horno, incluso, la dueña también los utiliza para sus trabajos. Además, “la primera ‘cocción’ lleva unas 6 horas, luego hay que esperar 12 horas más para que se enfríen las piezas y poder sacarlas. Después, las volvemos a llevar, no es mucho lo que sacamos por mes pero nos hace precio y nos queda cerca”, dice Marina, siempre sonriente.

El día arranca temprano, a las 7 AM ya está en el galpón de empaque donde realiza diversas tareas con el ajo, a veces, termina con las manos lastimadas o inflamadas pero eso no la detiene, sale a las 12 PM, deja a su hija menor en la escuela, busca a la adolescente, come algo y regresa a los galpones de 14 a 19hs.

Marina emprendedora, entrevista, emprendedores
Marina cuenta su historia en el taller donde trabaja con la cerámica.

Marina cuenta su historia en el taller donde trabaja con la cerámica.

“Cuando llego a casa (a la tarde), mi hija adolescente ya buscó a mi nena por la escuela. Me baño y me saco todo el calor del mundo del cuerpo", dice y se ríe con ganas. Y continúa: "reviso que hayan comido, las tareas y me vengo al taller a trabajar con la cerámica hasta la medianoche, a veces, más. Cuando tengo las piezas listas, busco a mi hermana y le digo: ‘hoy se pinta’ y ella viene, a veces, una de mis hijas ayuda, mi sobrina también. Es terapéutico para todas porque hemos atravesado situaciones difíciles y en ocasiones, ese impacto aflora”, cuenta García.

Marina trabaja con el ajo desde los 10 años, su familia siempre se dedicó a lo mismo. Incluso, a su lado, su hermana recuerda que desde pequeña la llevaban para no dejarla sola. Ella en los panificados y Marina en la cerámica encontraron otra fuente de ingreso que las une más, que disfrutan y las ayuda a lidiar con el estrés y todas las vicisitudes de la vida cotidiana.

Contacto para comprar o ayudar - Marina García

Instagram: @los.cacharros.de.marina

Celular: 261 7 156 196

"El sueño de Ángel", de Mónica Pintos

Por otro lado, Mónica acaba de cumplir 60 y en los últimos años ha recibido varios golpes: perdió hermanos, luego a su compañero de vida y hace casi dos años, a su nieta, Luján quien es la inspiración de su emprendimiento de muñecos y muñecas, “Sueño de Ángel”, en su homenaje.

Monica emprendedora, entrevista, emprendedores
Mónica Pintos, junto a sólo algunas de sus creaciones.

Mónica Pintos, junto a sólo algunas de sus creaciones.

Comenzó con la porcelana fría y luego tomó el camino de la muñequería, estudió, se capacitó y hoy es una experta en lo que hace. Quizás, 17 años atrás, cuando hizo su primera muñeca para su hija- que en ese momento tenía 3 años- no imaginaba que este emprendimiento la “salvaría”, como ella misma dice. “Era su cumpleaños y le hice una muñeca, fue la primera vez. Ahora, el 1 de enero, mi hija ya cumple 20 años”, cuenta en referencia a Agustina, con quien comparte los días en su casa de Carrodilla.

“Agustina estaba preparándose para estudiar Medicina pero dejó para salir a trabajar y yo estoy con el emprendimiento, me hacen pedidos por Facebook y también doy clases a unas señoras que, a veces, en lugar de pagar con dinero, me dan retazos de tela. Lo tomo y lo agradezco porque la materia prima para los muñecos que hago no son nada baratos, ni los hilos, ni las agujas, mucho menos el relleno. Por eso, siempre viene bien y así vamos, en el día a día”, señala.

“La muñequería me salvó realmente, es un escape, es terapéutico, amo lo que hago y le dedico mi tiempo y amor”, suma en referencia a las pérdidas que sufrió en su vida y mientras recuerda la innumerable cantidad de veces en las que caminaba por la orilla del Río Mendoza para aprender y capacitarse en lo que hoy es su principal fuente de ingreso.

Monica emprendedora, entrevista, emprendedores
La historia de Mónica con la muñequería comenzó con el cumpleaños de su hija y una revista.

La historia de Mónica con la muñequería comenzó con el cumpleaños de su hija y una revista.

“La primera muñeca que hice para mi hija fue siguiendo los lineamientos de una revista que había en casa, luego estudié y recibí mi diploma. Me dedico a esto pero no es fácil porque a veces, con los costos que demanda cada producto, no los recuperas con las ganancias, realmente, a veces me siento mal cuando tengo que ponerle el precio al producto que termino. Muchas personas te dicen que se los rebajes, una por ahí lo hace pero luego hacés las cuentas y no te cierran, te quedas sin marco de ganancia y cuando vivís de esas ventas, es difícil”, cierra.

Monica emprendedora, entrevista, emprendedores

Así como Marina necesita un horno para cocinar sus productos en cerámica, Mónica recibiría con agrado una máquina de coser para poder seguir trabajando y dando clases. Ambas, recibieron una ayuda económica de Economía Social, que lidera Lorena Meschini, que vino bien para comprar materia prima, pero falta y toda ayuda- desde compra de productos hasta donaciones- ayuda para que las dos- ejemplos de resiliencia- puedan seguir abriéndose paso en el día a día.

Contacto para comprar o ayudar - Mónica Pintos

Facebook: Monii Pintos

Celular: 261 6 150 521

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